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El fervor imparable, sumado a un día de sábado soleado (aunque con viento), dan como resultado una plaza de la Virgen abarrotada para seguir admirando ... el cadafal de la Geperudeta en su cuarta jornada desde que los vestidores terminaran su trabajo en la noche del 18 de marzo con la entrega del último ramo de claveles. Si la lluvia no fue capaz de apagar la devoción, menos aún lo hace el paso de los días en los que la Virgen de los Desamparados, con su homenaje a las víctimas de la dana, ha seguido recibiendo la visita de miles de valencianos y turistas. «Es espectacular», asegura Inés, que ha venido desde Cullera con su hija.
Las peticiones y las promesas no cesan y se combinan con una tradición que trasciende lo religioso. Entre los que han acudido a la plaza se encuentra Damián, que, como cada año, mantiene su cita con la patrona. «Pues yo voy todos los años con mi pareja, por tradición personal nuestra y porque, al final, soy fallero y muchos años no veo el manto completo cuando hago la Ofrenda», cuenta este joven valenciano, que admite rezar a la virgen pese a considerarse no practicante. «Aunque es un poco contradictorio porque no somos creyentes practicantes, pues aprovechamos para pedir cosas, que no está de más», reconoce. Su petición, sin embargo, es siempre la misma: «Le he pedido lo de siempre, salud y que todos los seres queridos estén bien».
No solo los vecinos de la capital se acercan estos días a la Virgen. La devoción —o, en algunos casos, la curiosidad y la tradición— mueve a personas de toda la provincia. Inés y Lola, madre e hija, han viajado desde Cullera para no perderse el momento. «No vengo tanto por fervor, porque no soy religiosa, sino por hacer algo diferente con mis hijos pequeños», explica Lola. Su madre, en cambio, sí siente una conexión especial con la Virgen: «Yo sí soy devota de la Geperudeta. No vengo todos los años porque, al estar en Cullera, me queda un poco lejos, pero este año me he apuntado aprovechando que venía mi hija».
El ambiente en la plaza refleja la mezcla de emociones que despierta la imagen de la Virgen. Para algunos, es un acto de fe inquebrantable; para otros, una tradición familiar o un símbolo de unión con la ciudad. Además, con la mejora del tiempo tras varios días de inestabilidad, se espera una gran afluencia de visitantes a lo largo del fin de semana. El hecho de ser sábado facilita que muchas personas que no han podido acercarse entre semana lo hagan ahora, antes de que la patrona sea retirada el próximo lunes.
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