Una de las primeras cosas que hizo el vicepresidente segundo de la Generalitat y conseller para la Recuperación, Francisco José Gan Pampols, a la ... hora de comprometerse con el cargo, fue asegurar que no llegaba para hacer milagros, y que la vuelta a la normalidad llevaría su tiempo. Los políticos en sus declaraciones -ya sea sobre las ayudas, obras de reconstrucción y demás medidas para combatir al emergencia- no renuncian al discurso de pedir paciencia a los afectados, fruto de la magnitud de la situación. Pues bien, paciencia es lo que deberán tener las comunidades de propietarios para recuperar el funcionamiento de sus ascensores. Sólo 3.000 de los 7.600 elevadores dañados tras la dana funcionan 88 días después. Y es que hay fincas a las que se les ha avisado que la reparación puede tardar hasta un año.
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Según los datos ofrecidos por la Asociación de Empresas de Ascensores de la Comunidad Valenciana (ASCENCOVAL), de un parque total de 28.553 ascensores y montacoches en las zonas afectadas, estimamos que más de 7.600 se han visto afectados de forma leve, grave o muy grave. De ellos, aproximadamente 4.660 ascensores siguen fuera de servicio tras la riada. Sin embargo, el presidente de ASCENCOVAL, Emilio Carbonell, asegura que esta cifra «disminuye cada día gracias al intenso ritmo de trabajo y a los numerosos recursos dedicados para reparar los ascensores lo antes posible por parte de nuestras empresas».
Según la asociación, hasta la fecha ya se ha finalizado la evaluación de los daños de todas las máquinas que pudieron resultar afectadas durante la catástrofe. En este sentido, desde ASCENCOVAL se asegura que ya se han llevado a cabo cerca de 3.000 reparaciones. Además, la patronal indica que en comunidades con más de un ascensor, tratan de ofrecer una reparación parcial -es decir, de sólo uno de los elevadores- para poder restablecer cuanto antes el servicio en todas las comunidades posibles.
Por otro lado, Emilio Carbonell asegura que la gravedad de los daños es muy diversa, habiendo comunidades donde su elevador ha sufrido consecuencias leves, mientras que en otros casos no se ha corrido tanta suerte, A este respecto, el presidente de ASCENCOVAL señala que alrededor del 35% (2.500) de los ascensores presentan daños más graves, lo que complica significativamente su reparación, ya que puede llevar incluso a que sea necesaria su sustitución.
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Esto lleva directamente a pensar acerca de los costes que puede suponer para los vecinos la reparación de la maquinaria. En este sentido, se debe tener en cuenta que muchas de las comunidades todavía no saben nada acerca del Consorcio -alrededor de un 80% según la Generalitat-, por lo que es difícil hacer números sin conocer la indemnización a percibir. A este respecto, los gastos por las reparaciones menores pueden oscilar entre los 3.000 y los 5.000 euros. Desde ASCENCOVAL aseguran que el reemplazo completo de un ascensor puede superar los 60.000 euros, dependiendo del modelo y las características del edificio.
En cuanto a los plazos, Carbonell señala que, «en los casos más sencillos, las reparaciones pueden completarse en pocas semanas. No obstante, las situaciones más complejas, que incluyen reemplazos completos o dificultades de financiación, presentan plazos inicialmente largos». LAS PROVINCIAS ya ha sido conocedor de casos, como en la calle l'Horta 2, en Benetússer, donde les han informado que podría tardar un año. A este respecto, Carbonell indica que los plazos «aunque inicialmente largos, se están reduciendo gracias al incremento de recursos disponibles por parte de las empresas».
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Además, el presidente de ASCENCOVAL informa que se debe tener en cuenta que la situación en muchos edificios «impide poder acometer una intervención de las características que requiere una instalación o reparación de un ascensor en cuanto a medidas de seguridad, sobre todo». Carbonell afirmaba que el proceso para valorar dichos plazos es «complicado». Según el jefe de la patronal «cuanto más elevada es la afectación del ascensor, y con ello el presupuesto a asumir, se dificulta la toma de decisiones por parte de las comunidades afectadas.
A esto se suma la búsqueda de financiación y la incertidumbre respecto a qué parte asumirá el Consorcio. Una vez superados estos pasos, es necesario reunir materiales, que en muchos casos son componentes personalizados para cada instalación, lo que prolonga los tiempos. Los procesos de desmontaje y montaje de las instalaciones también son complejos, ya que implican manipular piezas de gran tamaño«. De hecho, desde ASCENCOVAL apuntan que existen piezas, como puertas, pistones o cabinas, que deben fabricarse a medida debido a la diversidad de instalaciones existentes. Esto implica que el proceso, desde la recopilación de datos hasta la instalación, sea complejo y requiera una atención minuciosa para evitar errores y riesgos que comprometan la seguridad de las instalaciones.
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En definitiva, nada es sencillo cuando uno se encuentra en una situación de emergencia. «En un año se instalan una media de 1.500 ascensores en la provincia de Valencia, y en estos momentos hablamos de acometer la sustitución de cerca de 2.500», afirma Carbonell, quien añade, «a pesar de que las empresas instaladoras y conservadoras de ascensores hemos reforzado nuestros recursos y hemos realizado un llamamiento a empresas de otras Comunidades que han respondido favorablemente, nos encontramos con un volumen de actuaciones muy superior a los profesionales cualificados disponibles para acometerlas». A este respecto, desde ASCENCOVAL tratan de formar y convalidar el mayor número de técnicos posibles, mediante la puesta en marcha de cursos para obtener 'Certificados de Personalidad': «El objetivo es que haya suficiente personal disponible para atender la demanda».
La falta de personal, además, se agravó porque muchas de las entidades trabajan desde las zonas afectadas, según asegura Carbonell, quien se siente orgulloso porque el sector acelera los ritmos de trabajo: «Hasta ahora, se han realizado más de 3.000 reparaciones y 8.000 valoraciones, un volumen de trabajo significativo que refleja el esfuerzo del sector. A pesar de la alta carga de trabajo, el ritmo está aumentando, y esperamos que para el verano la mayoría de las instalaciones estén reparadas».
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Como bien apunta Carbonell, la lentitud de las indemnizaciones por parte del Consorcio podría retrasar aún más los plazos, puesto que muchas comunidades no pueden hacer frente a las reparaciones si no saben todavía con cuánto dinero se les compensar. A este respecto desde el Colegio de Administradores de Fincas de Valencia, su presidente, Sebastián Cucala pidió celeridad en los pagos: «Prácticamente todas las comunidades tienen que adelantar el pago a los proveedores para poner llevar a cabo las reparaciones, lo que les está obligando a solicitar créditos bancarios para poder hacer frente a esos gastos».
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