![Profesionales de los servicios de Emergencias luchando contra las llamas, el pasado domingo.](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202108/16/media/cortadas/Imagen%201440137492-RvZT6T7RLif1ykEFNGaQ3dJ-624x385@Las%20Provincias.jpg)
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El incendio forestal de Azuébar, el peor de la campaña estival en la Comunitat, ha arrasado 420 hectáreas, 220 incluidas en el parque natural de la Sierra de Espadán. Tras quedar controlado ayer a las dos de la tarde, llega el momento de hacer las primeras valoraciones de los daños, que son cuantiosos al afectar a un espacio con gran valor medioambiental y también turístico perteneciente a los términos municipales de la citada localidad, de Soneja y de Almedíjar.
«Las imágenes cuestan de asimilar», explicaba ayer Jessica Miravete, alcaldesa de Azuébar. «Estamos enclavados dentro del parque natural, el paraje que tenemos al abrir las ventanas era completamente natural, y ahora desde cualquier calle del pueblo sólo se ve monte calcinado», ejemplificaba al ser preguntada por el escenario que se encontraron los vecinos al retornar a sus viviendas tras el desalojo, decretado en la madrugada del sábado al domingo. «Hemos vivido una sensación agridulce, en el sentido de que deseábamos volver a nuestros domicilios tras la incertidumbre de no saber qué nos íbamos a encontrar tras dejar el pueblo con las inmediaciones envueltas en llamas, y lo cierto es que las imágenes son muy duras», añadió.
Respecto a la zona calcinada, destacó que la pérdida de parte del término municipal «es muy grande» y que las llamas han afectado especialmente a la zona de la Boguera, donde abundan las rutas senderistas y de cicloturismo. «Nuestros montes son nuestro mayor patrimonio», sentenció, antes de confirmar que el fuego no llegó al paraje de la Mosquera, donde se conserva uno de los mayores alcornocales del litoral mediterráneo.
Por último, avanzó que desde el Ayuntamiento solicitarán «todas las ayudas que estén a nuestro alcance» para recuperar la zona y que ya se ha citado con el director del parque natural para tratar las estrategias de recuperación, si bien asumió que será un proceso «largo y duro».
El incendio también ha cambiado las vistas de Soneja, donde las llamas incidieron en la zona forestal recayente al norte. El alcalde de la localidad, Benjamín Escriche, explicó a LAS PROVINCIAS que el término municipal se sitúa en la zona de afección del parque, aunque no dentro de su ámbito, si bien buena parte del mismo forma parte de la Zona de Especial Protección para las Aves (Zepa) vinculada a la Sierra de Espadán, y por tanto, afectada por el avance de las llamas.
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Soneja fue la localidad donde se refugió la mayor parte de los 300 residentes y visitantes de Azuébar tras el desalojo del pueblo, por lo que Miravete quiso agradecer la acogida, «como si fuesen de su propia familia», al igual que en otras localidades de la comarca, tal y como recogió la agencia Europa Press.
El incendio forestal, declarado el sábado sobre las 20 horas y cuyo origen se sitúa en la caída de un rayo, quedó estabilizado a primera hora de ayer. Es decir, los servicios de emergencias consiguieron que el fuego no rebasara las líneas de control establecidas en los diferentes frentes. Como explicó el secretario autonómico de Emergencias, José María Ángel, la situación meteorológica ayudó a dominar el fuego durante la madrugada del domingo al lunes gracias a la caída de las temperaturas y a la elevada humedad. Situación diametralmente opuesta a la del día anterior, cuando las fuertes rachas de viento y las altas temperaturas, de más de 40 grados, provocaron que las llamas se descontrolaran cuando estaban a punto de ser perimetradas.
Como explicó el diputado delegado del Consorcio Provincial de Bomberos de Castellón, Abel Ibáñez, pese a declararse el incendio poco antes de la puesta de sol, lo que limitó a tres las descargas de los medios aéreos, los servicios terrestres consiguieron rodear las llamas el mismo sábado, quedándose a apenas 30 metros de cerrar el cerco «cuando un cambio brusco de temperatura y fuertes vientos de poniente originaron una estampida de fuego y se descontroló», señaló, en declaraciones también recogidas por Europa Press.
El último balance facilitado ayer por el servicio de Emergencias de la Generalitat Valenciana establecía que el área quemada se sitúa en 420 hectáreas, 220 de ellas de parque natural. La diferencia respecto a las 500 estimadas en las horas previas se explica tras descontar las islas de vegetación y zonas de cultivo que no se han visto afectadas. Desde el 112 añadieron que por la tarde ya no había puntos calientes en todo el perímetro y que cuatro unidades de bomberos permanecían vigilando la zona.
En cualquier caso, José María Ángel explicó que las labores de extinción todavía se pueden prolongar varios días y que aún preocupa el interior de la zona afectada. Además, pidió prudencia a los vecinos, evitando acercarse por el «efecto curioso» y solicitando que circulen con precaución por las carreteras próximas al haber máquinas trabajando.
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