Los responsables de los centros se tienen que multiplicar para sacar adelante su quehacer diario, tanto el inherente al cargo (dirección, secretaría o jefatura de estudios) como el sobrevenido debido a la pandemia, que es ingente y ha cobrado todo el protagonismo. La carta enviada a la conselleria, firmada por 259 miembros de equipos directivos de 172 centros públicos (básicamente de Infantil y Primaria), da cuenta de la situación.
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Aunque su formación se centra en el magisterio se ven abocados a realizar labores sanitarias, rastreos, compras de material específico sin ser especialistas, tareas informáticas e incluso de contabilidad y fiscalidad en algunos casos. La misiva pretende dar un toque de atención, alertar de disfunciones y plantear soluciones que permitan mantener la actividad sin agotar a los responsables, como más medios, eliminación de trabajos superfluos, mejoras en los protocolos y una formación adecuada y compatible con el cargo. «Sólo queremos ver la luz en una cueva oscura», dice el escrito.
LAS PROVINCIAS ha contactado con varios equipos directivos para que desde el anonimato trasladen situaciones concretas que les afectan. Coincide una crítica: la asunción de labores impropias y la carga de trabajo.
«La figura del coordinador covid puede suponer dedicarle dos o tres horas al día cuando se notifica un caso», explica el secretario de un instituto de una ciudad del área metropolitana.
«Cuando sale un positivo tienes que rellenar unos anexos que llevan su trabajo, indicar todos los contactos del alumno, por lo que tienes que hablar con él para que te diga con quién ha almorzado en los últimos dos días, con quién se ha juntado o quién se sentaba a su lado en el aula, y luego contactar con todos para avisarles. A los coordinadores no les dan horas, es un trabajo extra no reconocido. Con la responsabilidad que supone», lamenta.
«La comunicación con Salud Pública (cada centro tiene asignado un departamento) es lenta. Han llegado a tardar en contestar cuatro o cinco días para confirmar confinamientos en un aula, así que es el equipo directivo el que tiene que asumir la decisión preventivamente hasta que se ratifica. Si esperamos existe riesgo de contagio», continúa.
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La crítica coincide con uno de los puntos de la carta, que también incide en la falta de pruebas PCR (con alumnos que se incorporan tras diez días de cuarentena sin ninguna confirmación) y en la necesidad de actualizar los protocolos, que datan de principios de curso pese a que la situación es bien distinta. Por ejemplo se pide que el concepto de contacto estrecho sea más restrictivo.
El director de uno de los colegios firmantes pone el acento en la «preocupación» derivada de asumir labores ajenas, como la adquisición de material sanitario y de desinfección. «Tengo que comprar mascarillas para el centro a un proveedor del que me tengo que fiar porque no soy especialista en la materia. Sería más lógica una adquisición centralizada desde la conselleria, o que al menos nos diera una lista de proveedores acreditados», dice.
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También ha tenido que lidiar con los problemas de la actualización de Ítaca (el programa informático de gestión ) y la caducidad de un complemento -«tuve suerte y lo pude solventar pronto, pero ha habido centros que han estado varios días sin poder acceder»- y cree mejorable la organización de la formación para coordinadores covid.
«El último módulo se ha planteado entre las 13 y las 15.30 horas, cuando tienes que asumir otras tareas del cargo: reuniones de ciclo o con el equipo directivo, comedor, comisiones de coordinación pedagógica o inicio de talleres en los centros con jornada continua, por ejemplo. Hay días en que no tienes tiempo ni para comer. ¿Por qué no lo hacen en horario lectivo, o cuelgan la ponencia y se hace la formación cuando se pueda?», se pregunta.
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«Tras la Navidad en nuestro centro (área metropolitana) coincidieron positivos y varios confinamientos y no teníamos personal suficiente para mantener el aislamiento de un par de grupos», lamentan desde un equipo directivo distinto. Aunque la crisis duró dos días -«los sustitutos llegaron pronto»-, el ejemplo da idea de otro de los problemas que recoge la misiva: sin manos suficientes son otros profesionales del colegio los que deben hacerse cargo de los alumnos que siguen acudiendo, contraviniendo el plan de contingencia.
Esta cuestión fue planteada ayer por el sindicato Anpe en el Foro Educativo Valenciano, en el que volvió a exigir criterios concretos para determinar el cierre puntual de aulas. En los mismos términos se expresó CC.OO. PV, que también reclamó agilidad en la cobertura de bajas y mascarillas Fpp2. Csif, por su parte, insistió en la creación de un permiso especial para docentes cuyos hijos se ven afectados por un confinamiento.
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