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Taxista Una conductora en su jornada laboral en Valencia. Iván Arlandis
Mascarillas en el transporte público: hasta cuándo serán obligatorias | Taxistas hartos de la mascarilla

Taxistas hartos de la mascarilla

Pandemia. El sector del transporte es uno de los pocos que aún cuentan con restricciones, lo que causa descontento de trabajadores y conflictos con pasajeros

ELENA GARCÍA

Martes, 30 de agosto 2022, 13:41

Con el paulatino desvanecimiento de las restricciones cada vez quedan menos medidas sobre las que debatir, pero una cuestión sigue abierta: ¿Cuánto tiempo falta para que podamos viajar sin mascarilla?

Si dependiese solo de los taxistas la respuesta sería muy sencilla. «Que la quiten ya. Es una incongruencia total que estemos recogiendo clientes que vengan de discotecas o de reuniones de trabajo y les tengamos que decir que se pongan la mascarilla», denuncia el presidente de la Federación Sindical de Taxis de Valencia, Fernando del Molino. «Salvando que la seguridad es siempre lo primero y teniendo en cuenta que nos están comunicando que el Covid está bastante estabilizado, lo que entendemos es que esta medida tiene fines económicos. Es hora de dar un paso más», añade Ismael Arráez, el presidente de la Asociación Gremial Provincial de auto-taxis de Valencia.

Este paso del que habla Arráez es el que acaba de dar Portugal. Tras más de dos años de obligatoriedad nuestros vecinos despiden las mascarillas en el transporte público. Además la prenda también se retirará en las farmacias, y tan solo se mantendrá en los centros sanitarios y en las residencias de ancianos.

En España en cambio seguiremos arrastrando esta medida, siendo una de las últimas vigentes. La 'nueva normalidad' cada día se establece más entre nosotros y quedan lejanos los días en los que el toque de queda y los límites de aforos marcaban las rutinas. Se palpa una saturación generalizada hacia las restricciones, pero también una confusión sobre lo rápido que un virus que ha causado tantas muertes parece caer en el olvido. Por ahora la ley establece el uso obligatorio de la mascarilla en el transporte público. Como siempre, hay gente tanto a favor como en contra, pero el mayor descontento se concentra en el sector de los taxistas donde tanto conductores como pasajeros deben siempre cumplir dichas medidas. «El taxi al final es algo más personalizado y no entras en contacto con tanta gente como en otros medios de transporte», explica Arráez. La incomprensión del sector nace de la falta de lógica que ven detrás de la medida, ya que normalmente en un viaje transportan a gente de un mismo entorno que está en contacto a lo largo del día sin mascarilla. «Hicimos una propuesta a la Conselleria de que no sea sancionable y que dependa de los ocupantes del vehículo si la quieren llevarla o no, pero no nos han dado respuesta», comenta Arráez para recordar una iniciativa que ya tomaron meses atrás. Aunque también cabe destacar que sobre el uso de mascarillas en transporte público decide el Gobierno central.

Aún así el pertenecer a los pocos sectores que todavía cuentan con restricciones, les hace preguntarse a los taxistas porque ellos sí y otros no. Además, tener que obligar a todos los pasajeros a ponerse la mascarilla es una fuente de constante conflicto. «La multa ahora puede llegar hasta los 200 euros y lo que no queremos es que se convierta en una discusión con el cliente», detalla el presidente de la asociación. Por otro lado Molino añade que los turistas son los que más problemas han generado a lo largo de todo el verano porque a que no se quieran poner la mascarilla «se suma el reto añadido del idioma que evita entenderte con gran parte de ellos». «Nosotros aconsejamos a los compañeros que lleven mascarillas extra para los pasajeros y que si se niegan a ponérsela no los recojan para ahorrarse problemas», cuenta el presidente de la federación.

El resto de medios de transporte también se enfrentan cada día a viajeros que se niegan a cumplir las medidas de seguridad. En Metrovalencia, por ejemplo, desde el 4 de mayo de 2020 hasta este agosto se han registrado por la falta o el mal uso de mascarillas más de 4000 incidencias, que ha llevado al desalojo de más de 1600 personas del tren.

El procedimiento con los infractores es muy simple. Primero se les recuerda que se pongan la mascarilla, si se niegan se les invita a que abandonen el tren y si siguen sin intenciones de colaborar se alerta a la policía. Aunque desde Ferrocarriles de la Generalitat Valenciana (FGV) aseguran que en la gran mayoría de los casos no se suele generar ningún conflicto. De hecho, reciben quejas en redes sociales de personas que cumplen las normas sobre la gente que no se pone la mascarilla en el transporte público. Además, que los pasajeros cumplan las medidas «depende mucho de la hora. No es lo mismo un lunes cuando la gente va a trabajar, que un viernes a las tantas de la mañana cuando los jóvenes vuelven de fiesta», explican desde FGV.

En Renfe la situación es muy similar. «Siempre hay algún viajero que no la lleva pero se suele gestionar bien. Se han dado casos de personas que para no tener que abandonar el tren piden una mascarilla a otros pasajeros», comentan. Aquí también han tenido quejas sobre gente que intenta viajar sin mascarilla, pero sobre todo ha sido en el mismo tren donde viajeros se han acercado al interventor a denunciar la situación.

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