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Coches siniestrados en el segundo sótano de un bloque residencial situado en la avenida Rambleta de Catarroja. ADOLFO BENETÓ
Dana en Valencia

El terror de vivir sobre un garaje inundado en Catarroja

Un centenar de vecinos de una finca que todavía tiene un sótano lleno de lodo, atemorizados tras el derrumbe de Benetússer: «Cada día tenemos miedo a perder nuestro hogar»

Pablo Alcaraz

Catarroja

Martes, 21 de enero 2025, 00:32

«Cada día tenemos miedo a perder nuestro hogar», relata Carlos Cánovas, un vecino de Catarroja que vive en una finca que todavía tiene una planta de garaje inundada de barro. Camino de cumplirse tres meses de la devastadora riada del pasado 29 de octubre, en las entrañas de algunos edificios de la zona cero hay que contener la respiración y no sólo para evitar inhalar gases tóxicos desprendidos por las aguas fecales mezcladas con el lodo. Los sótanos en los que el fango permanece estancado 90 días después de la catástrofe se han convertido en un reguero de humedad y miedo a un posible derrumbe, un temor que se ha extendido entre los residentes como Carlos tras la reciente tragedia de Benetússer que, por ahora, se ha saldado con un muerto y un herido.

Dar dos pasos en firme en las arenas movedizas en las que se ha transformado el subsuelo de uno de los edificios de la avenida Rambleta de Catarroja es casi imposible. En la segunda planta del garaje, donde todavía no se ha llevado a cabo ni la limpieza ni la desinfección, una treintena de coches siniestrados flotan entre suciedad. «El ambiente está muy crispado porque ya no es sólo el miedo de sufrir alguna lesión, sino el de vivir con la incertidumbre de que van pasando los días y seguimos igual», explica Carlos que emerge ataviado con botas de agua y mascarilla de la oscuridad de la «gruta» en la que ha quedado convertido su aparcamiento.

Este residente de Catarroja ha perdido un coche nuevo de edición limitada que había comprado apenas cuatro meses antes del desastre: «El capricho de mi vida...», lamenta Carlos que ha solicitado todas las ayudas habidas y por haber y que ha tenido que comprarse una moto para resolver los problemas de movilidad generados por la pérdida del turismo.

Dentro del garaje de avenida de la Rambleta, en Catarroja.

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Dentro del garaje de avenida de la Rambleta, en Catarroja. Adolfo Benetó

Ante el temor de un posible desmoronamiento del bloque, Carlos comenta que hace dos meses efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) realizaron una primera inspección ocular de los estacionamientos subterráneos. Dijeron que, por el momento, la estructura aguantaría. Sin embargo, no fue hasta la semana pasada cuando los militares terminaron la extracción de lodo de la primera planta del subsuelo. No fue fácil pues tuvieron que derribar todos los trasteros. No obstante, el personal de la UME, consciente del ritmo de limpieza de inmuebles, emplazó hasta marzo para que el segundo sótano aún hoy inundado estuviera limpio por completo. En el diagnóstico de aquel entonces, no se tuvo en cuenta que el fango continuaría estancado en el nivel -2 casi 90 días después: «Nos lo tomamos como una exageración, pero, visto lo visto, no lo era tanto».

A pesar de que la estampa de los cimientos de esta finca catarrojense es digna de un derrumbe mediante fuego de zapadores, los vecinos aseguran que ningún perito se ha pasado por el lugar más allá tras la evaluación de la UME. Esta versión contrasta con algunas manifestaciones efectuadas por la cuenta del PSOE-Catarroja, partido al que pertenece la alcaldesa Lorena Silvent, en la red social Tik Tok. Allí, la formación del gobierno municipal asegura que «todas las estructuras han sido revisadas» así como que en caso de detectarse alguna anomalía, los profesionales del Instituto Valenciano de la Edificación se harían cargo de estudiarla.

Carlos junto al ascensor destrozado, un carro flota sobre aguas fecales en el segundo sótano de la finca y un voluntario del Grupo Balear de Rescate comprueba el estado de los pilares. ADOLFO BENETÓ
Imagen principal - Carlos junto al ascensor destrozado, un carro flota sobre aguas fecales en el segundo sótano de la finca y un voluntario del Grupo Balear de Rescate comprueba el estado de los pilares.
Imagen secundaria 1 - Carlos junto al ascensor destrozado, un carro flota sobre aguas fecales en el segundo sótano de la finca y un voluntario del Grupo Balear de Rescate comprueba el estado de los pilares.
Imagen secundaria 2 - Carlos junto al ascensor destrozado, un carro flota sobre aguas fecales en el segundo sótano de la finca y un voluntario del Grupo Balear de Rescate comprueba el estado de los pilares.

Por si las grietas de humedad que carcomen los pilares del garaje o las abolladuras provocadas por los choques de los vehículos tras la virulenta entrada de agua no fueran destrozos suficientes, un voluntario del Grupo Balear de Rescate quiso demostrar la presencia del riesgo de desmoronamiento rozando el filo de una navaja sobre el revestimiento de las paredes. Efectivamente, los materiales que aislaban el esqueleto de hormigón cedían como si de mantequilla se tratase. Es por ello que el rescatador instó a los residentes a denunciar los hechos para que acudiera de inmediato un experto a extraer muestras y examinar el grado de estabilidad.

A Carlos también le preocupa mucho la tardanza en las tareas de limpieza y desinfección de los garajes como el suyo puesto que en alguna publicación del citado perfil de Tik Tok del PSOE de Catarroja se les deja caer a los vecinos indignados con la demora la posibilidad que sean ellos mismos quienes costeen la desinfección de su propio bolsillo: «Las comunidades no tienen por qué esperar, pueden contratar a la empresa que consideren directamente o a través de sus seguros».

Según este vecino, los precios para hacerse con los servicios de camiones cuba se han duplicado, pasando de 3.500 o 4.000 euros a 8.000 u 8.500 euros por vehículo. «Hay algunas compañías que están haciendo demasiado negocio y, para extraer lo que queda, hacen falta no sólo una cuba sino decenas de ellas», denuncia Carlos que también pone énfasis en que las aseguradoras no sufragan la integridad de los costes, recayendo la otra mitad del importe sobre los afectados. «Después habrá que contratar otra empresa para que saque los coches, otra para que limpie... Es imposible que una familia con dos sueldos y sin préstamos pueda pagar todo eso», expone.

La cabina del ascensor del bloque ha quedado reducida a un habitáculo fantasmagórico que genera muchos dolores de cabeza a la comunidad de residentes. Carlos critica que el Consorcio de Seguros pague las reparaciones de los ascensores en lugar de las sustituciones de los mismos: «Si queda alguno que se pueda reparar es un milagro», comenta con sorna. Y es que no es que los engranajes estén rotos, es que la estructura entera está «arrancada» por lo que «hay que montarlo todo de cero, no se puede aprovechar nada». Su abuela vive en otra de las fincas más afectadas de Catarroja por este problema, la semana pasada bajó por primera vez a la calle tras la riada y Carlos asevera que muchos ancianos «viven encerrados» y necesitan de la ayuda de sus vecinos al no poder bajar escaleras.

Visto lo visto, Carlos entiende que muchos inquilinos de la finca, que ocupa toda una manzana, hayan decidido marcharse de allí. «Los niños no tienen escuela a la que ir, no pueden salir a la calle, ven coches destrozados, gente llorando... ¿Qué recuerdo les vas a dar?», expresa con pesar sobre la situación de los más pequeños. Por no hablar, claro está, de los problemas de salubridad que sufrió en sus propias carnes durante los primeros días. El residente confiesa que por la noche se levantaban a vomitar por culpa del olor a podredumbre del almacén de un supermercado que tienen situado en la planta baja: «No se podía ni respirar», resume. Actualmente, esto ha sido sustituido por los problemas derivados de la humedad: «Hace más frío en mi casa que en la calle».

Garajes por limpiar

La Diputación de Valencia, institución encargada de gestionar las segundas y terceras plantas de aparcamiento subterráneos mediante las empresas especialistas subcontratadas, mantiene pendientes de limpieza y desinfección 49 garajes a fecha 19 de enero. Según el mapeo efectuado por el ente provincial, en Catarroja todavía faltan 11 aparcamientos por empezar estas labores, tiene programadas acometerlas en 27, en 16 los trabajos ya están iniciados, ocho se encuentran en fase de retirada de lodo coches y enseres, uno en la etapa de desinfección y 7 ya han sido finalizados. Fuentes de la corporación provincial aseguran que la previsión es haber culminados todas las actuaciones del 'Plan Lodo Cero' el próximo 31 de enero, es decir, dentro de diez días.

Por su parte, desde la Conselleria de Emergencias resaltan que se ha finalizado la limpieza y extracción de lodos de 817 sótanos, se trabaja en 47 y restan por abordar otros 20. Cabe recordar que la Generalitat y los medios de apoyo militar como la Unidad Militar de Emergencias (UME) o las unidades de refuerzo del propio Ejército tienen encomendado acabar con el barro sólo en los garajes de las plantas 0 y -1.

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