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A. t.
Alzira
Lunes, 13 de noviembre 2017
Victorita todavía no puede creer lo que ha pasado en Alzira. Está viviendo un infierno porque su marido le ha arrebatado lo que más quería en su vida, su pequeña de dos años. «Mi hermana dedicaba su vida a la niña», ha comentado su hermana Manuela durante la concentración en Alzira en repulsa de este asesinato, en la mañana de este lunes. Un comentario que repiten todas las personas que conocen a esta joven de 24 años.
«Ella estaba enamorada de su hija. En el trabajo no hablaba de otra cosa que no fuera su hija. En los descansos siempre enseñaba fotos, nos decía lo inteligente que era, cómo se portaba», explica una de sus compañeras de trabajo también consternada por lo sucedido.
Y es que desde hacía dos años, cuando había nacido su niña, Victorita se había centrado en su cuidado y en darle todo el cariño posible. Una madre dedicada que ante todo quería protegerla y por eso no se planteaba rehacer su vida pese a los problemas que tenía con su marido y padre de su hija.
«Nos decía que cuando se separara no iba a rehacer su vida porque no quería que ofendieran a su hija», ya que tenía miedo de que si tenía otra pareja le pudiese hacer algo malo a la pequeña, recuerda una de sus amigas. El estrés del proceso de separación le había hecho perder algunos kilos, añadieron sus allegados.
Sin embargo, el mayor daño posible a la menor se lo hizo en la tarde del domingo su propio padre en su casa sin que nadie pudiera ni imaginar de lo que era capaz este hombre de 28 años que continúa detenido.
Los familiares y allegados del matrimonio conocían la mala relación que existía desde hacía meses entre la pareja pero no pensaban que se podía dar este desenlace tan trágico.
«Él siempre decía que amaba a la niña, a mi hermana sí que la amenazaba pero con la pequeña se comportaba bien, decía que la amaba», manifiesta la tía entre llantos.
Una declaración que contrasta con los hechos y con lo que relataban las compañeras de Victorita que aseguraban que ella era la que se encargaba de todas las cosas relacionadas con la pequeña y que el padre de la menor se desentendía de su atención.
«Mi hermana está acabada, terminada», comenta Manuela, ya que el deseo de esta mujer era poder divorciarse de su marido y empezar una vida tranquila junto a su hija.
Ahora Victorita se encuentra junto a sus amigos y familiares que la están apoyando en este momento tan duro.
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