![La promesa de dar el título C1 de valenciano al acabar el Bachillerato cae en el olvido](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/07/05/Imagen%20(181978228)-RVqcMDmPa2y0ahQeCEfoCyH-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Los alumnos cursan al menos dos o tres asignaturas en valenciano desde 1º de Primaria hasta Bachillerato, incluyendo la de lengua y literatura. Doce años seguidos sin contar Infantil, donde no hay materias pero sí es necesario que, como poco, seis horas semanales de clase ... se den en la lengua autonómica. Y es un mínimo, es decir, son centenares los centros que incrementan su presencia, hasta casos, muchos casos, en los que supone el 60% de las horas lectivas de la enseñanza obligatoria. Sin embargo, cuando acaban sólo pueden conseguir directamente un certificado intermedio, un B1, pero no se les considera usuarios competentes. Ni siquiera a los estudiantes que han tenido la mayor exposición.
En el plazo de una década han sido varios los intentos del Consell por mejorar la acreditación automática de idiomas, también en el caso del inglés, pero todas han pinchado en hueso. El último es el que establecía en el mejor de los casos un certificado oficial de C1 de valenciano para los estudiantes que al terminar Bachillerato obtuvieran en 1º y en 2º al menos un siete sobre diez en la asignatura. Un notable.
La convalidación debería haberse aprobado durante el primer semestre de este año gracias al decreto de reconocimiento de la competencia lingüística por homologación de estudios. Incluso tenía efectos retroactivos, permitiendo beneficiarse a aquellos que cumplieran los requisitos desde el curso 2021-2022.
Formaba parte del acuerdo alcanzado entre las consellerias de Educación y Administración Pública para fijar el requisito lingüístico para optar a una plaza de funcionario presentado en noviembre de 2022. Básicamente se equiparaba la exigencia de acceso con el nivel que se podría obtener tras superar estudios no universitarios. Es decir, sin la necesidad de hacer pruebas de acreditación, como las de la Junta Qualificadora (JQCV).
Así, el C1 sería necesario para optar a una plaza de las categorías funcionariales más altas, A1 o A2; el B2 para ingresar en la escala B o la C1 -en el ámbito educativo se conseguiría aprobando la asignatura de Valenciano los dos cursos de Bachillerato, con un cinco sobre diez-; y el B1 se exigiría para entrar en la C2, y lo obtendrían los que superaran la materia entre 1º y 4º de la ESO.
Desde Educación señalan que el proyecto de decreto ya podría enviarse al pleno del Consell para su aprobación, aunque destacan que la otra pata del acuerdo, la fijación del requisito a los funcionarios por parte de Administración Pública, no está tan avanzada, y el pacto pasaba por su entrada en vigor de manera paralela. Así, todo quedará supeditado al criterio del nuevo Consell.
En septiembre de 2013, el Consell dirigido por Alberto Fabra presentó una iniciativa parecida aunque centrada en el inglés, de manera que los alumnos que acabaran la ESO podrían optar por conseguir un certificado B1 y los que hicieran lo propio con el Bachillerato aspirarían a un B2. Eso sí, a través de pruebas de nivel que organizarían los propios centros educativos. Aunque se anunció para el curso 2014-2015 la entrada en vigor de la Lomce y el cambio de gobierno en el verano de 2015 dieron al traste con la medida. Y es que el Botánico tenía sus propios planes.
El primer modelo lingüístico impulsado por PSPV y Compromís acabó anulado parcialmente en los tribunales. Y uno de los motivos fue su sistema de certificación automática. Los alumnos que terminaran la ESO tras haber estudiado con un programa intermedio (con las lenguas oficiales más o menos equilibradas entre asignaturas) tendrían el A1 de inglés y el B1 de valenciano. Y si lo hacían con uno avanzado (con la lengua propia con presencia mayoritaria) dispondrían de un A2 y un B2 respectivamente. En el caso de Bachillerato se llegaría a un B1 y un C1. La justicia vio discriminatorio que en los programas mayoritarios en castellano, llamados básicos y donde no se podía aumentar la carga de inglés como en los anteriores, no existiera esta posibilidad, obligando a estos alumnos a pasar por pruebas externas.
Servía para desarrollar la Ley de Plurilingüismo. Ya no se basaba en programas lingüísticos cursados, sino en el acumulado de horas lectivas en cada lengua durante la escolaridad. El certificado de valenciano máximo era el C1, siempre que hubieran recibido al menos 5.300 horas tras acabar el Bachillerato. Para el inglés se podía llegar como mucho al B1 (2.600 horas). Decayó cuando se anunció el acuerdo de 2022.
Se convalida un B1 de valenciano si se ha aprobado la asignatura lingüística durante tres cursos entre 3º de la ESO y 2º de Bachillerato o durante toda la Primaria y la ESO. No hay acreditación directa de inglés, sólo mediante pruebas. En la pública hasta un A2 y en la privada se puede llegar a un nivel superior mediante entidades acreditadas.
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