La tortura de ir en bus desde Valencia al área metropolitana

Trabajadores que vuelven cansados de su jornada, madres cargadas y con carrito de bebé, estudiantes, padres con sus hijos pequeños y personas mayores son los que viven esta situación día tras día en su travesía con las líneas de Metrobús, las cuales dan servicio a los municipios situados al otro lado del nuevo cauce del río Turia. Desde hace tiempo, viajar a Xirivella, Alaquàs, Aldaia o Barrio del Cristo es un suplicio, especialmente en verano, cuando las elevadas temperaturas hacen más evidente la antigüedad de la flota.

Tanto es así, que los usuarios respiran aliviados cuando, al menos, ven que suben a unos de los pocos autobuses nuevos que la empresa incorporó en los últimos años. «Se nota que son nuevos porque funciona el aire acondicionado», cuenta una de las pasajeras con destino Alaquàs. Sin embargo, lo más frecuente es encontrarse con autocares donde la refrigeración está estropeada, lo que se suma al hacinamiento propio de las franjas horarias con más tráfico.

«En el último mes he vivido dos averías que implicaron tener que esperar a otro vehículo para continuar el viaje», explica la misma joven, que lleva diez años transitando la misma travesía que califica de tortura. «Hace tres semanas, de camino a Bonaire, el bus en el que viajaba se desvió de su trayectoria en el Barrio del Cristo para llevarnos hasta otro vehículo nuevo, puesto que en el que íbamos no funcionaba el aire acondicionado y el calor era insoportable. Es fácil que cualquier persona más vulnerable pueda sufrir un golpe de calor o bajada de tensión así», cuenta la misma pasajera.

La segunda avería a la que hace referencia la joven ocurrió el pasado 5 de julio, cuando el autocar se quedó parado en mitad del puente que conecta Xirivella con Valencia. «Imagino que fue un problema con el motor. Estuvimos casi diez minutos ahí parados. En la siguiente parada nos bajamos todos y tuvimos que esperar otro bus», señala.

Aunque la espera de estas líneas –los números 160, 161 y 170– suele oscilar entre 15 y 25 minutos, en no pocas ocasiones sobrepasan los 40 minutos –incluso, hasta una hora– en el caso de la última parada, situada en la Avenida del Cid. Y es que, estos usuarios se llevan la peor parte, puesto que en las horas de mayor demanda se quedan sin poder acceder a los vehículos debido a que apenas cabe una alfiler en su interior. «En noviembre del año pasado, hubo un viernes a las doce de la noche en el que tuvimos que rogar al conductor que nos dejara subir a los cuatro que estábamos en la parada porque era el último bus que pasaba hasta las seis de la mañana», cuenta la usuaria valenciana.

Según explican desde la Conselleria de Infraestructuras a LAS PROVINCIAS, se espera una mejora de la oferta actual en más de un 40%, pero será para después de verano tras la renovación del contrato, del que seguirá siendo adjudicatario Fernanbus S. L.