«Trabajamos hasta diez horas al día»

Las condiciones laborales han cambiado tras el inicio de la pandemia «cuando sí se respetaban los horarios», comenta Llúcia, quien explica su propio caso personal, que también ha variado desde el inicio de 2020: «Hace un año tuve una niña y desde entonces trabajo por las mañanas y por las noches, cuando ella duerme».

Y así ocurre con todas sus compañeras de trabajo. Esta investigadora defiende la labor de sus profesionales que, de manera voluntaria y ante la gran importancia de su labor, «están trabajando todos los días 9 y 10 horas sin que nadie les obligue a ello», tratando de compaginar lo mejor posible sus trayectorias profesionales y personales.

Cuando se le pregunta si en un futuro recomendaría a su hija que se dedicara a la ciencia su respuesta es demoledora: «Lo que no le recomendaría es que se dedicara a la política, la clase política sólo quiere autoperpetuarse. Antes pensaba que había gente que entraba en política con buena voluntad, para intentar mejorar la vida de las persona, pero no es así, quien no cede a las órdenes no sube escalones en un partido».

Y para completar el más difícil todavía de estas científicas, denuncian que desarrollan su labor en un «semisótano» en el que el aumento de sus necesidades de espacio no se ha visto respondido: «Las condiciones no son adecuadas. El espacio es muy limitado para lo que necesitamos. Fisabio lo ha trasladado a la conselleria pero sin respuesta de momento». Así, reconoce que aunque cuentan con la tecnología y los medios materiales necesarios, la parte del edificio que ocupan en la avenida de Cataluña se ha quedado pequeña para hacer frente a la ingente labor que desarrollan y que no es otra que proveer de las mejores respuestas contra las distintas variantes del virus.