Nacho Grande, en la biblioteca del colegio que dirige, durante la entrevista.Irene Marsilla
«El 14% de los que tienen un trabajo son pobres»
Nacho Grande, director de Cáritas Diocesana Valencia ·
Cáritas, «la caricia de la Iglesia», cumple 60 años volcada en ayudar a los más necesitados en una situación de crisis social causada por el Covid
F. RICÓS
VALENCIA.
Sábado, 30 de octubre 2021
Su mirada es franca. La palabra le surge fácil y da la sensación de estar en paz. Es más veterano de lo que aparenta y afronta el reto de su vida como director de Cáritas Diocesana en el 60 aniversario de la fundación de la entidad: la crisis social causada por el Covid.
-Cáritas cumple 60 años. ¿Como los resumiría?
-El Papa Francisco define a Cáritas como la caricia de la Iglesia en el rostro de los más débiles. Cáritas es el servicio ordenado y organizado de la caridad, una virtud inherente a la Iglesia. Definiría estos 60 años como caricia, con lo que eso conlleva: acogida, acompañamiento, creatividad, esperanza... Durante estos 60 años hemos atravesado momentos muy complejos, como la crisis de 2008 y la actual. Y como Iglesia que siempre se ha posicionado, o lo hemos intentado, acompañando a quienes más sufrían y en situación de mayor vulnerabilidad.
-Sin mirar el color de la piel ni la religión.
-Sin lugar a dudas. Para Cáritas una persona que atraviesa situaciones de exclusión, de pobreza, no es sólo un dato sociológico sino que es un lugar donde también encontramos a Dios. Y acompañamos a esa persona sea quien sea, venga de donde venga y tenga la condición que tenga en todas las dimensiones porque somos instrumentos del amor de Dios, de un amor incondicional, gratuito, que no entiende de fronteras. No hacemos distinciones.
-En menos de 15 años hemos tenido dos crisis económicas tremendas. ¿Cuál es peor?
-Esta ha tenido un matiz distinto a la de 2008: ha sido una crisis sobrevenida de un día para otro. Ya alertábamos de que la recuperación de la crisis de 2008 en la Comunitat Valenciana había sido muy lenta. Generó una sociedad insegura que llega a final de mes pero que parte de cero al siguiente, no tiene capacidad de generar un ahorro porque viven en trabajos precarios, en el empleo informal (la economía sumergida). Cáritas alertó en 2019 de esto y cuantificó en seis millones de personas en España que vivían en el ámbito de la sociedad insegura. Y se decía que de darse una crisis similar a la de 2008 estos seis millones de personas pasarían al ámbito de la exclusión.
-Y eso es lo que ha pasado.
-Sí. Personas que llegaban a final de mes pero que han perdido sus empleos, que tardaron en cobrar los ertes, que trabajaban en el empleo informal y no tenían ningún tipo de cobertura. Y se dieron cuenta de que llegó el fin de marzo de 2020 y no tenían absolutamente nada. Y, además, no había perspectiva.
-¿Cuántos pobres viven en Valencia?
-Estamos barajando que en torno al 30% de la población valenciana vive en el ámbito de la exclusión, de acuerdo con la tasa AROPE. En exclusión severa, un 9,5%, en datos de 2019, que son los últimos que tenemos, y habrá aumentado, sin duda.
-Ese 30% es casi millón y medio de personas.
-Sí, sí, sí. Es verdad que en el ámbito de la exclusión hay niveles: la pobreza severa, las realidades invisibilizadas que no invisibles, cerca de 800 personas duermen a diario en la calle solamente en la ciudad de Valencia; las personas migrantes y refugiadas; las mujeres en contexto de prostitución y trata con violencia y finalidad de explotación sexual; las personas de la sociedad insegura más las que no se habían recuperado de la crisis de 2008...
-En aquella estaba la familia como tabla de salvación.
-Porque había una estructura familiar muy fuerte. A día de hoy nos encontramos precisamente con que esa estructura familiar se ha ido debilitando. Nosotros ponemos de manifiesto la importancia vital que para una sociedad tiene la familia. Por tanto, las administraciones públicas no tienen únicamente que respetarla sino que llevar adelante políticas de protección porque es básica.
-Ustedes auxilian a los más desfavorecidos en los recibos del alquiler, la luz o el agua. ¿Han tenido una avalancha de petición de ayudas?
-Sin lugar a dudas. Y creo que cuando empiece a venir el frío vamos a seguir teniendo un número mayor de peticiones de ayuda. Los dos grandes factores de exclusión son el empleo y la vivienda. La gente necesita acceder a un empleo y un empleo digno. Hace cinco años entró en escena lo que denominamos el trabajador pobre. Lo que antes era un espacio de consolidación de derechos ahora es de vulnerabilidad. El 14% de las personas que trabajan en la Comunitat Valenciana son pobres, a pesar de tener un trabajo. Las ayudas materiales no las entendemos como un fin, sino como un medio para acompañar a las personas. Algo que distingue a Cáritas siempre es la acogida, el acompañamiento, la cercanía. Los 6.000 voluntarios miran a los ojos a las personas atendidas y no hay un posicionamiento de superioridad.
-¿Cuál es el perfil de las personas que atienden en Cáritas?
-En primer lugar, parejas jóvenes con menores a su cargo y en segundo, mujeres solas que viven con sus hijos. Más del 30% de las personas atendidas en las Cáritas Parroquiales son menores. Y nos encontramos con la irrupción de un nuevo perfil: los mayores que viven en soledad no deseada. La pandemia nos ha puesto de manifiesto cómo la sociedad trata a nuestros mayores. Más allá de la ayuda material, lo que precisan es la cercanía, el acompañamiento, sentirse queridos y valorados. Han hecho muchísimo por nuestra sociedad y nuestros menores y nuestros mayores son dos realidades donde tenemos que poner la atención.
-¿De los servicios que prestan cuál es el más requerido?
-En primer lugar, la acogida, encontrar un espacio donde la gente no se sienta juzgada. En segundo, los gastos derivados del mantenimiento de la vivienda. Y luego pasamos a un segundo nivel, el del empleo. Y un tercero, asesoramiento jurídico, laboral, legal. Algo que se está demandando mucho a Cáritas Parroquiales es la ayuda en trámites administrativos, la brecha digital, que ha aparecido de lleno en la pandemia. Nos encontramos realidades que llaman la atención y preocupan, como que para relacionarte con la administración lo tienes que hacer con medios telemáticos y por tanto para ser demandante de vivienda pública o de ayudas para el alquiler necesitas tener firma digital, tu dispositivo y conocimientos. Existen perfiles de personas que son las más susceptibles a este tipo de ayudas pero que no pueden acceder a ellas porque existe una importante brecha digital.
-¿Qué piden a los políticos?
-Que trabajen por el bien común, que centren su atención en las personas más vulnerables. Pedimos dirigentes que trabajen de manera coordinada con las entidades del tercer sector. En estos momentos la concordia, el diálogo, son claves. La única manera de salir de esta crisis es sacrificar los intereses personales, partidistas, y fijar objetivos comunes entre todos, que en este momento es trabajar por el bien común.
-¿Qué tal se llevan con la administración valenciana?
-Valora a Cáritas. Es una relación cordial y de trabajo compartido. Todo en esta vida es susceptible de mejora. Creemos que hay que reforzar más el diálogo. Insisto en lo de antes: tienen que centralizar la atención en las personas que más sufren. La relación con las administraciones por parte de Cáritas siempre ha sido cordial pero susceptible de mejorar.
-¿Y en cuestión de respaldo económico?
-El 75%-80% de los ingresos de Cáritas son donaciones privadas y tan sólo el 20% subvenciones públicas. Una de las funciones que tiene Cáritas es animar a sensibilizar a la gente a que de una manera u otra comparta lo que tiene. Estamos muy orgullosos de esas cifras porque eso supone la movilización de una tierra generosa. Ojalá llegara un día en que contáramos con el 100% porque supondría que la sociedad se ha indignado ante la realidad del sufrimiento. El viernes hicimos un acto de reconocimiento al tejido empresarial valenciano con la presencia de cerca de 200 empresas que en periodos muy duros pudieron mirar a otro lado pero colaboraron con Cáritas. Valencia es una tierra generosa y eso hay que ponerlo en valor.
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