El tractorista de los mil coches

Todo se inició el día 29 de octubre, fecha que quedará en la historia trágica de Valencia, cuando la DANA inundó parte de la provincia. Tras horas de angustia al quedarse separado de su hermana, tomó una determinación al ver salvada a la familia. Se dirigió con el 4x4 a la nave para coger un tractor y volver a Alfafar. «Cogí el más grande que tengo».

La primera tarea fue quitar los coches que bloqueaban la entrada de los edificios. «Había gente atrapada». La segunda, sacar los amontonados en el túnel que une Alfafar con Benetússer. Participaron varios tractoristas, convocados en un grupo de mensajería por Raúl y que lo han dado todo por despejar las calles. «Por fortuna no había nadie dentro de los coches».

Al principio estaban solos, fue autogestión total. Los primeros bomberos que vio llegaron desde Alicante, unos voluntarios para los que tiene palabras de elogio. «Venían fuera de su horario de trabajo, se levantaban a las cinco de la mañana y a las siete ya estaban por aquí vaciando garajes», comenta. «Ponlo en el artículo, son una asociación que se llama USAR 13».

El trabajo fue muy duro pero a la colaboración de los tractoristas se unió la de personas anónimas como el empresario que les llevó un depósito de gasoil con miles de litros, algo vital porque los primeros días no había de nada. Carestía total.

Esto le lleva a uno de los peores recuerdos de esos días, junto al de una mujer fallecida que encontraron abrazada a una farola. «El saqueo fue tremendo, veías salir a la gente con todo tipo de cosas de las tiendas, jamones, botellas de licor,...» Se le tuerce el gesto, desolado.

Se muestra muy crítico con esto, con el caos producido los primeros días. ¿Opina que estuvieron abandonados? «Sí, sin duda, y no es una sensación de la gente, es que fue así, tuvimos que valernos solos en el pueblo», afirma.

Días mas que complicados, de ver el pueblo como el «Lejano Oeste» con personas pasando junto a los tractores sin temor al riesgo, caminando junto a filas de coches amontonados. «Tuvimos que pedir al comisario y al alcalde que cortaran las calles, no se podía trabajar».

Abrir pasos se convirtió en una prioridad, una tarea adecuada para el tractor de 245 caballos y diez toneladas. El trabajo lo hizo coordinado con el alcalde y el comisario de la Policía Local. Llevaron los coches a solares, liberaron las calles y todo se aceleró con los servicios de emergencias. El grupo «Amics de l'arròs» lo consiguió y demostró que la unión sirve para salir de los problemas.

Ahora señala que está «filtrando» todo lo que ha visto esos días. Tal y como lo cuenta, es complicado que se le olviden las imágenes negativas. «Al día siguiente, a las seis de la mañana, la gente ya estaba robando», cita como ejemplo. Su conclusión es que la experiencia le ha servido también para saber de «quién estoy rodeado».

¿Cómo celebró Raúl el trabajo hecho? «Estaba agotado, necesitaba salir con mi familia y nos fuimos a Pinedo, a un restaurante. Me sabía hasta mal después de todo lo que había visto, pero lo necesitaba de verdad, despejarme. ¿Que pidió en el menú? «Una paella valenciana, claro».