Tres años sin saber qué le pasó a su hijo

Gina Marín es la madre de Henry Alejandro Jiménez, un joven de Orihuela (Alicante) que desapareció hace tres años y cuya investigación, todavía abierta, aún no ha resuelto ningún interrogante sobre su paradero.

El joven de 18 años desapareció la noche del 31 de diciembre de 2018, cuando celebraba con unos amigos Nochevieja en el apartamento en el que vivía desde hacía unos meses con un amigo. «Sabía que algo iba mal cuando el 1 de enero no vino a desayunar conmigo, como siempre hacía», explicó a LAS PROVINCIAS, la madre de Henry Alejandro, Gina Marín. «Llamé a una de las personas que había acudido a la fiesta y supe que el compañero de piso de Henry le había pegado una paliza esa misma noche. Le dio golpes en la cabeza que, según los testigos, sonaban como petardos y que lo dejaron en el suelo magullado mientras que repetía con la voz rota 'mamá, mamá'», añadió. Gina Marín había coincidido en diversas ocasiones con el presunto agresor y, conforme repitió varias veces, era una persona que no le transmitía «buenas vibraciones». «Mi hijo se fue a vivir con él para ayudarle con el alquiler. Unas semanas antes de que desapareciera me dijo que quería volver a casa», expresó.

Tras denunciar la desaparición, Gina Marín y su hijo mayor se encargaron de llevar a los ocho testigos a comisaría para que declararan y así saber qué había sucedido aquella noche. «Delante de nosotros, para que sus testimonios concordaran, se enviaban mensajes con el móvil sobre lo que habían dicho en el interrogatorio», dijo la madre de Henry Alejandro.

Durante los primeros meses de la desaparición, se organizaron batidas por la mañana, la tarde y la noche que finalmente resultaron ser un fracaso, nunca se supo cual era el paradero del joven y, consecuentemente, tres años más tarde todavía no ha habido ningún arresto. «Se ve que si no hay cuerpo no hay delito, es indignante», afirmó Marín.

Aun así, la madre de Henry Alejandro no se cansa de pedir justicia para su hijo. Para conseguir disminuir su dolor, se aferra a la idea de que algún día volverá a abrazar a su hijo pero aún así no descarta que igual «murió» y «escondieron su cuerpo por miedo a las consecuencias».

«Hace unos meses, la Guardia Civil descubrió que los testigos habían mentido sobre cuántos eran en el piso esa noche. Todos habían ocultado la presencia de un amigo del compañero de piso de Henry que, sospechosamente, dos días después de la desaparición de mi hijo se fue a su país de origen y, por ello, todavía no ha sido interrogado», dijo.

«La desaparición de Henry ha destrozado a mi familia. Desde entonces, mi hijo mayor sufre una depresión y yo sólo consigo salir de la cama porque mi hija pequeña me necesita», explicó Gina Marín, que cada primer fin de semana del mes organiza una concentración en Orihuela con el objetivo de que la investigación no se paralice y que se «haga justicia».