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Las Fallas han sido la primera prueba de fuego pero en unas pocas semanas el turismo valenciano se enfrenta a un nuevo reto: llenar en Semana Santa. A estas alturas el objetivo no está nada claro y todos los actores miran al cielo, en sentido literal, porque el sentir es común: Si hace buen tiempo se confirmará la senda de la recuperación para un sector duramente golpeado por la pandemia desde hace dos años. En caso contrario, habrá que seguir esperando.
Ya lo han experimentado en esta semana fallera que acaba de concluir. Las previsiones indicaban que la ocupación podría rozar el lleno pero las lluvias en los días grandes de las Fallas han hecho que las reservas caigan hasta un 15% en una fiestas en las que la hostelería también ha sufrido las consecuencias del mal tiempo.
El ritmo de reservas para Semana Santa marchaba muy bien hasta que empezó la guerra en Ucrania que supuso un parón en el ritmo. Ahora todo dependerá del tiempo que haga esos días. Según ha explicado Nuria Montes, secretaria general de Hosbec, "las reservas iban a buen ritmo, incluso eran superiores al periodo anterior a la pandemia, hasta que la invasión rusa las llegó a frenar en seco. Ahora empiezan a recuperarse lentamente".
Luis Martí, presidente de la Confederación de Empresarios Turísticos de la Comunitat Valenciana, señala que ahora mismo la situación es de una incertidumbre total. Al igual que Montes indica que el tiempo será decisivo: "Si luce el sol, pueden ser muy buenos días para el sector", recalca. El punto de partida es que las reservas iban muy bien hasta que la situación internacional se complicó y se conoció el dato de febrero del IPC que se situó en el 7,6% interanual.
"Empezamos bien. Había buenas previsiones y el nivel de reservas era muy bueno pero llegó la invasión rusa que junto al alza de precios han complicado la situación y han hecho que el consumidor se retraiga", ha señalado el presidente de los empresarios turísticos. Y es que la gente prefiere esperar hasta última hora cuando la situación se aclare y también haya una previsión meteorológica más o menos clara. "No me atrevo a hacer una previsión", subraya el presidente de los empresarios turísticos.
Reservar a última hora no es nuevo. De hecho es un comportamiento que se viene imponiendo en los últimos años. El consumidor espera al máximo antes de comprometerse. Y para ello la previsión meteorológica es un factor clave. Y más en destinos como el valenciano donde el buen tiempo es una de las piezas clave de su atractivo.
En cualquier caso, como explica Montes, "no estamos mal con más del 70% de reservas pero ese 30% hasta el lleno total dependerá de las previsiones meteorológicas". Para la secretaria general de Hosbec, "si hay sol y calor, los datos serán buenos".
Montes señala que España tiene una carta que jugar y es que se encuentra alejado de la zona de conflicto y aquí los aviones no tienen que pasar por ningún espacio aéreo peligroso. "Se puede convertir en un destino refugio frente a competidores como Croacia, Grecia o Turquía", ha recalcado la responsable.
Otro de los factores que se van a tener en cuenta es que los hoteles en obras están teniendo problemas con los suministros. "Incluso han llegado a pararse algunas reformas", ha destacado Nuria Montes. Alguno de ellos podría no abrir en junio tal y como tenía previsto.
Los empresarios turísticos se enfrentan, además, a un contexto de alza de precios que están encareciendo los servicios. Ahora mismo los costes han subido entre un 25 y 30% más que en 2019 "y esta subida no se puede repercutir en los precios".
Martí, por su lado, apuntó que la situación es "muy volátil". Además, señaló que el alza de precios puede pasarles factura ya que puede hacer que los clientes se retraigan. "Habrá que ver cómo afecta al empleo y cómo se responde", ha señalado.
Incertidumbre es también la situación que se vive en el sector de las casas rurales. Las reservas, según informan desde Turistrat, se sitúan en el 80%, una cifra inferior a otros años a estas alturas. "Somos optimistas y esperamos que se puede colgar el cartel de completo", indican las mismas fuentes. Coinciden en señalar que el cliente se suele esperar a estar más cerca de la Semana Santa.
Desde la Asociación Empresarial Valenciana de Agencias de Viajes (Aevav) destacan que la gente todavía no está pensando en la Semana Santa. "Si hay distancia con las Fallas, como pasa este año, los datos suelen ser buenos. En cambio, si van seguidas son un desastre", recalca Miguel Jiménez, presidente de la asociación.
"Estamos en la tierra del 'pensat i fet' y la gente apura antes de tomar la decisión de cómo van a pasar las vacaciones", expresa Jiménez. "La guerra, el alza de precios... la verdad es que a nosotros nos influye todo", apunta.
Señala también que lo único que se ha suspendido por ahora son los cruceros por el Báltico y considera que la situación podría afectar a destinos de centroeuropa por su cercanía a Ucrania, "habrá que esperar a ver como evolucionan los acontecimientos".
Víctor Pérez, presidente de la Federación de Ocio, Turismo y Juego de la Comunitat Valenciana (Fotur), se muestra optimista y asegura que las reservas se encuentran en el 70% pero a costa del esfuerzo por mantener los mismos precios.
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