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Viajeros esperando para coger el Alvia en dirección a Madrid y Gijón de las 12.09 horas. Irene Marsilla

El sector turístico carga contra el corte de la alta velocidad tras dejar anulaciones y mala imagen

El PP pide la comparecencia de la presidenta de Adif para que dé explicaciones por la acumulación de incidentes y el «caos» generado a los viajeros, con al menos 8.800 afectados

Domingo, 15 de octubre 2023, 01:09

Pedro y Santos, residentes en Burgos, esperan en el hall de la estación Joaquín Sorolla. Faltan poco más de diez minutos para que salga el ... Alvia que les llevará hasta Madrid, donde cogerán otro tren hasta la ciudad castellana, su destino final tras una semana de turismo por Valencia.

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El corte de la conexión de alta velocidad entre la capital y la Comunitat, con miles de afectados entre las tres operadoras del servicio (Renfe, Iryo y Ouigo) les ha hecho perder tiempo -un día, volviendo a casa con escala, no directamente- y dinero: algo más de 200 euros en ampliar el alojamiento, cenar y desayunar. Además les deja mal sabor de boca, en el sentido del coste reputacional que se deriva de la avería. «Cuesta entender que algo tan programado falle de esta manera, y además no es la primera vez. Es triste que se traslade una imagen así, como chapucera», explica Pedro.

La alta velocidad ha vuelto a funcionar este sábado a primera hora tras repararse la avería en la catenaria durante la noche. Salvo un tren de Ouigo anulado y un cambio por cuestiones logísticas en Renfe (los 170 viajeros del AVE Valencia-Sevilla de las 9.15 horas han sido reasignados en los servicios de las 8.45 y 9.35, con parada en Madrid), la red ha funcionado con normalidad.

La reflexión de los turistas burgaleses es compartida a nivel sectorial y también político. Más allá del efecto económico, en términos de reservas que se van al traste -aunque no han sido muchas-, se lamenta el flaco favor que se hace al motor económico de la Comunitat que es el turismo. Sirven las palabras de Luis Martí, presidente de la Confederación de Empresarios Turísticos de la Comunidad Valenciana (CET-CV).

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«Se han producido anulaciones, pero no masivamente. La gente está llegando de manera escalonada», explica tras ser preguntado por las consecuencias del corte en la planta hotelera. «Pero lo que se resiente es la imagen que se da con una avería como la registrada. Perjudica el turismo claramente», reflexiona.

Vicente Pizcueta, portavoz de la Coordinadora del Ocio y la Hostelería de Valencia, considera que el impacto económico no ha sido importante. Por un lado porque la avería se produjo el día más flojo del puente del Pilar, el viernes laborable, y por el otro porque a su pesar muchos afectados han tenido que alargar su estancia un día más. Lo comido por lo servido, recurriendo al dicho popular. Sin embargo, sí traslada una reflexión sobre la imagen de una infraestructura vital. No sólo en términos turísticos sino también laborales.

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«Si por un problema en la catenaria se bloquea la conexión ferroviaria con Madrid se traslada una imagen de vulnerabilidad en una conexión clave, lo que nos debe hacer pensar en la necesidad de establecer alguna doble garantía. Es algo que no puede ocurrir en términos de credibilidad, y más en un servicio con tanto crecimiento y especialmente en días tan señalados en el calendario», explica. «Hay que hacer todo lo posible para primero esclarecer las causas por una cuestión de transparencia y por el otro para seguir trasladando una imagen de confianza», añade.

Los hosteleros de las playas urbanas estaban «realmente asustados» el viernes, como explica José Miralles, presidente de la asociación de Restaurantes de la Playa de la Malvarrosa, por las consecuencias que podría tener la avería en las reservas. Pero por suerte al final no ha sido para tanto. «No sé si porque los turistas pudieron desplazarse por sus medios el viernes o porque lo han hecho durante esta mañana, pero al final las anulaciones han sido mínimas», añade, antes de señalar que los locales, a primera hora, se han dedicado a contactar con todos los clientes con reserva para confirmarla ante el miedo de una espantada. Y es que para el puente del Pilar el lleno está asegurado, incluso con negocios a triple turno. Y buena parte de la clientela procede de Madrid.

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Esperas de cuatro horas para conseguir un cambio de billete

Pedro y Santos, los dos turistas burgaleses, estaban comiendo cuando recibieron un mensaje de Renfe informando de la cancelación de su tren directo. Tras desplazarse a la estación Joaquín Sorolla se dirigieron al servicio de atención al cliente, donde centenares de personas esperaban en busca de una solución. La encontraron (un billete para este sábado) tras cuatro horas de espera. «Lo mejor, sin duda, fue la atención por parte del personal», explican. Begoña y Javier, por su parte, debían volver el viernes a León tras varios días visitando a su hija, que estudia en la capital. Cuando llegaron al servicio consiguieron el número 202. «Iban por el 140, y cada usuario tardaba varios minutos en ser atendido, así que optamos por sacar un billete para el sábado por internet», explican. El siguiente paso fue buscar una reserva de hotel, acabando en El Saler. La parte positiva de la experiencia fue el tiempo compartido: «Hemos podido estar más horas con ella».

A nivel político, el portavoz de Obras Públicas y Transportes del PP en Les Corts, Joserra González de Zárate, ha pedido «explicaciones» por el «caos» generado una vez restablecida la conexión, antes de avanzar de que su grupo pedirá la comparecencia de la presidenta de Adif, María Luisa Domínguez, en el parlamento valenciano, con el objetivo de que explique «qué ha sucedido, el porqué del aumento de incidencias en tan poco tiempo y qué medidas va a emprender Adif y Renfe para evitar, en la medida de lo posible, que vuelva a suceder».

«El descontrol y la falta de planificación han vuelto a dejar tirados a miles de valencianos y turistas por el puente del Pilar, el más importante para los valencianos, afectando a un sector clave para nuestra tierra como es el turístico», ha expuesto, antes de señalar que no se trata de un caso aislado, recordando el incidente del pasado 23 de julio, el día de las elecciones generales, cuando por «otro extraño accidente», parafraseándole, «miles de valencianos y madrileños casualmente se quedaron sin votar».

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En cuanto a los perjudicados, las operadoras Iryo y Ouigo informaron el viernes de que los incidentes que derivaron en el corte de la línea afectaron a cerca de 7.000 personas, contando también las que vieron su viaje cancelado a partir del mediodía. Por su parte, Renfe habló este sábado de 1.824 usuarios, incluyendo en la cuenta los nueve trenes que en el momento del parón tenía en circulación en ambos sentidos. Por tanto, no se contabilizan los afectados por las cancelaciones posteriores.

El origen de la suspensión del tráfico ferroviario hay que buscarlo en un cúmulo de incidencias durante la jornada del viernes en la infraestructura del tramo de vías situado entre Monteagudo de las Salinas y Bifurcación Albacete, de ahí su impacto tanto a Valencia como a Alicante. Ya a primera hora Adif detallaba una incidencia de desvíos en Monteagudo que afectó a un tren de Renfe que hacía el trayecto Alicante-Ourense y que se había quedado detenido.

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Poco antes de las nueve de la mañana se produjo falta de tensión en la catenaria entre estos dos puntos ferroviarios, que afectó a un tren de Ouigo que cubría el recorrido Valencia-Madrid y quedó detenido durante varias horas. Y hacia el mediodía se registró el incidente más grave, ya que un tren de Renfe Alicante-Madrid quedaba detenido sin tensión por un enganchón del pantógrafo en la catenaria, lo que se tradujo en la interrupción del tráfico ferroviario de alta velocidad entre Madrid y la Comunitat y el impacto en miles de viajeros.

Los primeros análisis de Adif apuntaban a que la causa de la falta de tensión ha sido la avería de varios vanos de catenaria, provocada por el retroceso del primer tren de Renfe. En este sentido, desde esta compañía han señalado en un comunicado que la información va a ser elevada al Ministerio de Transportes, que desde el primer momento pidió a las empresas públicas integradas en el ministerio la máxima diligencia posible.

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