
El lado oscuro de internet es una ventana hacia el delito. Lo lamenta Samuel Albiñana, gerente de La Petardería, una de las cadenas de tiendas ... más conocidas de Valencia (en Fallas tiene 29 locales abiertos). Reconoce que la fabricación de los peligrosos petardos ilegales está al alcance de cualquiera en redes sociales o plataformas de vídeo con tutoriales. «Hay vídeos que ponen los pelos de punta. Para nuestro sector es una imagen terrible. No queremos que se nos relacione», afirma. En la misma línea se pronuncia el pirotécnico José Vicente Caballer: «Hoy en día está todo en internet. Y una composición de trueno es muy básica. No hace falta nada del otro mundo».
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Las tiendas de petardos y material pirotécnico reglado quieren desvincularse totalmente de este tipo de actos vandálicos, que «nada tienen que ver con la pirotecnia». Albiñana ni siquiera quiere ponerle este nombre a estas prácticas que tanto daño hacen al sector. «La pirotecnia ilegal no es pirotecnia. Sólo es algo ilegal. Son actos terroristas que nada tienen que ver con los productos que vendemos en los establecimientos regulados», dice. Pero es consciente de la magnitud de lo que ha sucedido en algunos puntos de la fiesta. «El año pasado, desde Aepiro y desde Acfae ya denunciamos ante el Ayuntamiento estas prácticas. Tomaron nota y este año se han puesto más medios y se han vigilado y acotado zonas donde el año pasado hubo problemas», reconoce. Pero, es consciente del daño que esto supone para un sector regulado y muy vigilado. «Nosotros todo lo que vendemos tiene certificación europea y tiene una peligrosidad controlada. Todo tiene un máximo de 120 decibelios, que es el tope que marca la Organización Mundial de la Salud. Además, las tiendas de pirotecnia están sujetas a numerosas inspecciones y controles. »El problema no es con nosotros, que siempre estamos a disposición de cualquier revisión«, dice.
Reyes Martí, una de las pirotécnicas más conocidas del sector, avisa de que estos actos representan «una imagen muy negativa» para la fiesta: «Nos repercute directamente en el sector, porque nosotros estamos absolutamente controlados para garantizar la seguridad», señala. «Los que hacen esto son unos desalmados que en su mayoría vienen de otros países de Europa», explica. Y es que según cuenta, en muchos establecimientos comerciales de países como Italia, Alemania o Países Bajos, se vende material pirotécnico de todo tipo para las celebraciones de Año Nuevo, que no es legal en nuestro país. Ese material, con menores controles, se utiliza luego para preparar artefactos mayores en los días de Fallas, donde se llegan a lanzar «verdaderas bombas» por estos «desalmados». Prácticas ilegales y de gran peligrosidad que pueden poner en peligro la seguridad y la integridad de quienes los lanzan y quienes transitan. Los pirotécnicos rechazan esto de plano y recuerdan que ellos están sometidos a grandes controles de seguridad por el tipo de materiales con los que trabajan para disparar mascletaes y castillos. De hecho, en su caso se inspecciona cualquier disparo, por pequeño que sea y se tienen normas muy estrictas incluso con espectáculos suspendidos o retrasados por las lluvias o cualquier otro motivo. «Los pirotécnicos hemos reclamado y denunciado estas prácticas y este año hemos notado más vigilancia», señala.
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