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Durante el estado de alarma, el tiempo parece detenerse, avanzar muy rápido, y de nuevo congelarse. Y algo así ha pasado en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) de los hospitales valencianos. Tras el goteo, prácticamente testimonial, de pacientes en el inicio de la pandemia, en apenas unos días llegó el aluvión de infectados por Covid-19, lo que transformó la situación y dejó unas semanas que parecían eternas para afectados y personal sanitario. Sin embargo, un par de meses después, estos centros sanitarios regresan a una atípica normalidad en la que sólo 14 infectados permanecen en estas salas de máxima vigilancia.
La crisis sanitaria, según los datos facilitados por la Conselleria de Sanidad, llegó a máximos preocupantes el pasado 1 de abril, cuando los hospitales valencianos contabilizaban hasta 2.189 enfermos ingresados por el virus, y de ellos 365 en las UCI. Sólo durante esa jornada los centros hospitalarios recibieron a 226 afectados por Covid-19 -el martes, por ejemplo, apenas registraron dos nuevos pacientes-.
En total, y durante la pandemia, en la Comunitat han precisado hospitalización por coronavirus 5.799 personas, es decir, un 34% de todos los casos detectados. En el caso de las UCI, son 740 las que han necesitado estos cuidados intensivos, un 4% de todos los casos detectados y un 12,7% de todos los pacientes que han ingresado en hospitales. En estos momentos, sin embargo, son sólo 115 las personas contagiadas por coronavirus que permanecen en los hospitales (incluyendo los 14 de las UCI).
Así las cosas, resulta especialmente llamativa la comparación entre la situación actual y el momento con mayor presión asistencial sufrida en la pandemia. Entre el 1 de abril y el miércoles «se ha reducido un 97,4% los ingresos en los hospitales y un 97,8% los pacientes en UCI», concretaron desde Sanidad.
365 infectados por coronavirus llegaron a estar a la vez en las salas UCI de los hospitales.
5.799 enfermos por Covid-19 han requerido ingreso hospitalario durante la pandemia.
4% de todos los casos detectados en la Comunitat han requerido un ingreso en las UCI.
Los centros sanitarios, ante esta nueva realidad, han comenzado ya a llevar a cabo operaciones y pruebas no urgentes que habían quedado paralizadas durante el estado de alarma y con el objetivo de dejar camas libres ante el aluvión de pacientes infectados por Covid-19.
Tere narra el «horror» provocado por el Covid: «El virus atacó a los riñones, al hígado y al corazón, se ha recuperado de milagro». «Hay que concienciar a la gente». Tere, vecina de El Vergel, insiste en la prudencia ciudadana después de haber sufrido la cara más virulenta del virus. Alfonso, su marido, se recupera ahora en una habitación del hospital de Dénia después de haber pasado 71 días en la UCI sin más visitas que las del personal sanitario. Este hombre de 49 años sufrió los primeros síntomas el 12 de marzo. Una semana después ya no podía levantarse de la cama e ingresó en el hospital. Dos días después era trasladado a la UCI. «Evolucionó a peor, lo entubaron y una mañana nos llamaron para decirnos que le había atacado a los riñones y el hígado. Por la tarde, ya había llegado al corazón y presentaba un fallo multiorgánico. Pero al día siguiente nos avisaron que habían conseguido recuperarlo», recuerda. El pasado 1 de junio volvió a planta y ahora trata de recuperar masa muscular puesto que todavía tiene dificultades para caminar. «Ha sido como un milagro».
Vanesa, enfermera de UCI en Elche, relata lo duro que resulta que «un paciente con el que estás hablando se ahogue en segundos». «Al principio vinieron a cuentagotas, pero luego fueron aumentando y, de repente, surgían complicaciones. Fue duro asumirlo porque ha sido un virus que desconocíamos la manera de actuar, de cómo afectaba a los pacientes. Ha habido situaciones de urgencia vital en las que actúas en ese momento, pero te dejan un poco de huella. Ver a un paciente que estaba hablando contigo y que, de repente, empiece a ahogarse en cuestión de segundos, y tener que entrar todo el equipo y acabar intubándolo. Fue duro vivirlo de esa forma». Vanesa es enfermera de la UCI del Hospital General Universitario de Elche y asegura que una de las partes más duras era «decir a los pacientes que les tenemos que sedar porque va a ser mejor para ellos». En esta línea, señala que «lo peor ha sido la soledad de los pacientes, sobre todo los que han fallecido sin su familia. Has intentado estar con ellos y has intentado que ninguno se muriera solo, lo más duro era ponerte en la piel de la familia. Ver que se mueren y estar solos. Es duro». Frente a ello, señala, «lo mejor ha sido el compañerismo y que, entre todos, nos hemos apoyado», aunque «ha habido momentos que los EPI han sido escasos e incómodos», aunque «la supervisora ha peleado por nosotros».
«La UCI se llenó de pacientes, estábamos desbordados y pensaba que iría a peor por el caso de Madrid», relata Cristina, del Clínico de Valencia. «Era como trabajar en el espacio, venías de la calle que no había nadie, y el hospital había cambiado por completo, había servicios que no funcionaban, en Urgencias entraban los pacientes tapados, no había casi nadie, no había familias, no había pacientes... No se reconocía». Cristina, enfermera de UCI del hospital Clínico de Valencia, recuerda que «llegó un momento en que la UCI se llenó de enfermos. Los tenías que poner boca abajo para que respiraran mejor, pero estábamos completamente desbordados y esperando a que viniera algo peor por lo que sucedía en Madrid, aunque afortunadamente la situación se quedó ahí». Esta profesional asegura que se le quedó grabado el caso de un paciente «que entró hablando, pero fue empeorando. Fue muy duro el momento que estás tú dentro con él, y que tiene que llamar a su familia para decirles que lo van a sedar y que no sabe si se va a despertar. La gente tenía mucha información y sabían que si empeoraban mucho tenían la posibilidad de no despertarse». Frente a ello, destaca que «la solidaridad de todo el mundo nos ha abrumado, nos hacían pantallas, gorros, cosas para el pelo, aplausos cuando salíamos... Y los compañeros son una piña».
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