La UME tardó tres horas en activarse para ir a Utiel desde la primera llamada de alerta al 112

A las 8:25 horas de la mañana, entró en el 112 una llamada desde Utiel por la entrada de agua en un vehículo con personas en su interior. El alcalde ya había suspendido las clases en la localidad y se daban los primeros problemas en el municipio. A partir de ahí, una calma chicha hasta que a las 12:52 horas se desataron las hostilidades como una catarata después de que el Magro empezara a rebosar. En esa llamada se advierte de que hay cuatro vehículos bloqueados por el agua. A las 13:03 horas, el primer aviso de una persona que está bloqueada en su casa de la que no puede salir por la entrada de agua.

A partir de ahí, se desata el pánico y el 112 no para de recibir llamadas de personas atrapadas en comercios, casas y vehículos. Entre las 13 y las 14 horas, se produjeron 27 llamadas de alerta, alguna de ellas angustiosas, como la de una persona inválida que no se podía refugiar en plantas superiores de su casa. En otra, otro vecino aseguraba que el agua empezaba a subir por la escalera del piso superior y gente que estaba sola en su vivienda también dio un testimonio nervioso de lo que estaban viviendo.

De ahí, hasta que se activó la UME, más de 130 llamadas con mensajes angustiosos de viviendas anegadas y personas, incluso con menores a su cargo, tratando de poner su vida a salvo: «Mujer con dos hijos menores..., dos personas mayores de más de 70 años con escasa movilidad..., mujer de 83 años con movilidad reducida que ha logrado subir a la planta de arriba..., 17 personas que no pueden salir del supermercado..., dos personas mayores, de 74 y 82 años, subidos encima de una mesa..., mujer de 92 años, con la casa inundada..., mujer de 81 años, vive sola, se le ha inundado la casa...». Estos son varios de los mensajes que se registraron en las 215 llamadas que llegaron a Emergencias desde Utiel relacionadas con la dana del 29 de octubre.

Una de las grandes chapuzas de la gestión de Emergencias el día de la dana fue la activación de la Unidad Militar de Emergencias (UME) que se tenía que desplazar desde la base militar de Bétera hasta la plana de Utiel-Requena, donde el río Magro se había desbordado y había que iniciar la tarea de rescate de los vecinos del barrio de La Fuente. Desde que el alcalde, Ricardo Gabaldón, pidió a la UME hasta que los militares llegaron a la población se perdió un tiempo precioso por la inoperancia de algunos responsables de Emergencias.

A las 15:26 horas del 29 de octubre el director de la Agencia Valenciana de Seguridad, Jorge Suárez, según consta en la documentación oficial que tiene la jueza que instruye el caso de la dana, firmó la «desmovilización de las Fuerzas Armadas (UME)» para actuar en Utiel-Requena. La petición se envió desde Emergencias al Gobierno a las 15:28 horas. A las 15:37 horas se recibió un correo de vuelta del Gobierno donde se avisaba que había un error en la petición: «Indica 'desmovilización' en lugar de 'movilización'».

A las 15:50 horas, como el 112 no respondía, se remitió un correo desde Protección Civil donde indicaban que se estaba llamando por teléfono para que se cambiara la solicitud y la UME pudiera poner rumbo a Utiel desde la base militar de Bétera. «Buenas tardes, les estoy llamando pero no me escuchan según parece. Por favor, modifiquen...»

A las 16:08, por fin se activó la UME, casi tres cuartos de hora después de que se activara el protocolo para que operen las Fuerzas Armadas en la zona de Utiel-Requena. Hay un mensaje del mando militar: «Buenas tardes, solicitamos nos notifiquen la situación operativa 2 de la emergencia Utiel-Requena...».

Tres horas después y tras casi 150 llamadas de vecinos, especialmente del barrio de La Fuente, la UME se pudo en marcha para atender una situación límite en la que ya estaban actuando bomberos de la Generalitat -la imagen de rescate de una vecina y su perro el día de la dana es icónica-.

En Utiel, por la dana, murieron seis personas. El más joven, de 58 años, al que su madre no pudo salvar. Los barrios de la Fuente, la Alameda y San Isidro y San Agustín fueron las zonas más afectadas por el desbordamiento del Magro. «Se hizo todo lo humanamente posible, fue imposible rescatar a todos aunque se intentó», lamentó Gabaldón.