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A. Pedroche y EP
Lunes, 7 de octubre 2024, 16:30
La paella es el plato por excelencia de la Comunitat Valenciana. Su simpleza y delicioso sabor también le han hecho ganar mucho prestigio a nivel internacional. De hecho, es uno de los platos más destacados de la gastronomía española. Sin embargo, para hacerla como en Valencia hay que respetar la receta original. Los ingredientes deben ser los que utilizaban los campesinos del siglo XV y hay un proceso muy concreto a la hora de elaborarla. Un valenciano sebe diferenciar una buena paella de otra que no lo es.
Por ello, la Unión Europea ha encargado al Ayuntamiento de Quart de Poblet (Valencia) la realización de un estudio pionero basado en la neurociencia alimentaria. El proyecto europeo Cities 2030, del programa Horizonte 2020 de la Comisión Europea, se centra en la búsqueda de una alimentación más sostenible a través de la innovación. Y la paella es el plato escogido para estudiar la conexión entre gastronomía, sostenibilidad y ciencia.
Para realizar este proyecto, el Ayuntamiento de Quart de Poblet ha llamado a vecinos y vecinas que probaron, olieron y vieron dos tipos de paellas: la casera y la procesada. Los participantes pusieron a prueba sus sentidos mientras se sometían a un escaneo cerebral con electroencefalogramas que analizaba las reacciones del cerebro.
Los resultados de esta experiencia señalan que el cerebro prefiere el olor y la presentación de la paella procesada. Sin embargo, a la hora de verdad, cuando interviene el sentido del gusto, la paella realizada por un restaurante local no tiene competencia porque la asociaron a la que comen en casa de toda la vida.
Esta diferencia en la percepción refleja cómo los productos ultraprocesados están diseñados para atraer visualmente al consumidor, pero su experiencia sensorial no logra igualar a los productos frescos y de calidad, explica el consistorio.
El estudio, realizado por la empresa italiana Thimus, especializada en neurociencia alimentaria, confirmar la hipótesis del proyecto Cities 2030, que busca promover el consumo de productos locales y frescos. Se demuestra que no solo son más saludables y sostenibles, sino que también son más apreciados por los ciudadanos en términos de sabor.
Los 39 vecinos de Quart de Poblet que han participado en esta experiencia científica han recibido un vale canjeable por una tapa en la ruta gastronómica 'Menja't Quart', con la que se incentiva el consumo en los bares y restaurantes del municipio.
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