j. BATISTA
Martes, 4 de septiembre 2018
La Universidad Católica de Valencia inicia un curso marcado por las novedades. La más destacada, por las expectativas generadas y porque afectará a una parte importante del personal y del alumnado, es la creación de un nuevo campus en el área metropolitana, en un municipio que la institución no ha desvelado a la espera de cerrar todos los flecos administrativos.
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El anuncio partió del cardenal Antonio Cañizares durante el acto de apertura del curso, y pilló por sorpresa a casi todos los asistentes. El también gran canciller de la Católica destacó que los estudios técnicos y económicos están avanzados y confió en que sea una realidad en «un plazo razonable». Fuentes universitarias añadieron que se baraja la opción de colocar la primera piedra a principios de 2019 y que será «un campus de referencia propio de los nuevos modelos de universidad».
La institución, que cumplirá 15 años este mismo curso, tiene actualmente sedes en Valencia -con varios edificios dispersos-, Godella, Burjassot, Torrent, Xàtiva y Alzira. Cañizares señaló que incluirá «buena parte de los estudios, espacios para profesores, aulas de investigación, espacios departamentales o el ágora de alumnos», y tildó el proyecto de «necesario y urgente». Todo apunta a que se convertirá en el campus de referencia de la institución.
No será la única novedad en cuanto a infraestructuras. A caballo entre finales de año y principios del siguiente se inaugurarán el centro de Simulación Clínica, que aprovechará el alumnado de Ciencias de la Salud para la parte práctica de sus estudios, y el centro médico de Alto Rendimiento Deportivo, que además de al estudiantado acogerá a profesionales externos.
Durante el nuevo curso también se pondrán en marcha un ateneo cultural dependiente del Arzobispado y la parroquia universitaria de Santa Úrsula. Fue en esta sede donde se celebró el acto de apertura, que contó con la presencia del presidente de la Diputación, Toni Gaspar, y de la directora general de Universidades de la conselleria, Josefina Bueno, entre otros representantes civiles, militares, policiales y políticos.
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En el ámbito académico, la Católica se sumará a otras privadas valencianas que ya ofertan estudios de Formación Profesional a través de centros vinculados, como sucede con la Europea y la Cardenal Herrera. La universidad del Arzobispado empezará con títulos relacionados con la actividad deportiva, aunque se irá ampliando la cartera a otros ámbitos formativos. Lo hará a través del centro de FP Marcelino Olaechea, autorizado el pasado mes por la administración autonómica.
Siguiendo con los nuevos estudios, Antonio Cañizares pidió a Josefina Bueno que interceda para facilitar el visto bueno al grado en Ciencias del Desarrollo, bloqueado en la Aneca, la agencia estatal que debe evaluar las memorias y planes de estudios de las futuras carreras antes de la autorización del Consell. El arzobispo destacó que no hay argumentos «administrativos ni legales» que impidan su impartición. Cañizares fue muy gráfico, y dijo que no se trata de «cuentos chinos», sino de una «necesidad» para fomentar el apoyo a los pueblos en vías de desarrollo. La misma petición lanzó para el máster de Historia del Cristianismo, inédito en España.
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El acto tuvo carga reivindicativa. El rector José Manuel Pagán, que presidía su primera apertura del curso, lamentó que la Generalitat haya «discriminado» a los alumnos en las convocatorias de becas «por elegir una universidad que respondía mejor a sus intereses y aunque su rendimiento académico sea superior y su capacidad económica inferior a los de otros que han elegido una financiada con fondos públicos».
De hecho contrapuso esta política -la exclusión de las privadas de las ayudas autonómicas y también de las prácticas sanitarias en centros públicos- con la adoptada por la Diputación de Valencia, el Cuartel General Terrestre de Alta Disponibilidad o la Conselleria de Justicia, cuyas ayudas o convenios se basan en otros criterios sin valorar la titularidad. «La actitud de trabajo en favor del bien común es el principal interés de la universidad», dijo, antes de pedir a Bueno que informara de la reivindicación al conseller. La directora general, por su parte, puso en valor la «pluralidad» del sistema valenciano y prometió trasladarla.
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Cañizares también incidió en esta idea, y habló de «discriminación flagrante e injusta que no corresponde a una sociedad de derechos donde todos deben ser iguales». También dijo que es una «agresión muy grave a los derechos inalienables de las familias y los alumnos». Todas las convocatorias y las bases de los últimos años han sido recurridas por la institución académica.
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