J. BATISTA
Miércoles, 14 de abril 2021, 00:58
La rehabilitación de las fachadas de los aularios norte y sur de la Universitat de València, en el campus de Tarongers, comenzó el pasado marzo y debe servir para solucionar las patologías que provocan desprendimientos de cascotes, un problema que se remonta a noviembre de 2018 y que obligó a colocar de urgencia redes de protección y vallas perimetrales para evitar riesgos a la comunidad universitaria. Según informaron fuentes del rectorado, la actuación tiene un coste de 1,3 millones de euros y su ejecución se prolongará durante nueve meses.
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La intervención se centra en garantizar la sujeción de los lienzos de ladrillo caravista a la estructura del edificio y afectará a la totalidad de las fachadas, incluyendo la reposición de tramos enteros. Se trata de un problema habitual en este tipo de cerramientos, y en la zona se pueden observar abombamientos y espacios donde ya ha caído parte del revestimiento.
Los edificios datan de mediados de los años noventa, y ya fue necesario actuar en 2003 en las sedes de las facultades de Derecho y Economía, donde se observa una banda horizontal metálica que da sustento a las hojas de ladrillo, una solución que también se utilizará en los dos aularios. Además se mejorarán las juntas de dilatación.
Las mismas fuentes explicaron que las obras se han programado para hacerlas compatibles con la actividad lectiva. De hecho, antes de su adjudicación se creó una comisión de seguimiento conformada por representantes de todos los sectores universitarios para minimizar las molestias de las intervenciones, que se acometerán, sobre todo, desde el exterior, y reduciendo en lo posible el ruido, por ejemplo ejecutando determinadas tareas fuera del horario lectivo.
Además, las redes y vallas que rodean las fachadas sólo se retirarán en cuanto se actúe en la zona en cuestión, de manera que siempre haya elementos de protección contra desprendimientos en todo el perímetro.
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Preguntadas por la demora de la intervención respecto a la caída de los primeros cascotes (a finales de 2018), las mismas fuentes dijeron que fue necesario realizar un estudio urgente de las patologías y que se instalaron inmediatamente los medios protectores. También ha influido la situación de pandemia o la redacción del proyecto técnico previo a la licitación de las obras.
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