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Después de tomar posesión tras las elecciones autonómicas, este próximo 2024 será el primer año que inicie la nueva Conselleria de Sanidad, ya con los presupuestos elaborados por ellos mismos, sin los heredados del gobierno del Botánico. El conseller, Marciano Gómez, se enfrenta a varios retos que debe ir resolviendo a lo largo de los próximos meses, como son reducir las elevadas listas de espera en los hospitales, agilizar las consultas en Atención Primaria, reordenar el mapa sanitario con los nuevos seis macro departamentos de salud, aumentar las plantillas de sanitarios y muchos otros puntos importantes.
Actualmente las listas de espera siguen siendo insostenibles. El promedio de demora para una intervención quirúrgica en los hospitales públicos valencianos es de 79 días (cerca de tres meses) y están afectadas 72.704 personas. Aunque hay 11.146 pacientes en la Comunitat que tienen por delante una espera de más de seis meses y otros 18.969 valencianos deben aguardar entre tres meses y medio año. Para agilizar y rebajar esta lista Sanidad echa mano de las derivaciones a la privada. La operación se hace en un hospital privado, que apenas tiene unos días o semanas de espera, pero el coste corre a cargo de la conselleria, lo que eleva el gasto público pero permite atajar un problema que el sector público, por falta de profesionales, no puede asumir.
Lo que ocurre es que con esta fórmula en muchas ocasiones se produce otro problema, como son las incompatibilidades de programas informáticos entre sanidad pública y privada. Esto hace que muchas pruebas diagnósticas hechas en clínicas privadas no las pueda ver el especialista público, y de hecho el Síndic de Greuges ha hecho una resolución al respecto, pidiendo a la conselleria que ponga una solución.
Y precisamente esta escasez de sanitarios es la que tensiona tanto los hospitales como los centros de salud. La directora general de Atención Primaria, Eva Suárez, se marcó como objetivo la eliminación de trámites para conseguir que cualquier paciente pueda ser atendido en un máximo de 72 horas. Ahora mismo hay muchos centros valencianos en los que es muy complicado encontrar un hueco libre para una visita al médico de familia en menos de entre cinco y siete días.
Esto provoca que los pacientes busquen alternativas, como ir por la vía de urgencias a los ambulatorios o directamente presentarse en el hospital, sin tener una dolencia grave, lo que acarrea mayor presión asistencial y saturación en los hospitales, que deben asumir casos que podría tratar Primaria. Una de las soluciones que se plantea la conselleria es dar más atribuciones a los enfermeros y que puedan hacer un cribado de pacientes en los centros de salud. De esta forma, no todos los casos irían a la consulta del médico, que podría trabajar más liberado para atender mejor a cada persona, y los enfermeros podrían ocuparse de muchas tareas que no necesiten diagnóstico.
Aunque donde realmente hay un problema grave de falta de profesionales es en las zonas rurales y en los hospitales comarcales. Se trata de las plazas de difícil cobertura. Hay 580 plazas que no se logran cubrir en la Comunitat al no encontrar especialistas disponibles en la bolsa de trabajo. Se trata de muchos centros de salud del interior de Valencia y Castellón y del sur de Alicante, donde faltan médicos de familia en Primaria y pediatras, así como también de varias especialidades en los hospitales de Vinaroz, Requena, Elda, Torrevieja y Orihuela. Sobre todo anestesistas, radiólogos, traumatólogos, cardiólogos y digestivos.
Este es uno de los principales caballos de batalla que se ha marcado el conseller y para ello va a crear un nuevo decreto que regule estas plazas, que entrará en vigor en breve, con la intención de hacerlas más atractivas. Eso sí, quien firme un contrato en una de estas plazas complicadas de cubrir deberá estar al menos tres años en ese puesto, aunque tendrá opción a realizar investigación en centros más grandes. Para ello, cada hospital de difícil cobertura quedará dentro de los macro departamentos que va a poner en marcha Sanidad en la próxima primavera.
Se trata de seis grandes áreas. Cada una la controlará un hospital de referencia y asumirá la gestión de varios hospitales más. Supone una medida que aún se está terminando de perfilar pero que ha despertado muchas dudas entre sanitarios y sindicatos. Los hospitales perderán autonomía, al pasar a estar dentro de otros centros más grandes, y los médicos tendrán que desplazarse entre los hospitales de su departamento si es necesario, para evitar que quienes se muevan de su localidad sean los pacientes. Es decir, un traumatólogo del hospital General de Valencia probablemente tendrá que ir al hospital de Requena algún día a la semana cuando se necesite para atender a la gente. Esto tampoco ha sentado bien en el hospital Doctor Peset, que quedará bajo la tutela y gestión de La Fe pese a ser el segundo hospital mejor valorado de la Comunitat.
Para aumentar la plantilla se debe frenar en seco la fuga de médicos jóvenes que hay. Sólo desde la pandemia más de mil facultativos se han marchado de la Comunitat a ejercer fuera por las mejores condiciones que les ofrecen. Sanidad tiene que encontrar fórmulas para retener talento con las que solucionar este problema, como es la propuesta de ofrecer tres años de contrato a los facultativos que acaben su formación MIR como especialistas en hospitales de la Comunitat.
También debe concretar toda la tramitación de la Oferta Pública de Empleo, que sacará a adjudicación 4.507 plazas y que permitirá incrementar el número de profesionales en la sanidad valenciana y reducir la temporalidad. Además, el hospital General también se ha podido reforzar con 318 plazas, en lo que era una reivindicación desde hacía años y permite rebajar la presión asistencial que había en el centro, uno de los más colapsados de la Comunitat. Junto esto, unos 3.000 profesionales más pasarán a ser de la conselleria, tras las reversiones de los hospitales de Dénia (31 de enero) y Manises (7 de mayo) que se llevarán a cabo este año 2024, en el que ambos centros pasarán a ser de gestión pública.
Y tras llegar a un principio de acuerdo en diciembre con los sindicatos, el próximo 15 de enero comienzan las negociaciones de la mesa sectorial para crear el nuevo decreto de jornada que regule por fin las 35 horas semanales que tantas protestas ha conllevado por parte de los sanitarios. Después de que el Botánico no solucionara el problema, Gómez tuvo que lidiar con varias concentraciones de protesta de los trabajadores hasta que ha acordado que la medida se ponga en marcha el 1 de enero de 2025.
Además, un problema que sigue vigente son las agresiones a los sanitarios. Han aumentado en el último año y especialmente las verbales son demasiado frecuentes, con amenazas e insultos tanto a médicos como a enfermeros, auxiliares, celadores y administrativos. Incluso están creciendo los golpes físicos. Pero pese a haber un informe desde hace más de un año en el que detecta qué centros de salud son los que más agresiones tienen, y en el que la conselleria se compromete a reforzar la seguridad en los 20 centros más conflictivos, todavía no se ha llevado a cabo y no tienen personal de seguridad, mientras se siguen produciendo incidentes.
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