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Los comerciantes acostumbran a sacar el datáfono antes de que el cliente pueda especificar qué método de pago van a usar. Un gesto cada vez más común. Eso sí: pocas veces se equivocan al sacar este aparato. El pago con tarjeta va ganando adeptos, sobretodo ... entre los más jóvenes, que en su gran mayoría han dejado el efectivo de lado. Jordi es valenciano, tiene 25 años, y no teme decir entre risas: «Pago con tarjeta hasta el parking, que me cuesta cinco céntimos».
Una realidad a pie de calle. Sólo con observar las colas a las puertas de los cajeros automáticos se puede comprobar que la mayoría de personas que esperan su turno para sacar dinero superan los 40 años de edad. Una encuesta del Banco de España lo confirma. En el año 2014, el 80% de los encuestados contestaron que preferían efectuar sus compras con dinero en efectivo. En 2020, esta cifra descendía drásticamente, con sólo un 35,9% de personas que elegían el pago en metálico.
Laura tiene 34 años. Hace cola en un cajero de la calle Fernando el Católico. Para ella es raro ir a sacar efectivo. «Pago absolutamente todo con la tarjeta. Es mi zona de confort. Nunca llevo dinero encima», dice mientras muestra su cartera completamente vacía. El motivo por el que espera en el banco es porque tiene que renovarse el DNI. «Me parece increíble que en pleno 2023 sólo te permitan el pago en metálico», opina la joven. Y es que en los comercios no suelen poner trabas para pagar con tarjeta. Los mismos comerciantes no se extrañan de que sus clientes no lleven ni una moneda encima.
Carolina tiene 22 años. Nunca lleva más de dos euros en su cartera. Hace años que no pisa un cajero para sacar dinero. «Tampoco veo la necesidad de llevar dinero en efectivo. Me siento más segura llevando la tarjeta en el móvil porque si me roban la cartera tampoco se llevan mucho», cuenta la joven. La única pega que ha encontrado es en el momento en el que tiene que sacar tabaco de la máquina de algún bar. Hace poco aparecieron máquinas que permitían el pago con tarjeta. Pero pocos son los negocios que las tienen. «Cuando no llevo efectivo encima y necesito sacar tabaco lo que le suelo decir al camarero es que me cobre con tarjeta lo que cuesta el paquete y que me dé el dinero en efectivo», revela Carolina. Un día se le ocurrió esta fórmula para no tener que ir buscando cajeros, «la verdad es que nunca me han puesto ninguna pega ni me han mirado extrañados al decirlo».
Se pueden contar con los dedos de una mano los establecimientos que no admiten el pago con tarjeta. Cada vez más locales retiran los carteles para avisar de que es necesario un importe mínimo para pagar con tarjeta. Y, en caso de no tener datáfono, otra de las opciones más populares es efectuar los pagos mediante Bizum, la nueva herramienta que parece haber desplazado a las transferencias bancarias. Valeria, de 25 años, revela: «De normal no llevo ni cinco euros de efectivo en la tarjeta». La joven acostumbra a hacer Bizums. La opción más cómoda para las quedadas con amigos. No hablamos sólo de cenas copiosas en este caso. Los jóvenes utilizan la herramienta hasta para pagar el café.
Todo depende de quién sea el usuario. Nacho, de 24 años, sólo pide a sus amigos que le hagan un Bizum cuando se trata de cantidades elevadas. Pero el joven cuenta de manera divertida: «Amigos míos me han llegado a pedir que les pase un euro y medio y además, con insistencia». Al joven no le importa transferir a sus amigos esas cantidades tan pequeñas, aunque evidentemente le resulte una situación bastante cómica. «Paradójicamente, cuando soy yo el que pido que me pasen el dinero que me deben por Bizum, me dicen que les ha dejado de funcionar. Luego vuelves a pedir que te devuelvan el dinero y, un mes más tarde, les sigue sin ir la aplicación. Como no suelen llevar efectivo, al final te quedas sin nada», dice riéndose.
Entre los jóvenes entrevistados, hay algunos que destacan que ni siquiera saben dónde tienen su tarjeta física desde que la llevan en el móvil. Un dispositivo que se ha convertido en el centro del universo para las nuevas generaciones. Sólo con el móvil ya tienen forma de comunicarse con sus seres queridos, de pagar con tarjeta en cualquier establecimiento o de utilizarlo como si de una cámara de fotos se tratara.
Aun así, según las investigaciones del Banco de España, el dinero en efectivo continúa siendo la forma de pago más habitual en la práctica. En dos años, los pagos con tarjeta han aumentado en un 13%. Mientras que en 2019 un 83,2% de los pagos en comercios físicos eran en efectivo y un 15,3% con tarjeta en el año 2022 el panorama cambia con un 65,6% de los pagos en efectivo y un 28,3% con tarjeta. Además, en 2019, el pago con el móvil era residual, mientras que en 2022 representa el 3,7% de los pagos totales en comercios físicos.
Todavía hay personas que se resisten a utilizar la tarjeta de crédito, una tendencia que se da al alza en las personas de mediana edad en adelante. Amparo tiene 51 años. Compra en una charcutería del centro de Valencia y extiende su bilete de 50 euros. La mujer se encuentra con un problema que suele ser habitual: la vendedora no tiene cambio. «Yo prefiero pagar siempre en efectivo. No es por comodidad, es que estoy harta de que el banco gane tanto dinero con mis transacciones», desvela.
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