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Instante en el que se ha notificado a los docentes que se paralizaba la vacunación. Iván Arlandis

«¡No pongáis ni una vacuna más!»

Tres horas después de comenzar a inmunizar a los profesores, el responsable del operativo irrumpió en el hospital de campaña de La Fe al grito de «se supende la vacunación». Sanidad acababa de suspender el uso de AstraZeneca

Joaquín Batista y m. sáiz-pardo

Valencia

Lunes, 15 de marzo 2021

De la esperanza a la incertidumbre mediaron tres horas: el tiempo que separó el inicio de la campaña de vacunación del personal educativo de su apresurada suspensión, que llegó a voz en grito tras confirmarse ayer la decisión tomada por el Gobierno y las autonomías sobre el fármaco asignado, el de AstraZeneca, cuya administración se pospone 15 días.

Las dudas sobre los efectos secundarios y el efecto cascada tras la postura de varios países europeos -Francia, Alemania e Italia ayer; Dinamarca, Noruega e Islandia la pasada semana-, hicieron saltar por los aires la cuidada planificación de la Generalitat para el colectivo de la enseñanza, especialmente importante por su volumen, con 120.000 personas llamadas a recibir la primera dosis en seis días.Era la prueba de fuego para la vacunación masiva que debe llevar a algo parecido a la normalidad.

La jornada empezó bien. Todo estaba organizado. En las horas previas la consellera de Sanidad había reiterado el mensaje de los últimos días. Tranquilidad con el fármaco, incluso para las 7.700 personas que habían recibido vacunas del lote retirado.

A las 15 horas se puso la primera inyección del colectivo educativo. En el hospital de campaña de La Fe los centros 'pioneros' fueron los IES Baleares y El Saler de Valencia. «Ha sido muy sencillo, muy rápido y puntual. El pinchazo ni se ha notado», explicó Clara Sanchis, docente del segundo instituto. El proceso arrancó a la misma hora en otros tres puntos de vacunación: el hospital de la Malvarrosa, el centro Jubiocio de Valencia y el polideportivo One Wall de Massamagrell. Estaban convocadas 106 escuelas, que irían llegando en intervalos de treinta minutos.

A las cinco de la tarde el ambiente era casi festivo en la cola del recinto provisional. Tanto que en muchos casos se olvidó la distancia de seguridad. En la carpa se celebraban los llamamientos con aplausos -cuando el personal pasaba a los boxes de vacunación-, se grababa el momento en vídeo y en la sala habilitada para controlar posibles reacciones tras el pinchazo la conversación era amena y algunos se hacían fotos. Por entonces, ya se había convocado el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud para valorar la suspensión de la inmunización con AstraZeneca, pero el proceso seguía según lo previsto.

En la fila tampoco se sabía mucho más. Una docente, informada por LAS PROVINCIAS, bromeaba: «No me digas eso que me voy a mi casa». Se veían polares falleros y algo de inquietud entre los responsables de vacunación de los centros que debían controlar la asistencia de sus compañeros. Pero por algún retraso puntual y la cercanía de la hora asignada.

Los murmullos se extendieron al confirmarse la decisión adoptada en el Consejo Interterritorial. Muchos dejaron de hablar y sacaron el móvil para confirmarlo. La pregunta que flotaba en el ambiente era: «¿Y ahora qué?».

La respuesta la dio Juan Beltrán, jefe de servicio de Medicina Preventiva del Hospital La Fe, encargado de la coordinación del dispositivo. «¡No, no, no, se suspende la vacunación, no pongáis ni una más!», decía a viva voz mientras recorría los 15 boxes habilitados en las carpas ante las miradas atónitas del personal que acababa de recibir su dosis o que estaba a punto de enfrentarse al pinchazo. Había llegado la confirmación oficial de la administración. Eran las 18.22. La vacunación de los docentes había durado poco más de tres horas.

«Tres compañeros estaban ya esperando cuando han entrado a decir que se suspendía. Algunos de los que estaban vacunados (en la sala de control) han salido llorando. Había desconcierto y caos», explicó una docente a la que el anuncio le cogió esperando en la cola.

Hasta la zona se trasladó el secretario autonómico de Educación, Miguel Soler, que trató de calmar los ánimos e informó de que todos los llamamientos quedaban suspendidos y que en las próximas horas se informaría de los pasos a dar. Sólo quedaba volver a casa con un poso de decepción. Y de incertidumbre.

La consellera de Sanidad Ana Barceló explicó que la paralización de la vacunación con AstraZeneca afecta a otros colectivos que debían iniciar su inmunización esta semana, como profesionales de servicios sociales y trabajadores de instituciones penitenciarias. El departamento señaló a primera hora de la mañana que se había previsto inyectar cerca de 85.000 dosis de esta compañía en los próximos siete días, que sumadas a las del resto de farmacéuticas iban a permitir multiplicar por dos el ritmo de vacunación. Una esperanza que lógicamente ha saltado por los aires. Barceló también quiso mandar un mensaje de tranquilidad a los ya vacunados, señalando que la medida se ha tomado por precaución.

Once casos de trombos

La decisión de Sanidad, bendecida por todas las comunidades en el citado consejo, llega después de que el fin de semana se detectaran 11 casos de trombos cerebrales (un paciente en España, seis en Alemania y cuatro en Noruega), todos ellos con cuadros similares tras recibir la dosis de AstraZeneca. Además, se está a la espera de que el comité europeo para la Evaluación de Riesgos en Farmacovigilancia de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) se reúna el jueves con responsables del laboratorio británico para determinar si están vinculados con las inyecciones.

El ministerio tuvo noticia el sábado del primer caso de estas extrañas embolias en España: una «poco frecuente» trombosis «venosa cerebral» en los «senos venosos», acompañada de una «disminución de plaquetas» y una «activación de una coagulación irregular», tal y como lo explicó la directora de la Agencia Española del Medicamento, María Jesús Lamas, que reveló que este paciente ha sobrevivido a esta crisis y mejora. El mismo cuadro se repitió en el resto de casos.

Las autonomías acordaron bloquear 'ipso facto' en sus almacenes las 760.966 dosis de los laboratorios británicos que todavía quedaban en la tarde de ayer sin inocular. Hasta el momento se han inyectado 939.534 dosis. Uno de los interrogantes que se suscitan es qué sucederá con aquellos -la inmensa mayoría- que ya han recibido la primera dosis si se mantiene la medida.

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