La Comunitat Valenciana, con un índice de fallecidos en viviendas por millón de habitantes de 5,18 y un total de 27 víctimas mortales (16 hombres y 11 mujeres), es la tercera comunidad autónoma con mayor tasa de siniestralidad mortal por incendio en el hogar en 2023 y también la tercera con mayor número de fallecidos, tras Andalucía y Cataluña. Además, la provincia de Valencia es la tercera con más fallecidos de España, sólo por detrás de Barcelona, con 27 muertos.
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Los meses más trágicos fueron febrero y abril (5 y 4 fallecidos en cada uno, respectivamente); el día con mayor número de víctimas fue el lunes (con 6 fallecidos); y las franjas horarias con más fuegos mortales en el hogar fueron las comprendidas entre las 00:00 y las 08:00 horas (con 10 fallecidos). Del total de fallecidos, 22 personas tenían más de 49 años.
Un total de 249 personas perdieron la vida en incendios o explosiones en 2023, la cifra más alta desde 2010. Un año más, los mayores de 64 años han vuelto a ser el grupo de mayor riesgo, con el 43,8 por ciento del total de víctimas mortales, porcentaje que se eleva al 49,1% en el caso de los incendios en viviendas.
Estas son algunas de las conclusiones a las que llega el informe 'Víctimas de Incendios y Explosiones en España 2023', que Fundación MAPFRE y la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos (APTB) han presentado este lunes con datos sobre los 131.500 fuegos o explosiones que se han producido durante el año pasado y que han afectado a 28.312 edificaciones, 18.512 de las cuales fueron viviendas, según sus estimaciones.
Las víctimas más comunes han sido hombres mayores de 64 años que viven solos en sus casas. De manera detallada, la investigación ha expuesto que 173 de los fallecidos murió en casa, tres menos que que en 2022, y que el 59% del total fueron hombres. Asimismo, el estudio incide en que el riesgo de morir en un incendio se multiplica por tres en personas que viven solas.
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Un total de 150 de los fallecidos perdió la vida entre enero y marzo y entre octubre y diciembre, 99 en viviendas. Los peores meses fueron enero, febrero y marzo, con un total de 56 muertos. De acuerdo con MAPFRE y la APTB, esto deja claro que la mortalidad por incendio está directamente relacionada con las bajas temperaturas y el uso de sistemas de calefacción.
Las viviendas en bloques de edificios fueron las que registraron más víctimas mortales (el 61,8% frente al 38,2% de las unifamiliares), situación que se ha repetido en los últimos años. Por estancias, los incendios en viviendas comenzaron de forma mayoritaria en el salón (48,8% de los fallecidos), el dormitorio (27,6%) y la cocina (10,6%).
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La franja horaria en las que más víctimas se dieron es la nocturna (el 58,9% entre las 20:00 y las 08:00) frente a la diurna (el 37,6% entre las 08:00 y las 20:00). Además, el 76,9% de las muertes se registró entre semana (44, en miércoles, y 26, en lunes), mientras que el 23,1% en fin de semana.
Entre las causas de fallecimiento por incendio en la vivienda, el informe ha destacado la inhalación de humo y gases tóxicos, que produjo la muerte a 135 personas (78%); las quemaduras (19,1%); los traumatismos (1,2%) y otras lesiones (0,5%). A su vez, a partir de los datos confirmados, ha incidido en que los incendios y explosiones en viviendas se originaron de manera principal por fallos en aparatos eléctricos, que provocaron 36 víctimas mortales; seguido de chimeneas, estufas, braseros y otros productores de calor, que causaron 27 víctimas.
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En términos absolutos, Cataluña fue la comunidad autónoma con mayor número de víctimas mortales por fuego, con 46; seguida de Andalucía, con 42; y de la Comunitat Valenciana, con 37 fallecidos. En relación a los fallecidos por incendios en vivienda, la comunidad autónoma con mayor número de víctimas fue Andalucía, con 32 fallecidos; la segunda fue Cataluña, con 31; y la tercera la Comunitat Valenciana, con 27. En lo que se refiere a residencias de mayores, estos centros han registrado un total de 48 fallecidos por incendio entre 2023 y 2023.
En este informe, Fundación MAPFRE y la APTB han propuesto pautas sencillas para prevenir un incendio. Por ejemplo, no sobrecargar las instalaciones eléctricas; no desatender velas, sartenes o planas; nunca dejar la chimenea ni estufas de combustión encendidas por la noche o sin apagarlas completamente, incluidas las brasas; evitar el uso de braseros y aparatos similares que sean antiguos o que no estén homologados; y no utilizar combustibles o acelerantes para encender o avivar el fuego en chimeneas, estufas, etc.
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A su vez, también han aconsejado tener cuidado con el uso de ciertos aparatos eléctricos, como por ejemplo un radiador o un calefactor, que nunca deben cubrirse o acercarse a ropa o cortinas. En este sentido, también han recomendado que un electricista autorizado compruebe que las instalaciones de electricidad no estén obsoletas para la carga eléctrica que actualmente exigen ciertos electrodomésticos, como las placas vitrocerámicas o de inducción, las secadoras de ropa o los sistemas de aire acondicionado.
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Asimismo, han insistido en que todas las instalaciones eléctricas deben contar con elementos de protección, tanto para las personas (interruptor diferencial) como para los circuitos (pequeños interruptores automáticos), sin olvidar la necesaria toma de tierra. Por esta parte, han recomendado que profesionales autorizados revisen las instalaciones en viviendas de más de 30 años, de forma especial en lo que concierne a la posible existencia de elementos como el empalme de los cables y los enchufes en mal estado.
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Con respecto a los centros asistenciales como las residencias, los expertos han destacado la importancia de tener sistemas de alerta temprana y extinción automática; el fomento de la formación continua de los trabajadores y el refuerzo de las inspecciones por parte de los servicios de prevención.
En líneas generales, Fundación MAPFRE y la APTB han aconsejado aprender a identificar las fugas de gas internas, que, aunque son poco habituales, pueden generar una explosión. En esta parte, han incidido en que en caso de fuga (que tendría un olor similar al de huevo podrido) no se debe tocar ningún interruptor (ya que hay que evitar generar una chispa). Es muy importante abrir la ventana para que ventile el espacio y llamar a los bomberos desde otra estancia.
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A su vez, han pedido aprender a utilizar un extintor, instalar un detector de humos, enseñar a los escolares dónde están las salidas de emergencia de su edificio y que no deben esconderse debajo de camas o dentro de armarios si se produce un fuego. Si no hay peligro, hay que intentar apagar el fuego y, si no se puede, se debe alertar a todos los ocupantes de la vivienda para realizar la evacuación de manera ágil y ordenada, cerrando la puerta al fuego para que no se extienda.
De acuerdo con los expertos, se debe salir en el menor tiempo posible, sin recoger nada excepto las llaves de la vivienda para entregárselas a los bomberos a su llegada. Sin usar el ascensor, y ya en la calle, se aconseja llamar al 112. Si no es posible salir porque hay fuego o humo en la escalera, se debe llamar al 112, cerrar todas las puertas a nuestro paso, tapar con paños húmedos las rendijas, refugiarse en la estancia más alejada del fuego y, a ser posible, que disponga de ventana para dejarse ver desde ella y, sin perder la calma, esperar la llegada de los bomberos.
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