MAPA | El valenciano gana por la mínima en la consulta

Con los datos resultantes de la consulta la administración autonómica tendrá que planificar la organización de aulas de cara al próximo ejercicio, exactamente en lo que se refiere a los niveles educativos (1º, 2º, 3º, etcétera), pues en función de los votos emitidos para cada opción se establecerá si hay una o dos lenguas base en centros que tengan al menos dos líneas.

Este trabajo estará listo antes del proceso de admisión, aunque los progenitores ya pueden hacerse una idea sobre en cuál quedarán adscritos sus hijos a partir de este mismo jueves, en el momento en que se publiquen los resultados en los tablones de anuncios de los centros. En aquellos que permanezcan cerrados por la alerta meteorológica se colgarán en cuanto se reanude la actividad. Además, en las próximas horas también se informará de los resultados globales para cada lengua base y en cada centro, aunque en este caso sin listados de alumnos para cada opción, a través de la página web de la conselleria.

El conseller José Antonio Rovira, ha facilitado la información este jueves en una nueva comparecencia de prensa, esta vez centrada en las preferencias de los votantes (el 58% del censo total). Los resultados son variables en función de la provincia (el castellano gana en Alicante, el valenciano en Valencia y Castellón), de las comarcas, siguiendo más o menos el patrón de las zonas de predominio lingüístico, o de los municipios. En Valencia capital, por ejemplo, el español se ha impuesto con claridad: 63,86% de votos frente al 36,14%, así como en Alicante (83,07%-16,93%), Elche (59,75%-40,25%) o Torrent (55,64%-44,36%). Por contra, el valenciano ha hecho lo propio en Castellón (61,9%-38,1%), Vila-real (77,6%-22,4%), Gandia (70,81%-29,19%) o Sagunto (67,73%-32,27%), por citar los resultados de la poblaciones más pobladas facilitadas por la conselleria.

Los datos, al menos en una lectura superficial, son representativos de la realidad sociolingüística de los municipios, aunque solo se desprendan de preferencias de madres y padres con hijos en edad escolar. Y eso que para este colectivo de población los mecanismos de elección pueden incluir más variables además de la lengua de uso habitual. Pedagógicos e incluso pragmáticos, y más sabiendo que de la votación puede depender la adscripción del hijo en grupo u otro (o lo que es lo mismo, con unos compañeros u otros) o la continuidad de la enseñanza en la lengua mayoritaria cursada hasta la fecha. No se debe perder de vista que la consulta se ha limitado a familias con hijos ya matriculados. Los de nueva incorporación al sistema (así como los de Bachillerato) ya elegirán en el proceso de admisión.

De la información trasladada se puede aventurar que muchos centros volverán a tener una configuración de doble programa lingüístico (o lengua base), teniendo en cuenta que en el peor de los casos se necesita de un porcentaje del 25% de los votos para que al menos exista una unidad en la lengua menos votada. Es decir, es fácil que suceda. Esta organización desapareció con la Ley de Plurilingüismo del Botánico. En cualquier caso, y es importante insistir, todo dependerá de los votos en cada nivel. Dicho de otro modo, se 'competía' con las familias del resto de la clase o clases, no con las de otros niveles.

Otra conclusión llamativa es el cambio de patrón en las votaciones en función de la edad del hijo. O lo que es lo mismo, de la etapa educativa. El castellano queda por debajo del 50% en 1º, 2º, y 3º de Infantil y en 1º, 2º, 3º, 4º y 5º de Primaria, niveles en los que la mayoría se ha decantado por el valenciano. Sin embargo, obtiene más de la mitad de los votos, sin excepción (la lengua propia queda por tanto por debajo), en 6º de Primaria y en los cuatro cursos de la ESO. Quizá por una cuestión de aprendizajes (más intenso y especializado en Secundaria) o de demografía (más institutos y concertados en grandes ciudades).

Los datos han servido a José Antonio Rovira para destacar que se ha apostado «por un sistema equilibrado y de convivencia entre dos lenguas», lo que a su juicio supone una victoria «del pluralismo frente al pensamiento único y el modelo único». También ha defendido que el proceso no era «una competición entre el castellano o el valenciano como algunas entidades y partidos han querido hacer ver», y que «han ganado las dos lenguas y sobre todo las familias, que van a definir el nuevo mapa lingüístico de la Comunitat». «Por primera vez han decidido, no esta administración ni ninguna organización política, como en los últimos años», ha concluido.

Para interpretar los resultados hay que tener en cuenta también otras claves. Por un lado, la alta movilización de las organizaciones favorables a la enseñanza en valenciano, como el sindicato docente mayoritario, el STEPV, o la asociación Families pel Valencià, que en las últimas horas se han felicitado de los resultados . Y por el otro, el efecto desincentivador que ha podido tener el proceso en las zonas castellanohablantes. Y es que en estos casos ya tienen garantizada la enseñanza en español (sólo darán en valenciano la materia lingüística), por lo que la participación, que en estas sólo servía para detectar posible demanda en valenciano (y habilitar adicionales para satisfacerla) se ha podido resentir. De hecho, en términos porcentuales, ha sido menor en estos territorios: 46,7% del censo en la Vega Baja, 56,6% en La Plana de Utiel-Requena o 45,17% en La Hoya de Buñol, por citar algunas de las más representativas. El promedio de la Comunitat fue del 58,61%.