Desde hace años las ciudades están acabando con las barreras arquitectónicas que impiden el acceso a las personas con movilidad reducida. Pero los valencianos en ... silla de ruedas siguen sufriendo desigualdades y muchos problemas en la sanidad pública, ya que la gran mayoría de aparatos para pruebas diagnósticas e incluso las camillas para las revisiones no están adaptadas para estas personas. Hasta el punto de que en muchas ocasiones se tienen que marchar sin que les puedan hacer la prueba o se la hacen de forma deficiente, sin que el médico apenas pueda leer después el resultado.
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El principal problema se encuentra en los centros de salud de la Comunitat, que no disponen de celadores para poder levantar y colocar a estos pacientes en la camilla, pero también en los centros de especialidades, donde muchas pruebas diagnósticas o revisiones, como las del ginecólogo, las mamografías o las oftalmológicas resultan muy complicadas o directamente imposibles de realizar, al no poderse adaptar a la movilidad del usuario.
Yolanda Ruiz es vicepresidenta de la asociación Aspaym y una de las afectadas. Sufre tetraplejia y cada vez que tiene que ir en su silla de ruedas a un centro sanitario tiene problemas. «Sobre todo en los centros de salud las camillas son antiguas, no tienen sistema hidráulico ni electrónico, así que ni suben ni bajan, pero en muchos hospitales también pasa, deberían ir renovando el material», denuncia. «Pero en Primaria no disponen de celador que te pueda ayudar, por lo menos te podrían colocar, pero no hay celadores, que en los hospitales sí hay», añade.
También a Mari Carmen Maupoey le ocurre siempre que se enfrenta a estos problemas con los aparatos sanitarios. «En las pruebas para mamografía y oftalmología golpea la máquina todo el rato con la silla, o bien con los reposapiés, con los reposabrazos, es complicado. En algunos centros no me han podido hacer la prueba. Y para hacerme una citología no están adaptadas las camillas», explica la mujer. «Este mes de junio tengo una mamografía en la antigua La Fe, ya veremos si me la pueden hacer, porque siempre ocurre algo. No baja bien la máquina, tropieza en las rodillas, es complicado, me parece lamentable. Me tengo que quitar los reposapiés, el mando lo tengo que bajar, y todo eso necesito que alguien me lo haga», apunta.
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Ruiz también destaca que le resulta «inviable ir al ginecólogo» por el potro para sentarse, que no está adaptado. «En las revisiones tienes que estar con las piernas levantadas, y no se puede. En ningún sitio tienen un potro adaptado para gente como nosotras, es un problema», dice. Pero lo hace más general, no sólo en esa especialidad. «Toda la maquinaria de la sanidad no está nada adaptada. A mí me han hecho placas de espalda, que como no podían tumbarme en la máquina, me la tuvieron que hacer sentada en la silla. Pusieron la plancha entre el respaldo y mi espalda, pero salió torcida y no se veía bien, el médico después en la consulta me dijo que no le valía la prueba», lamenta.
La ausencia de grúas adaptadas para personas con movilidad reducida en los centros de salud y de especialidades es otro problema más. Para Maupoey ir al oftalmólogo «es un show» porque la máquina «choca constantemente con la silla» y no puede «apoyar bien la cabeza para hacer la revisión como toca», expresa. «Los aparatos sanitarios para personas con movilidad reducida falta adaptarlos. Me cuesta mucho cada vez, es un problema cuando tengo que hacerme pruebas o revisiones. En un centro de salud las camillas no están adaptadas ni muchos aparatos, aunque en los hospitales sí que hay más medios», expone.
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Y aunque los afectados destacan «la buena voluntad y profesionalidad» del personal sanitario para intentar hacerles las pruebas pese a las complicaciones, muchas veces acaba siendo imposible. «Al ginecólogo muchas veces directamente no te envían, y en la consulta del médico de cabecera colocarse en la camilla es inviable. Te revisan en la silla como pueden o en el servicio de enfermería y entre unos cuantos a veces te pueden ayudar», asegura la vicepresidenta de Aspaym.
Además, también tienen problemas en algunas especialidades de la sanidad privada, como es el caso del dentista, donde no pueden sentarse en las sillas también por no estar adaptadas. «En general, las máquinas nos dan problemas a todos, cada uno más o menos en función de la movilidad que tenga, por ejemplo yo una mamografía sí me he podido hacer, aunque con algunos problemas, pero otras personas con menos movilidad es imposible hacerlas», explica.
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Yolanda Ruiz, vicepresidenta tetraplegia
Reclamamos que haya celadores, debería haber celadores.
Aparatos casi ninguno está adaptado.
Placas, resonancias todo eso es un problema. Ponen voluntad algunos pero no se puede hacer o no sale bien.
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