Valencianos en Roma: Tres horas y media de cola para ver al Papa

Tres horas y media de cola para ver el féretro del papa Francico. Tres horas y media, desde las ocho y media de la mañana hasta el mediodía, que han merecido la pena para los 32 integrantes del grupo de peregrinos de la parroquia Nuestra Señora de la Asunción de Riba-roja, que han viajado con el párroco Javier Grande. Desde el martes se encuentran en Roma. Esta expedición de valencianos ha podido incluso contemplar el traslado del féretro del Pontífice desde Santa Marta hasta la Basílica de San Pedro en el que han descrito como un momento repleto de emociones y sensaciones que encuentran difícil relatar.

«Ha sido un momento muy emocionante. Lo que he sentido es algo inexplicable», relata Fernando San Isidro, uno de los integrantes del grupo de Riba-roja. A las palabras de Fernando se añaden las de Enrique Murillo, quien destaca que poder vivir este momento «dentro de la tristeza que supone el fallecimiento del Papa es una alegría». Enrique recalcado que el instante de situarse ante el féretro ha sido una ocasión de «oración muy sentida después de la que salimos desde aquí pletóricos, reforzados. Ver al Papa nos ha transmitido mucha paz».

El grupo de de Riba-roja llegó este martes a la ciudad eterna para celebrar el Jubileo de la Esperanza, pero los acontecimientos han concedido un nuevo cariz a su viaje. Cuando organizaron la expedición nada les podía llevar a imaginar que el Pontífice habría fallecido, que verían su féretro en la Ciudad del Vaticano.

Varios grupos de peregrinos valencianos que «como cristianos» le consideraban su «líder» ya han llegado o lo harán en los próximos días. Así, también se encuentra en Roma desde el martes una expedición de 62 personas procedentes de las parroquias de Albal, Benetússer y Alfafar, que viajan con el párroco de San Carlos Borromeo, Engracio Bataller, y otros sacerdotes de las poblaciones de l'Horta Sud. Todos ellos también han pisado la plaza de San Pedro y han pasado por la capilla ardiente del Pontífice tras tres horas de espera en la cola de fieles. «Ha sido emocionante, con ambiente de silencio y piedad», afirmaba el sacerdote Engracio Bataller.

Rendir homenaje al papa fallecido no era el objetivo, pero han disfrutado de «un privilegio». No sólo van a vivir un momento histórico, además, «aunque desde la pena, nos vamos a poder despedir de él y darle gracias por lo que ha hecho por nosotros y por la Iglesia», apuntaba Fernando a su llegada a la ciudad eterna el martes. «Como cristianos, Francisco era nuestro líder».

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