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El pasado 25 de noviembre una niña de la pequeña localidad de Vallanca, en la comarca del Rincón de Ademuz, cumplía diez años. Lo que para ella y para toda su familia fue una jornada de alegría al alcanzar las dos cifras en cuanto a su edad también tiene una parte con un cierto punto amargo y de recordatorio para el municipio. Y es que esta pequeña fue la última que se incorporó al padrón municipal mediante nacimiento en la propia población. Desde el 25 de noviembre de 2011 la lista de nacidos no se ha incrementado en este municipio. Pocas alcaldesas o alcaldes de la Comunitat podrían responder a la pregunta de cuántos niños hay en su municipio como lo hace Ruth Sánchez. Piensa unos instantes y cuenta mentalmente hasta once. Además, señala que recuerda perfectamente el nombre de cada uno de ellos. Sánchez estaría encantada de no poder hacerlo por el hecho de que hubiera muchos más menores.
Y puede parecer paradójico, porque se da la circunstancia de que este municipio, con 150 censados, aunque sólo cien de ellos viven todo el año, presenta múltiples atractivos para que familias jóvenes con o sin niños se decidan a tener una vivienda barata y un empleo además de estar rodeados de un paraje privilegiado y de tranquilidad, mucha tranquilidad.
Por lo que corresponde al primer aspecto, en un estudio publicado este pasado verano por un portal especializado, la localidad ocupaba el tercer escalón del podio de toda la Comunitat Valenciana por lo que respecta a las menores cantidades necesarias para adquirir un hogar. Sólo era superada por Pinet y Andilla. En Vallanca, comprar una casa apenas superaba los 47.000 euros de media, cifras muy alejadas de lo que puede costar una casa en municipios de mayor tamaño. Aún hoy hay ofertas bastante atractivas por pisos nada pequeños.
Quien quiera residir en este municipio ubicado a 150 kilómetros de la ciudad de Valencia y a 50 de Teruel y se pregunte si tendrá un medio para vivir, la propia alcaldesa señala que se ha generado una especie de círculo vicioso por el cual no llegan familias jóvenes «porque no hay trabajo, y el que hay es más manual y quienes han estudiado su carrera se han asentado en la ciudad».
Sin embargo, apunta que los puestos de trabajo que salen «nos cuesta mucho cubrirlos, sobre todo los que sacamos desde los ayuntamientos a través de los planes de empleo».
Sánchez explicó que hay una mina en el término municipal de Vallanca «y no nadie de aquí que esté trabajando en ello. Sacaron una oferta de trabajo y este otoño han vuelto a sacar». Por tanto, «trabajos hay, pero a veces cuesta cambiar de la zona urbana a la zona rural y creo que es un poco porque la gente tiene miedo a no tener ruido y servicios».
Contra estos argumentos, la alcaldesa de Vallanca detalla: «Servicios sanitarios los tenemos muy bien. Tenemos médico todos los días menos el jueves que va a la aldea. Aunque no tenemos tienda viene el servicio ambulante, también hay un bar...». Asimismo, tanto la educación primaria como la secundaria está asegurada en la comarca del Rincón de Ademuz, una isla valenciana entre tierras aragonesas y castellano-manchegas. Eso sí, a la hora de acceder a la universidad ya hay que preparar la maleta para desplazarse a Valencia o Cuenca, principales destinos de quienes estudien una carrera.
La alcaldesa también incidió en la necesidad de que haya bonificaciones fiscales para quienes estén pensando en emprender y opten por su municipio: «No puede ser que tengas que pagar la misma cuota de autónomo en Vallanca que en Valencia». Una medida en este sentido podría empujar a dar el paso a quienes estuvieran dudando en dar un giro a su vida y optar por el medio rural.
«La gente joven se va a estudiar a la ciudad de Valencia y luego no vuelve aquí porque no le hemos arraigado la identidad de la zona rural, a la comarca a la que pertenece. Les estamos diciendo: 'iros, formaos, que tendréis un futuro mejor en Valencia», explicó la alcaldesa.
«Cuesta atraer a la gente a la zona rural», concluyó. Aunque recientemente ha llegado a la localidad una profesora para trabajar en el instituto de enseñanza secundaria de Ademuz, las nuevas caras llegan con cuentagotas a la zona y la alcaldesa confía en poder darle la vuelta a esta situación en un futuro cercano para asegurar la supervivencia de la comarca.
También pidió que se impulsen ayudas para la mejora y acondicionamiento de segundas residencias que se pudieran posteriormente alquilar o vender a gente que quiera emprender en el mundo rural.
En la memoria del municipio aún está el proceso migratorio que se produjo hace más de medio siglo con la ciudad de Barcelona como destino principal en busca de fortuna con un posterior regreso, años después, de algunos de ellos.
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