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Pilar está pendiente del teléfono, del que depende su estado de ánimo. A través del aparato recibe buenas y malas noticias, a partes iguales. Desde el hospital le informan de que ha dado negativo, su recuperación va bien y pronto le harán la segunda prueba que certifique que ya no corre el parásito por sus venas. Pero tan pronto puede llegar otra llamada desde el mismo dispositivo, esta vez para humedecer sus ojos. Su amiga está en la UCI en la Fe. «Por culpa del maldito virus». Sin soltar el teléfono y aislada en su habitación, llora sola echando de menos el abrazo de consolación.
Pilar es enfermera en el Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre; es jefa de planta y fue de las primeras bajas en el centro. Casi 20 días después ha vencido al virus y está recuperada. Su vuelta al trabajo está más cerca y se hace una idea de cómo estarán las cosas por allí.
Por primera vez las cifras de recuperados superan a las de fallecidos en la Comunitat. Pero aún queda lamentar que son pocos los que como Pilar, acaban con el virus. Tan sólo el 10% de los afectados en la región se ha curado.
Hace un mes salía del Hospital de la Plana de Vila-real el primer vencedor de la pandemia. El joven de Burriana fue también el primer caso en la Comunitat. Hoy son 695 pacientes los que se han recuperado en silencio.
La infección no es una matemática exacta, no ataca a todos del mismo modo. Es lo que aprendió Julián. «Me dijeron que me fuera a casa y tomara paracetamol si subía la fiebre». A los cinco días empezó a toser sangre. Tuvo que ingresar por neumonía. «Cuando salí de las pruebas les asustó que la tuviera tan fuerte y en los dos pulmones». En la quinta planta del Hospital Arnau de Vilanova justo antes de saber que era positivo fue cuando se dio cuenta. «Me sentí vulnerable y solo», dice el joven de 24 años.
Doce días pasó ingresado. «Tomando seis pastillas diarias y el tratamiento; esta semana me mandan a casa, yo no me lo podía creer», confiesa. Dio negativo, la carga vírica había bajado en sangre, pero Julián seguía con neumonía, «sigo con tos y no me encuentro bien», dice que después de pasar unos días en casa podría volver a ingresar.
Sin embargo, otros se enfrentan al virus sin apenas síntomas, como Vicente. Supo que lo tenía casi por casualidad. «Unos amigos dieron positivo cuando Sanidad aún obligaba a dar los nombres de las personas con las que habías tenido contacto reciente, ellos dieron nuestros nombres y nos llamaron», explica. Pese a que su hijo y su mujer tenían síntomas, sólo él dio positivo: «soy lo que llaman los médicos un paciente asintomático», matiza.
«Sentí miedo», confiesa que precisamente por su condición de periodista y director de informativos en Cope Valencia estaba sumergido de lleno en el minuto a minuto de la pandemia. Inmediatamente después echó la vista atrás y fue entonces cuando empezó a hacer cálculos. «Comí con mi madre de casi 80 años la semana pasada, estuve con un jefe que tiene problemas coronarios, con amigos, con compañeros de trabajo... ¿A quién habré contagiado?», no podía evitar preguntarse.
Se lo tomó en serio pese a sus escasos síntomas. «Sólo un día tuve décimas, pero a pesar de todo aún hoy vivo totalmente aislado», explica que lo que más le preocupaba era contagiar a su mujer y su hijo que estaban tomando antibiótico por una posible infección bacteriana. Le fueron controlando desde su centro de salud. «Me hacían seguimiento pero por suerte eran conversaciones cortas». Ya se ha agotado el periodo marcado por los médicos y Vicente descuenta los días: «saldré del aislamiento el 11 de abril», dice. Por el momento está a la espera de la prueba que confirme que está limpio.
El alivio de un negativo después de semanas de lucha es un peso del que pocos se pueden descargar. La infección puede alargarse y el caos por los cambios en el protocolo que hubo no ayudaron en los diagnósticos. Rafa supo de su neumonía por empeño propio. El abogado y concejal de Valencia por Ciudadanos sufrió los primeros síntomas junto a una amiga. Ambos por separado siguieron prácticamente los mismos pasos y recomendaciones al padecer lo mismo, «pero a ella le hicieron la prueba y a mi no», dice que también empeoraron al mismo tiempo. «Cuando a ella le detectaron la neumonía yo me fui a Urgencias convencido de que también tenía, y así fue». Dio positivo días más tarde.
Aún se emociona al recordar los días en el hospital, junto a su compañero de habitación con el que compartió siete días de un largo ingreso. «Reímos juntos, lloramos juntos y aún mantengo contacto con él», relata. En la soledad de su recuperación Rafa encontró un impulso en los gestos más sencillos: «el trabajo del personal sanitario o cómo desde la ventana del Clínico recibía cada día el ánimo de los vecinos».
Ingresado | Rafa Pardo, concejal de Valencia y abogado
Aún recuerda los ánimos que recibía a diario de los vecinos a través de la ventana del Clínico. Aunque lamenta la atención primaria por teléfono no puede dejar de agradecer el trato que recibió en el hospital. Lo que empezó como algo leve, terminó en neumonía. Gracias a su insistencia le ingresaron y recibió el tratamiento. «He llorado de impotencia, es muy lento pero al final se puede salir», dice.
Asintomático | Vicente Ordaz, director de informativos de Cope
Supo que era positivo pese a no tener síntomas y fue entonces cuando empezó sus cálculos: «Comí con mi madre de casi 80 años la semana pasada, he estado con mi jefe que tiene problemas coronarios, con amigos...». Preocupado por su mujer y su hijo no se permitió flaquear; ha seguido lo pautado por los médicos hasta hoy, que a la espera de la prueba que confirme el negativo todavía vive «totalmente asilado».
Leve sin ingreso | Adrián Cotanda, enfermero y jugador de rugby
Esta misma semana dio negativo y el jueves volvía a trabajar en el Hospital Clínico. Era lo que Adrián quería después de 20 días desde que dio positivo. Los síntomas le llegaron al tiempo que a su pareja. Ha sido más llevadero pasarlo juntos, pese a que «ella estuvo más grave y nunca le hicieron la prueba», explica.
Grave sin ingreso | Reyes Martí, pirotécnica
«Esto no va a poder con nosotros», es lo que pensó Reyes Martí en cuanto su marido y ella empezaron a recuperarse. Aunque reconoce que lo ha pasado mal: «No podía abrir los ojos, estaba muy dolorida y tuve que tomar ventolón porque me ahogaba». Ahora envía un mensaje de ánimo y recomienda paciencia.
Ingresado | Julián Redondo, dependiente
Le dijeron que era un catarro y el paracetamol camufló la neumonía. Fue al toser sangre cuando los médicos le dijeron que fuera al hospital; le ingresaron y pasó doce días en los que se sintió «vulnerable y solo». Esta semana le dieron el alta, la carga vírica en sangre bajó pero seguía teniendo la fuerte neumonía que no remite. Después de haber estado unos días en casa, podría volver a ingresar.
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Álvaro Soto | Madrid
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