elísabeth rodríguez
Lunes, 6 de septiembre 2021, 01:13
Tras la hibernación forzada por el virus para múltiples negocios, en especial para aquellos relacionados con fiestas populares y eventos, la churrería de Lola Rodríguez eligió Valencia para su retorno a la actividad. «Llevábamos 18 meses parados y hemos venido porque no podíamos más» ... , cuenta la gerente de este puesto procedente de Jaén y que estuvo estos días instalado en la esquina de la calle Bailén con Xàtiva.
Publicidad
Aunque agradece la vuelta al trabajo, lo cierto es que la venta de churros, buñuelos y chocolate caliente no es precisamente fácil durante estos días donde las temperaturas han sobrepasado los 30 grados. «Con este calor es muy difícil vender, apenas hay movimiento. Estamos facturando un 40% menos y lo que realmente nos ha hecho daño es el toque de queda, porque por la noche, con más fresco, es cuando la gente viene a comprar», explica Lola, que cuenta que el pasado sábado por la noche fue el momento de más ventas pero que se vieron limitadas por la restricción horaria. «Estábamos vendiendo muy bien pero entonces vino la policía porque se acercaba la hora y había que desalojar». señala.
Tras su paso por Valencia, este puesto pone rumbo a Albacete, donde esperan seguir con unas ventas mínimas pese a que no se celebre la Feria tal y como se hacía antes de la pandemia. «Queremos ser optimistas. Aunque no estamos vendiendo igual por lo menos ya estamos haciendo algo, gracias a Dios. Esperemos que el año que viene vaya mejor», concluye Lola.
Paqui, gerente de Churrería y Chocolatería Chico, coincide con Lola a la hora de hacer balance de estas fiestas josefinas. «Se ha ganado muy poco. Apenas llegamos con lo que se ha hecho estos días. El virus, las restricciones, el nivel de gastos que supone septiembre para la gente por la vuelta al cole, el poco turismo que ha habido...todo eso ha pasado factura», explica.
Publicidad
Los puestos de los mercadillos ambulantes también registran una caída de las ventas en estas Fallas atípicas. Moustafa, vendedor de productos de esencia artesanal, calcula que la facturación se desploma entre un 30 y 35%. «Llevo viniendo muchísimos años a las Fallas y tengo clientes fijos que además siempre esperan mi puesto. Este año se ha notado que en los primeros días había poca gente y el fin de semana ya ha tenido más movimiento, mientras que en unas fallas normales hay una explosión de gente desde el primer día y se mantiene», indica. En ese sentido, Moustafa destaca que, pese a la reducción de las ventas, se agradece volver al trabajo. «Es positivo porque es un gran paso después de tanto tiempo parados», afirma.
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.