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MAR GUADALAJARA
Sábado, 29 de enero 2022, 19:00
Los nervios se veían claramente entre las caras de los médicos que el sábado se presentaban al MIR en Valencia, celebrado también en toda España. ... Lo que no se percibía tan a simple vista era el virus, pero estaba, el Covid se coló en los exámenes y los propios médicos opositores lo reconocían.
«Que vengan con Covid me parece normal, yo también vendría al examen con el virus, no vas a perder un año de estudio y de carrera porque no se haya buscado una solución», decía Ana, que era la primera vez que se presentaba al MIR y esperaba allí, frente al aulario sur del campus de Tarongers de la Universidad de Valencia momentos antes de examinarse.
El Ministerio de Sanidad, encargado de organizar estas pruebas, tomó la decisión de vetar a los estudiantes contagiados y dejarlos fuera del examen para acceder a las plazas ofertadas de Formación Sanitaria Especializada. Pese a la insistencia de las asociaciones de aspirantes y de los propios sindicatos por buscar una solución para que se pudieran examinar, no se hizo nada. .
Sin embargo, la estricta norma impuesta por el Ministerio de Sanidad no se cumplió porque en los accesos no se implementó ninguna medida de control para comprobar que los examinados estuvieran limpios. Pero nada, al menos en este aulario sur del campus de Tarongers.
A las dos de la tarde el campus ya estaba repleto de gente, frente a las puertas se agolpaban los estudiantes y sus familias o acompañantes. Algunos hacían corrillos, otros se hacían hasta fotos para el recuerdo, muchos canalizaron sus nervios dando abrazos o incluso saltando, y otros se dedicaban a distraerse hablando con sus compañeros.
«No me preocupa que venga gente que tiene el Covid porque a saber ... Es que si realmente quieren que estos exámenes sean seguros tendrían que hacer algo, ahora mismo estamos todos aquí al mogollón esperando y nadie nos ordena en una fila ni por orden para entrar», decía lamentándose Rodrigo que iba acompañado de su novia.
De repente entre el barullo se hizo el silencio y desde la puerta se hizo un intento de leer las listas y nombres indicando el aula a la que deben dirigirse. Pero no se escuchaba con claridad y algunos pidieron que se emplease un megáfono. Tras varios intentos, se abrieron las puertas y se dejaron las listas pegadas en la puerta. Lo cierto es que los aspirantes fueron entrando sin que nadie antes les tomó la temperatura tampoco otros requisitos como el pasaporte Covid. Ni siquiera entraron de uno en uno.
«Pensaba que iban a llamar por nombres pero esto es peor que las rebajas», comentaba Gloria con el DNI en la mano, tratando de hacerse un hueco entre la multitud para entrar al aulario.
Desde la Asociación MIR en Valencia mostraban su sorpresa al comprobar que «es como el año pasado, no hacen ninguna prueba al entrar, el Gobierno ha hecho un protocolo muy estricto pero luego tampoco se ha preocupado por que se cumpla», criticó desde esta asociación Quique Cuñat.
Algunos portaban doble mascarilla, pero la mayoría reconocían estar más nerviosos por el examen que por cualquier otra cosa. Es decir, por el Covid. Prácticamente todos compartían la misma postura y entendían que alguien fuera con Covid al examen. Como Alejandro, que es la tercera vez que hace el MIR y reconoció que él también se presentaría aunque tuviera Covid. «Estamos encerrados en casa estudiando y es complicado cogerlo, aún así se podría haber buscado una solución separando a los que tienen el virus o han estado en contacto pero también digo que yo sería el primero que vendría aunque tuviera».
Los opositores ya habían accedido a los aularios a las tres y media, a falta de algunos despistados y otros rezagados, todos estaban ya dentro mucho antes de las cuatro de la tarde cuando daba comienzo. Afuera sólo quedaban algunos de los familiares y acompañantes de los aspirantes. Lo cierto es que hasta las guardias de seguridad reconocían el caos a la entrada a los exámenes. «No sé cómo ha sido en el aulario norte, pero aquí una marabunta de gente, los interventores también han accedido así sin decir nada, y todo ha sido un desastre por aquí, yo ya no he podido hacer nada», comentó.
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