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«Ha salido todo muy bien fantástico», señala María Isabel Tellería, una de las ancianas que ha venido por primera vez a la Albufera para disfrutar de una paella. María Isabel es uno de los diez jubilados (nueve mujeres y un hombre) que han participado en la iniciativa '#soysolidaryo' organizada por Iryo, una empresa con sello valenciano que ha puesto en marcha un servicio de tren de alta velocidad.
Tellería, de 81 años, ha señalado que es la segunda vez en su vida que visita Valencia. La primera fue para asistir a un funeral y ahora para disfrutar de una buena paella. María Isabel señala que ha trabajado durante tres décadas en Roma y ahora vive en una residencia de mayores en Madrid. «Sigo trabajando. Voy un par de días a la semana al archivo de la Institución Teresiana a echar una mano», señala.
María Isabel y sus nueve compañeros de viaje han visto de primera mano cómo se cocina una paella. «Me ha sorprendido ver la cantidad de cosas que se echan para hacerla», ha destacado.
El día ha empezado temprano. A las ocho de la mañana estaban en la estación de Chamartín para coger el tren que les trasladaba a Valencia alas nueve menos cuarto. A Valencia han llegado a las 10.40 horas después de disfrutar de un desayuno en el tren.
Desde la estación Joaquín Sorolla se han trasladado al restaurante Nou Racó donde han podido asistir a como se hace una paella y después degustarla. La vuelta a Madrid estaba prevista a las ocho de la tarde, el fin de un día intenso.
#soysolidaryo es el programa de voluntariado corporativo de ILSA y ha nacido en respuesta al compromiso de la compañía para asumir su responsabilidad de contribuir a crear una sociedad más justa, apoyando a personas en situaciones de vulnerabilidad.
La iniciativa lleva por nombre 'Un día con abuelos: destino Valencia' y surge con el objetivo de potenciar el papel protagonista de los mayores en la sociedad e involucrar a los empleados en una iniciativa social corporativa dando protagonismo por un día a los más mayores.
Los ancianos que han participado en la actividad tienen un deterioro cognitivo nulo o leve y están entre los 70 y los 90 años. Además, son personas independientes y no necesitan ayuda para desplazarse. Como señala María Isabel, «ando todos los días por la mañana y por la tarde».
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