DANA en Valencia: «Me vienen a la cabeza las imágenes de terror»

«Me vienen las imágenes a la cabeza, es como una película de terror». Es uno de los efectos de la DANA sobre la salud mental, indica uno de sus pacientes a Alberto Valle, psicólogo voluntario que hace asistencia telefónica a través de la plataforma ayudana.org, una entidad valenciana que ha movilizado a cientos de profesionales en los pueblos afectados por las inundaciones. Un mes después y cuando algunos han pasado ya las fases del duelo, llega el momento de que aparezcan los trastornos de estrés postraumático.

Unos pueblos que se enfrentan a un periodo más que complicado después de cuatro semanas de emergencia. Juan Rodríguez, portavoz de la Plataforma Dana Acción Directa del Colegio Oficial de Psicología, señala que en la primera fase de la catástrofe se atendieron los aspectos de «supervivencia», para señalar que es sabido «por la curva que después del dispositivo habrá una bajada en la que los síntomas aparecerán de manera más visible».

Con eso se refiere a los problemas personales y emocionales a resolver. «Soledad, movilidad, la situación de los mayores, los más vulnerables, los que padecen enfermedades crónicas,…» La lista es demasiado larga pero saldrán a relucir cuando se reduzca la presencia de voluntarios y dispositivos de limpieza, rescate, reparaciones en el alcantarillado y cualquier otra actividad que ahora toma las calles de buena parte de la provincia de Valencia.

Rodríguez menciona de una manera especial a los empresarios y autónomos que lo han perdido todo. «Deben recuperarlo y les damos medidas, estrategias, herramientas para que puedan afrontarlo». Cita como ejemplo que en un encuentro telemático estos días participaron 200 personas. «Hay que seguir ayudando de una manera directa, es un trabajo lento que debemos continuar», subraya.

En los estudios de catástrofes, dice, hay una fase de impacto donde todo se aglutina y la solidaridad sale a relucir en toda su expresión. «Luego hay una caída muy brusca, estas personas entran en depresión porque creen que todos los apoyos de reducen en exceso», apunta.

En su opinión, cada institución se debe adaptar de la menor manera posible. «Debe haber una coordinación y medidas excepcionales, esto debería evaluarse bien, con estudios y sondeos; que el CIS se dedique a ver las necesidades con datos objetivos», menciona el especialista. El Colegio ha repartido este fin de semana a 40 psicólogos especializados en transtornos de estrés postraumático a trabajar sobre el terreno, en lo que supone una segunda línea de intervención.

Este número, en caso de ser necesario, se irá ampliando ya que el Colegio cuenta con un grupo de más de 100 profesionales de trauma procedentes de toda la Comunitat, que pertenecen a los Grupos de Trabajo de la corporación colegial y a la Asociación EMDR España y que, en este momento, se han activado para dar respuesta. Estos psicólogos han ido recogiendo información desde el inicio, para conocer la evolución anímica y psicológica de las personas afectadas.

Paula Muiños, vocal de la junta de gobierno, indica que es de esperar una «incidencia significativa» de este tipo de estrés. «Estaríamos hablando de recordar de manera reiterada y sin poder evitarlo, imágenes traumáticas o tener pesadillas; de cambios negativos en el estado de ánimo y en la cognición como, por ejemplo, desinterés, apatía, dificultades para concentrarse, sentimientos constantes e intensos de miedo, culpa ira o vulnerabilidad, entre otros; o cambios en el estado de activación fisiológico. Es decir, estar en hiperalerta, tener insomnio, incremento del ritmo cardiaco, etc.; o incluso evitar pensar o hablar de la DANA, intentando obviar las emociones», menciona la experta. Desde los primeros días tras el 29 de octubre han realizado un millar de intervenciones.

Alberto Valle atiende por teléfono desde Asturias. Se presentó voluntario en la oenegé citada tras pasar una serie de requisitos de titulación y especialidad. ¿Qué le dicen sus pacientes. «Algunas de las cosas que más me plantean son: 'Lloro por nada, yo soy fuerte no sé lo que me pasa' o 'Me siento culpable de ser feliz y disfrutar de las cosas cuando otros lo han perdido todo'». Esto último lo relaciona con la empatía de toda persona.

La atención es gratuita, igual que en el Colegio. «Todos nos tiramos en tromba para ayudar, salvo los políticos que lo vieron de otra manera», ironiza, para señalar que lo que más atiende son personas de mediana edad, con la «vida encauzada y que ahora deben resetear», además de lo que tuvieron una experiencia directa con el peligro de muerte la fatídica noche del 29 al 30 que se saldó con 222 víctimas mortales.

Ha atendido casos muy duros. «Hace poco atendí a una persona que se está planteando irse a vivir a otro sitio. Pasó toda la noche en la fábrica donde trabajaba, donde el agua subió a tres metros. Menos mal que tenía un sitio alto», señala.

El especialista entiende que ahora no se puede reducir la ayuda. «Es cuando más lo necesitan», apunta, para poner en duda los recursos públicos. «Si piden una consulta seguro que será para dentro de unos meses», señala. Justifica el enfado de los afectados con la clase política y se muestra muy crítico con la burocracia. «En estos momento no debe haber ningún retraso, sino que las ayudas deben llegar pronto», en referencia a que las ayudas económicas para mantener los empleos es muy significativo también para la salud mental.

La intervención temprana de psicólogos y psicólogas especializadas, como las activadas por el Col·legi Oficial de Psicologia de la Comunitat Valenciana (COPCV), es clave para detectar signos de Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) y ofrecer herramientas preventivas. Acciones como la normalización de las emociones, la creación de espacios seguros para procesar lo ocurrido y el seguimiento a largo plazo, pueden mitigar el riesgo de desarrollar este trastorno, señalan desde la entidad.