Viñetas infantiles para trabajar el autismo

Carmen Mexía siempre había guardado silencio. Uno de los síntomas de su autismo de grado dos, que impide que se comunique con naturalidad. Pero su vida y la de su familia cambió el pasado 13 de noviembre de 2022. «Mamá». Una simple palabra. Cuatro letras que significan un mundo cundo salen de una niña que tiene el trastorno del Espectro Autista. «Lo recuerdo y todavía me emociono», cuenta su madre Mari Carmen Aranda.

La pequeña nació el 1 de abril de 2019 en Alicante. Vivió el confinamiento cuando era apenas un bebé. «Sí que nos dimos cuenta de que había algunos comportamientos extraños en ella como que no prestaba atención a los juguetes ni le interesaban los libros», dice su madre. Pero en aquel momento, no se le pasó por la cabeza que su hija pudiera ser autista. «Hablé con otras madres que tenían hijos de su edad y creía que era consecuencia de la pandemia».

Pero luego vino la desescalada. Los niños podían salir de casa y relacionarse con otras personas de su edad y el comportamiento de Carmen no cambiaba. Seguía sin prestarle interés a los juegos. «Tenemos otros dos hijos más mayores, Daniela y Nacho, y vimos que no se comportaba como ellos. Aunque pensamos que era porque nuestros hijos tienen altas capacidades y lo asociamos a que a Carmen le costaría aprender un poco más», recuerda Mari Carmen.

Pero entonces llegó la revisión de los 18 meses. La mujer todavía recuerda la reacción del médico cuando le dio el cuestionario en el que preguntaba si su niña comía comida sólida , si hablaba, si respondía cuando se le llamaba por su nombre... Y la respuesta a todas aquellas cuestiones era un «no» rotundo.

Fue entonces cuando le comunicaron a la madre que sospechaban que su pequeña podría ser autista. «En un primer momento se me vino el mundo encima. Sólo mi despacho, mi coche y yo sabemos las lágrimas que he derramado», dice con sinceridad Mari Carmen. Pero lejos de quedarse encerrada en su dolor, ella y su marido se pusieron manos a la obra para darle a su bebé la atención que necesitaba. Hicieron terapia privada y ahora Carmen va al psicólogo, al logopeda y a clases de terapia ocupacional. «También le encanta nadar. Le regula muchísimo», comenta con ternura su madre.

No fue hasta que tuvieron el diagnóstico confirmado cuando decidieron contar a sus familiares que Carmen era una niña especial. A sus hijos más mayores, Daniela que ahora tiene 12 años y Nacho, que tiene 10, les propusieron un «juego». Crear un libro para su hermanita para ayudarle a comprender el mundo y también sus emociones. Uno hacía las viñetas y el otro, los diálogos.

Mari Carmen no quería que todo lo que habían aprendido se quedara en casa, si no que decidió «crear un entorno mejor» para los pequeños que también tienen autismo. Así que decidieron poner su libro «Veo, Inmito y Aprendo» a la venta y donar lo recaudado a la Asociación APSA de Alicante donde desarrollan actividades dirigidas a mejorar la calidad de vida de personas con diferentes capacidades a lo largo de todo su ciclo vital y donde también atendieron a sus hijos.

Además, la madre coraje hace activismo por redes sociales como Instangram con su cuenta 'Conectando con mi nuevo mundo' para ayudar a los progenitores que se encuentran en su misma situación y concienciar de la importancia de la atención temprana. «El autismo te ayuda a conocer los valores más importantes, como la vulnerabilidad», afirma la madre.

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