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Así será el futuro tras el coronavirus | 7 meses de lucha contra el virus: ¿Y ahora qué?

7 meses de lucha contra el virus: ¿Y ahora qué?

La visión de los expertos sobre cómo será el futuro tras el impacto del Covid

Manuel García

Valencia

Lunes, 12 de octubre 2020, 00:50

Del diagnóstico de la situación actual a un esbozo de cómo será el futuro por el impacto del Covid. Seis reconocidos profesionales en distintas áreas ponen sobre la mesa aspectos como mejoras en Sanidad y Justicia par evitar colapsos y demoras, la transformación del tejido productivo, más campañas informativas para el ciudadano o más recursos para afrontar el aumento de la tasa de pobreza.

AGUSTÍN FERRER

«La solución pasa por construir más salas de vistas»

Con lo que define como «retrasos intolerables» a la hora de la celebración de juicios, «en algunos casos ya estamos hablando de señalamientos para el año 2022», Agustín Ferrer, abogado y desde hace pocos meses presidente del Consejo Valenciano de Colegios de Abogados, no se muerde la lengua a la hora de hacer un diagnóstico del estado de la cuestión en materia judicial y de lo que hay por delante en los próximos meses en un balance que no considera positivo ni esperanzador. A los problemas casi endémicos de la justicia, con instalaciones decrépitas en algunas ciudades de la Comunitat, con anuncios de Palacios de Justicia que se pierden en la noche de los tiempos, se han unido las dificultades lógicas del cierre que tuvo lugar a partir del mes de marzo. Hoy, la situación tiene un peor diagnóstico incluso.

En juzgados de lo Penal de Valencia ya hay señalamientos de causas para octubre de 2021 e incluso para el año 2022. «Y eso supone un perjuicio si eres el acusado y eres inocente y, por otra parte, si eres la víctima y estás a la espera de una reparación. No es tolerable tener que esperar entre uno y dos años para conocer la resolución de un caso», explica.

También lamenta las escenas de personas esperando a las puertas de edificios «palaciegos» como la Ciudad de la Justicia de Valencia que, en su opinión, no resultan útiles para hacer avanzar la maquinaria judicial: «La primera medida que yo tomaría es crear nuevas salas de vistas. Hay miles de locales que están vacíos y que se podrían adquirir. También habría que volver a la comarcalización para evitar imágenes de gente esperando horas en la calle. Han de entender que la gente no va al juzgado por capricho, sino porque es requerido o porque lo necesita». Por el momento hay temperaturas agradables para estar en la calle, «pero, ¿qué pasará cuando vengan la lluvia y el frío?», se pregunta el responsable de los letrados.

Con miles de casos aún a la espera de resolución, Ferrer lamenta la imagen que está dando el sector: «Aunque he pedido las cifras a la administración y no me las han concedido, consideramos que había unos 20.000 casos pendientes de celebración». Muchos de ellos están relacionados directamente con cuestiones económicas ligadas a la situación actual de pandemia y a conflictos entre trabajadores y empresas que tardarán meses, cuando no años en algunos casos, en poder resolverse.

Inversión real

La suspensión de juicios por aforo excesivo en la situación actual tampoco ayuda, más bien al contrario, en opinión de Ferrer, a que baje el nivel del agua en el barco judicial. También pide que se haga «una inversión real, cosa que no se ha hecho», para que se resuelva uno de los problemas de su área, la cantidad de papel. Por el momento hay anuncios en este sentido pero sin que se hayan concretado.

Y es que la actual situación obliga a que las partes implicadas en un juicio «tengamos que ir al juzgado y fotocopiar lo que necesitemos», algo que no sería necesario con un acceso electrónico en buenas condiciones. Sobre la evolución prevista para los próximos meses, Ferrer no es nada optimista y cree que el colapso judicial «puede ir a peor si no se actúa con determinación por parte de la administración». Ferrer ha sido muy combativo durante su trayectoria al reclamar mejoras para el sector. «No estamos trabajando con normalidad», concluye tras señalar que no cree que se vuelva a un segundo confinamiento como el de marzo.

FRANCISCO PÉREZ GARCÍA

«El sector público no puede echárselo todo a la espalda»

Aunque el frenazo económico sigue siendo relevante, esta segunda ola tiene una intensidad más moderada». Francisco Pérez García considera que la solución para paliar la situación actual está en «transformar la economía para hacerla más fuerte». Destaca que es importante que los fondos que van a llegar desde la Unión Europea sean usados de manera inteligente para consolidar las bases de la recuperación.

La principal diferencia de esta segunda ola con respecto a la primera estriba en que «la mayoría de actividades está funcionando, algunas no con normalidad, pero ese contacto facilita que haya actividad y gente en la calle».

En el transcurso de esta segunda ola, Pérez, profesor emérito de la Universitat de València y responsable del departamento de Análisis Económico, considera que existe la incertidumbre sobre cuáles van a ser las condiciones de la recuperación. Insiste en resaltar la trascendencia de la iniciativa del sector público y las consecuencias tan graves «si éste no existiera». En cuanto a las medidas impulsadas, señala que existe un amplísimo consenso en que son las adecuadas y ahora lo importante «es que todas se pongan en marcha». Uno de los puntos más trascendentes es comprobar que los apoyos del sector público que se pusieron en marcha en el transcurso de la primera ola «no tengan que prolongarse más allá de un determinado límite. El sector público no puede echarse todo a la espalda».

Como en cualquier situación complicada surge el argumento de que también puede ser una oportunidad para los emprendedores: «La incertidumbre es mala pero eso no quiere decir que no aparezcan oportunidades» en terrenos como las nuevas tecnologías, área en las que muchos negocios están teniendo oportunidades para el crecimiento. Pide que se analice qué productos se han comprado durante la pandemia para detectar qué negocios se han visto beneficiados de alguna manera: «Mascarillas, equipos de protección... e incluso papel higiénico».

La Comunitat está sufriendo más los embates de esta crisis por su especialización en un sector tan sensible como es el turismo. Pérez es optimista pese a todo porque considera que se está viviendo «con una intensidad menor». Confía en que la reapertura a medio plazo sirva para mejorar el estado de un sector que hoy sufre. El responsable del IVIE sostiene que «hay que transformar la economía para hacerla más fuerte. Los mensajes que está lanzando la Generalitat son positivos y ahora lo que hay que hacer es aprovechar los recursos que van a llegar desde la UE» con proyectos adecuados.

RAFAEL ORTÍ

«Si tenemos que reforzar la sanidad pública, hagámoslo ya»

El doctor Rafael Ortí, presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, pone por delante la formación antes que la coacción y la sanción y pide que se apueste por la realización de campañas informativas para que la ciudadanía actúe correctamente 'per se' y no por el miedo a recibir algún tipo de sanción.

En el contexto actual, en plena segunda ola, Ortí matiza este lugar común y afirma que puede que esta segunda ola (la generada por los errores cometidos en el mes de agosto) y la tercera (la que provenga de la apertura de los colegios, las universidades y las empresas, con el retorno al puesto de trabajo) se confundan «y no seamos capaces de distinguirlas». En su opinión, parece que la situación se esté estabilizando pero en ningún momento cabe confiarse. Aunque en el momento de realizarse esta entrevista los hospitales están aproximadamente a un cuarto de la cantidad de pacientes que tuvieron en los meses de marzo y abril, cabe ser cautelosos.

Ortí considera que hay aspectos en los que se ha actuado bien en los últimos meses, por ejemplo, en la realización de PCR: «Han aumentado mucho. Estamos casi como Corea del Sur», país que fue destacado por su capacidad para estudiar a su población. Pero, casi inmediatamente, pone el dedo en la llaga de los puntos no tan positivos: «Si lo hubiéramos hecho bien ahora estaríamos como Nueva York o Noruega», explica, a la vez que destaca que los recursos para la sanidad son insuficientes y a la atención primaria se le ha asignado una tarea, la de búsqueda de casos, «que no es la suya».

Más especialistas

Echa en falta equipos de especialistas y buenas campañas de educación sanitaria, no sólo en la Comunitat Valenciana, sino en toda España. En este sentido, nombra una que tuvo un gran éxito y que aún se recuerda en el día de hoy: la campaña 'Póntelo, pónselo' de uso del preservativo. «Ahora habría que hacer algo similar explicando bien cuestiones como la distancia de seguridad, las aglomeraciones y el uso de la mascarilla», dice. Los colegios son una parte fundamental a la hora de crear ciudadanos comprometidos

En cuanto a cómo prevé que sean los próximos meses, Ortí pide que el refuerzo de las plantillas «se produzca ya si se tiene que hacer. No esperemos más».

El próximo año, según Ortí, comenzará un camino «hacia la normalización del coronavirus, como los cuatro que viven entre nosotros. En dos o tres años seguirá existiendo pero la convivencia será diferente». Eso sí, confía en que en este 2020 aún se pueda ver el impulso de la vacuna que todos esperan como agua de mayo y que habrá que ver también cómo funciona. «Podemos seguir yendo al Palau de les Arts pero con seguridad», señala, a la vez que se espera que no se olvide la lección que puede dejar esta pandemia en la sociedad.

LOURDES MIRÓN

«Las peores consecuencias vendrán a partir de 2021»

El eslabón más débil de la cadena es el que más sufre cuando se produce una crisis. Y en esta ocasión, en la actual pandemia, tampoco hay una excepción a esta regla. Lourdes Mirón preside a un colectivo que incluye a más de 90 organizaciones y afirma que la ola se ha llevado por delante «incluso a personas que se consideraban como de clase media y que no esperaban en ningún caso tener que ir a los departamentos de Servicios Sociales, con problemas muy graves incluso por no poder comer». Personas que han visto sus negocios cerrados durante meses o que han perdido sus empleos y se han quedado sin nada de la noche a la mañana a causa de la virulencia del efecto de esta pandemia mundial.

Mirón pide que se analicen los datos que ofrece Naciones Unidas sobre los efectos del Covid-19 «y éste es devastador en más de 25 países», explica. En algunos países de América Latina el coronavirus va a suponer un retroceso en el tiempo de 15 años, «con todo lo que supone en materia de educación, salud o medio ambiente». Así, todo lo que estas organizaciones han trabajado en la última década y media tendrá que rehacerse en muchos casos al encontrarse frente a sí escenarios muy complicados y que van a requerir levantarse ante un golpe que ni mucho menos es el primero en determinados países. Al igual que cuando se produce un maremoto o un terremoto de graves consecuencias, esta crisis ha provocado muchos ejemplos de proyectos en marcha que deberán reiniciarse prácticamente desde los cimientos.

Problemas como la duplicación de las tasas de pobreza a causa de esta crisis, diferente en su intensidad y radio de acción, es una barrera que se encuentran estos organismos en su trabajo diario. «En estos momentos adquieren más peso las necesidades básicas, con situaciones de hambre y pobreza severa», por lo que otras cuestiones han de verse aparcadas ante este escenario.

Quieren que los responsables políticos les tengan en su agenda cuando, como está ocurriendo actualmente en España, estén negociándose los Presupuestos, el modo en que se reparte cada euro. Son conscientes de que su reclamo histórico del 0,7%, una cifra que debería considerarse como normal, es prácticamente utópica en la sociedad de hoy en día. «Ahora estamos en el 0,1% y el objetivo es que al finalizar la legislatura estemos al 0,4%», cifras que no se pueden considerar descabelladas, más bien al contrario y que les sitúan en una situación complicada para afrontar todo lo que ya tenían unido a lo que ha provocado el Covid-19 en todo el mundo.

Mirón quiere responder a un lugar común que se ha oído en muchas ocasiones a lo largo de los últimos meses, no pocas en boca de responsables políticos: «Se ha dicho que el virus 'no entiende de clases sociales'. Y no es así. Y tanto que entiende». Destaca el hecho de que determinados barrios de Madrid, los más desfavorecidos, «se hayan sentido estigmatizados» y que, a la vez, «quienes han estado viviendo de la economía sumergida porque no han tenido otro remedio se han visto desprotegidos y fuera de la sociedad».

Un aspecto que esperanza a la responsable de esta coordinadora es el de la respuesta de parte de la sociedad: «Muchas personas se han acercado hasta nuestras organizaciones para ofrecer su ayuda. Y la verdad es que se agradece porque hemos tenido que reconvertir muchos proyectos, algo en lo que, desgraciadamente, ya tenemos experiencia» como cuando una catástrofe natural afecta a una determinada zona.

Sobre el escenario que, por su experiencia, vislumbra para los próximos meses, la responsable de la coordinadora considera que los peores escenarios «se pueden encontrar en el próximo año 2021 y posteriormente, cuando haya que pagar por todo, devolver todas las ayudas que se hayan recibido» y entonces resulte más difícil poder volver a una cierta normalidad. Vaticina que habrá «recortes en muchas materias que afectarán a más personas de las que ahora se pueden imaginar. Gente que ni se imaginaba que tendría que hacer frente a determinados escenarios en su vida».

Ante esta panorama nada halagüeño, Mirón cree que es su responsabilidad y la de todos los que se dedican a intentar mejorar la vida de las personas «exigir a las administraciones que utilicen bien las políticas para rescatar a las personas. Es un aspecto que el gobierno del Botànic hasta ahora tiene bastante claro. Si no ocurre así, será muy difícil que no se quede mucha gente atrás».

FRANCISCO SANTOLAYA

«Se va a producir un aumento exponencial de la ansiedad»

El modo en que cada persona se enfrenta a las situaciones que le depara la vida es analizado por el responsable del Colegio de Psicólogos de la Comunitat. En el mes de marzo, tras la declaración del estado de alarma y el confinamiento al que nos vimos sometidos, explica Francisco Santolaya, se produjo una primera respuesta «de activación» que se fue agotando de manera paulatina con el paso del tiempo, al tratarse de una situación que se prolongó bastante, y que dio paso a la incertidumbre y a la ansiedad ante una situación desconocida. «Ante el miedo a lo desconocido existen reacciones diversas», recuerda Santolaya, quien destaca que mucha gente ha tenido que intentar adaptarse a una situación inédita para todos.

El modo en que se recibe y analiza la información también es abordado por este estudioso de la mente humana. La sobreinformación, por ejemplo sobre el número de fallecidos o afectados por el Covid-19, puede provocar «que la persona se insensibilice o que tenga una menor percepción del nivel del riesgo». En este sentido, más que los grandes mensajes, considerando también la credibilidad del informador, calan «los puntos de referencia que puede marcar un grupo cercano, las personas de nuestro entorno».

Y es que no resulta sencillo la 'reconexión' a la vida social de personas que podían tener ya sus carencias: «De una vida normal se pasa a una situación de confinamiento y las redes sociales también van desapareciendo de nuestra vida por lo que se acaba por no tener interés en nada». «Salgo a la calle por primera vez y todo es diferente. Y más aún cuando no puedo ni interpretar una sonrisa ni un gesto (a causa de las mascarillas) ni abrazar a las personas», agrega.

Reconstrucción mental

El teléfono ha sido, en esta ocasión, una tabla de salvación para muchas personas. Concretamente unas 2.000, según explica Santolaya, han solicitado ayuda a través de la propia iniciativa impulsada desde el Colegio de Psicólogos de la Comunitat, entidad que reclama «que se refuercen las redes de salud mental de la Comunitat» para elevar unos promedios bajos por lo que se refiere al número de psicólogos por habitante.

En un primer mundo «en el que se ha fomentado el individualismo y la autogestión total en casi cualquier acción cotidiana», recuerda Santolaya, los poderes públicos han de actuar para esta 'reconstrucción mental' que también ha de producirse.

El responsable de los psicólogos valencianos advierte de dos sectores de la población a la hora de sufrir con mayor intensidad los problemas mentales y que tenían algún problema emocional con anterioridad: «Las personas de entre 65 y 75 años cuya pareja ha fallecido durante la pandemia y, por otra parte, los hombres de entre 40 y 55 años que piensan que son el sustento de su familia y que se sienten fracasados por no poder llevar a cabo ese rol». «Recuperar eso es problemático», agrega.

Santolaya también se refiere a las personas que pueden situarse en un extremo opuesto y que se sientan cómodas con ese aislamiento social. «La gente tiene diferentes reacciones. Puede haber algunos que actúen de manera más agresiva y otros sean más precavidos. A la vez, otros pueden requerir de una mayor integración social mientras que otros se recluyen en su interior: 'Mira qué bien se está así'. Pero cuando pasan seis meses y la cosa sigue igual la situación cambia y se pueden romper los lazos que se tenían».

No se podía desaprovechar la 'visita' a la consulta de un psicólogo sin pedirle un consejo general, una especie de fórmula que pueda beneficiar a casi todos. «Es muy importante confiar y ayudar a que los demás cumplan las normas. Por ejemplo, cuando entramos en nuestra finca no debemos quitarnos la mascarilla cuando accedamos al ascensor. Es importante también confiar y tener el respaldo de un grupo cercano de personas que nos puede 'llegar' más lo que nos digan que cualquier campaña de concienciación de un gobierno determinado».

AGUSTÍN DOMINGO MORATALLA

«Falta una auditoría investigadora que guíe a la política»

El conocimiento siempre es fundamental a la hora de conocer las circunstancias de cualquier evento y cómo enfocarlo. La sabiduría que se requiere en momentos como el actual no es fácil de adquirir. Saber que la vida siempre te va a golpear, más tarde o más temprano, es una lección que se adquiere con el tiempo y que se debe asumir con serenidad.

Agustín Domingo Moratalla, con una larga trayectoria profesional a sus espaldas y una destacada consideración en su área docente, considera que esta segunda ola del Covid-19 en la que nos encontramos «nos pilla con más información» y con los principios de precaución y riesgo más calculados al tener una cierta experiencia a lo que nos enfrentamos en esta ocasión.

Domingo Moratalla es profesor de Filosofía Moral y Política en la Universidad de Valencia y director del Centro Docente y de Investigación de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Ha publicado decenas de textos y libros sobre muy diferentes cuestiones y ha colaborado en labores de investigación con universidades de todo el mundo sobre muchas cuestiones relacionadas con la filosofía y la educación.

Es por ello que está más que capacitado para apuntar que, ahora, por parte del ciudadano, se puede ofrecer «una respuesta más reflexiva que antes porque ya vemos teniendo una cierta perspectiva de los límites y las responsabilidades a la hora de mejorar los sistemas públicos de salud». El ciudadano informado y crítico puede observar lo que ocurre y sacar sus propias conclusiones.

En opinión de Domingo Moratalla, en todo este maremágnum alrededor de la pandemia falta una cabeza visible, «una auditoría investigadora que oriente a la clase política. La palabra clave sería que falta 'confianza', un portavoz claro que guíe y oriente».

Y se apoya en un ejemplo concreto: «Hasta que no salgan juntos en un telediario Pedro Sánchez y Pablo Casado en todas las ruedas de prensa y se vea que todos van en la misma dirección, será difícil que el ciudadano perciba esta sensación de seguridad y no la que tiene en la actualidad de una falta general de liderazgo».

Cuando se le pone sobre la mesa que precisamente Sánchez y la presidenta madrileña Isabel Díaz-Ayuso ya trataron de escenificar ese acuerdo pero la tregua apenas duró unos días, corrobora que, «efectivamente, ese noviazgo duró poco» y aboga por la necesidad de que sean los líderes a nivel nacional quienes comparezcan unidos y no sólo a nivel estético sino real para dar una sensación de seguridad a la ciudadanía. Esa confianza, insiste Domingo Moratalla, resulta trascendental pero sólo se podrá conseguir con una unión real de las formaciones políticas en pos de la mejora de la situación por la que se está atravesando.

En estos momentos de cierta zozobra para muchas personas, el saber y el conocimiento «nos dan, en primer lugar, la memoria de lo que ha pasado para prevenir lo que puede volver a ocurrir. Ya sabemos de quién nos podemos fiar. Vamos teniendo una cierta perspectiva», con lo que, además, se cuenta con una mayor cantidad de información para poder seguir actuando con una total responsabilidad.

Precisamente esa gran cantidad de información, que en muchas ocasiones puede llegar a ser contraproducente, es un factor al que se ha de enfrentar el ciudadano «siendo muy crítico y seleccionando muy bien sus fuentes de información para saber qué es lo que recibe».

Cuando se le pide un consejo concreto para la ciudadanía desde el conocimiento y la sabiduría, señala que hay que confiar, «en el día de los Ángeles Custodios» [esta entrevista se realizó el viernes], «en un ángel de la guarda». Y si se insiste y se le pide que ofrezca un consejo más terrenal pide «prudencia, precaución y que se mantengan ciertas actividades en un círculo estrecho, en redes de confianza de amigos o familia».

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