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Una de las cartas del programa de voluntariado corporativo de Voluntare

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Una de las cartas del programa de voluntariado corporativo de Voluntare LP

Voluntariado contra el coronavirus en horario laboral

Empresas de la Comunitat ponen en marcha numerosas iniciativas solidarias con sus empleados a través de planes corporativos

Marta Hortelano

Valencia

Domingo, 26 de abril 2020, 00:49

Nati y Miriam se han hecho amigas por correspondencia. No tienen la misma edad, ni forman parte de la misma generación, pero ambas están viviendo los efectos del coronavirus a su manera, ayudándose la una a la otra. Tampoco se conocen, ni se han visto nunca, pero puede que después de ésta lo hagan. Una pasa el confinamiento sola en su casa, en Cuenca; la otra, es voluntaria en una empresa de Madrid, y ambas se hacen compañía con las misivas. Una le cuenta a la otra cómo pasa los días cosiendo batas para hospitales y las ganas de volver a ir a su huerta con sus nietos. La otra, le da ánimos y le agradece lo detallado de sus historias del día a día de una madre de familia numerosa (Nati tiene cinco hijos y ocho nietos) que sin embargo tiene ahora la casa vacía de compañía.

La iniciativa, como tantas otras, ha surgido en plena pandemia, para tratar de poner una pizca de humanidad a la epidemia de las cifras. En concreto, la ha puesto en marcha la Red Voluntare, una organización sin ánimo de lucro, nacida en Valencia en 2010, que aglutina infinidad de acciones de voluntariado corporativo, una de las modalidades solidarias que más están creciendo estos días. Y es que el coronavirus ha traído consigo numerosas muestras de solidaridad a nivel vecinal, familiar o social, pero también empresarial. El voluntariado corporativo ha terminado de despegar durante las semanas de confinamiento y las grandes compañías que ya habían optado por esta manera de poder ayudar a quienes más lo necesitan antes de la crisis sanitaria, lo están potenciando estos días de pandemia. Con casi toda la población encerrada en sus hogares, las necesidades han dejado de ser sólo aquellas más básicas que podemos tener en el imaginario colectivo de la ayuda desinteresada para convertirse en algo tan sencillo y valioso como la compañía, la formación o unas simples recetas básicas de cocina.

Pero, ¿en qué consiste el voluntariado corporativo o promovido por la empresa?

La idea llega directamente desde Estados Unidos, el país pionero en labores de asistencia voluntaria. A diferencia de la práctica convencional, el voluntariado corporativo surge de las empresas y se pueden acoger a él sus empleados, e incluso sus familiares y clientes. La práctica llegó a España en los primeros años de los 2000, aunque en apenas dos décadas su práctica se ha instalado con tal fuerza que nuestro país está la en el podium de los más solidarios del mundo a nivel empresarial. Las compañías incluyen mecanismos de voluntariado para que sus empleados puedan dedicar algunas horas de su jornada anual para prestar servicios de acción social de los tipos más variados. Desde emplear horas de trabajo a iniciativas sociales, a ceder días de descanso para pasar unas vacaciones solidarias en proyectos sociales en los que participa la compañía y en los que se intercambia el viaje por trabajo social. Algunas empresas, incluso, lo tienen en convenio.

Y en esta práctica, la Comunitat Valenciana se ha convertido ya en una pionera gracias a la red Voluntare, la compañía sin ánimo de lucro que impulsó y dirige Juan Ángel Poyatos. De hecho, sólo en estas semanas de estado de alarma, hay más de 2.500 valencianos y valencianas prestando servicios de voluntariado a través de sus empresas. «En uno de los últimos estudios que radiografiaba la implantación del voluntariado en la sociedad ya aparecía por primera vez la empresa como vehículo para llegar hasta esta forma de solidaridad», asegura Poyatos, que lleva dos décadas especializado en esta materia, con un paréntesis de cuatro años para ser alto cargo en la Generalitat.

Extracto de una de las carta de Nati a Miriam LP

En la Comunitat, grandes firmas como SPB, Tempe, o las plantillas de multinacionales como Telefónica, Iberdrola o Caixabank ya lo ofertan a sus empleados y en algunos casos están extendido hasta en un 20% de sus plantillas. Por eso, con la llegada del coronavirus, como sucede siempre en épocas de crisis, ha habido un aumento de las cifras de quienes quieren ayudar a otros de manera voluntaria. ¿Y cómo? «Pues cada uno con lo que sabe, con lo que puede aportar o en circunstancias normales, incluso con actividades medioambientales que se pueden realizar en familia», explica el director de Voluntare. Pero estos días, con la peculiaridad de que no se puede salir de casa y prestar labores asistenciales de manera presencial han surgido numerosas actividades para que el voluntariado corporativo se extienda a gran velocidad.

«Nos hemos centrado sobre todo en dos ejes: la soledad y la educación», explica Poyatos, que desde la red ejerce no sólo de plataforma para suministrar las ideas a las firmas, sino también para ponerlas en marcha. Por ejemplo, desde la firma Tempe (división de calzado y complementos de Inditex, en Elche) o las oficinas de Iberdrola en Valencia, se ha ideado una red de cartas manuscritas para enviar a personas mayores no acompañadas en residencias o en sus hogares. Alguien las escribe desde casa, incluso los niños pueden añadir un dibujo, y se escanean para que no haya riesgo de transmisión del virus. Las misivas acaban en centros de mayores para que se sientan acompañados. Pero, también se está llevando a cabo en formato de vídeo o se recogen voluntarios para reforzar la atención telefónica de servicios como el de atención de Cruz Roja o del teléfono de la esperanza.

También se están haciendo muchas jornadas de capacitación en formación del uso de tabletas y dispositivos electrónicos porque no tener internet, o no saber usar los dispositivos o programas deja a quienes no pueden o saben hacerlo sin educación estos días. La formación, llevada a cabo por voluntarios de empresas de telecomunicaciones se dirige a padres, alumnos y profesores. Unas tabletas que ahora los conectan con su futuro. Pero, también hay compañías en las que sus empleados están dando cursos de recetas sencillas de cocina para personal de pisos tutelados o personas que no tienen habilidades gastronómicas, explica el experto en voluntariado. «La capacidad de innovar está siendo constante estos días entre los voluntarios», asegura.

Pero también los cibervoluntarios o ciberactivistas, que prestan sus altavoces en redes sociales para apoyar causas concretas. Para ello, desde la red Voluntare los ponen en contacto con las iniciativas y les suministran los recursos y contenidos para que se produzca la difusión.

Pero, ¿por qué las empresas fomentan el voluntariado corporativo?

Según explica Juan Ángel Poyatos, las empresas están cada día más interesadas en poner su conocimiento en favor de la sociedad, pero siguen necesitando guías para poder hacerlo. El retorno es incluso cuantificable en cifras en las cuentas de resultados de las firmas que aplican estas acciones. Y es que los empleados que participan del voluntariado que les ofertan sus compañías aumentan su grado de compromiso con las causas que apoyan y con la propia firma para la que trabajan. De hecho, el voluntariado está ya recogido y regulado en una ley desde el año 2015. «Las empresas se han dado cuenta de que sus empleados se motivan y aumenta su nivel de compromiso social», explica. «Hay estudios que demuestran que existe un beneficio para al empresa, incluso económico, porque ayuda a que los trabajadores desarrollen su capacidad de innovar y generen nuevas habilidades a través de las actividades en las que desarrollan su voluntariado». Y sobre todo, porque cualquiera siempre tiene algo que aportar. Tanto, que en Voluntare tienen incluso una Volunteca, con actividades en marcha y la posibilidad de unirse a ellas aunque sea desde nuestras casas.

Y es que si algo ha traído el coronavirus al mundo del voluntariado es su digitalización. La ayuda virtual ha llegado rápido y lo ha hecho para quedarse. «El voluntariado no presencial viene a permanecer y creo que es bueno que así lo entendamos. Desde luego, no va a sustituir otras formas de voluntariado, pero tampoco terminará en cuanto finalice la crisis. Pero para que sea un éxito es fundamental que entendamos las claves y dediquemos los recursos adecuados», dice Poyatos.

Porque cuando acabe la pandemia, la gente seguirá ayudando a los demás. Y seguro que Nati y Miririam dejarán los abrazos de sus cartas e intentarán dárselos a la manera tradicional. En persona.

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