Vuelco tras la pandemia: los fallecidos desde enero son un millar menos de los previstos

Sí que llama la atención, sin embargo, que en los seis primeros meses de este ejercicio hayan muerto cerca de un millar menos de valencianos de lo que estaba previsto. Por suerte, obviamente. Contrasta, por ejemplo, con que en el último trimestre de 2022 se hayan registrado 2.824 decesos más de lo previsible, al igual que en lo seis meses anteriores (de enero a junio de 2022), que fueron más de 1.800. De hecho, hay que remontarse al primer trimestre de 2019 (último año prepandémido) para que en el primer semestre se contabilizaran menos muertes de las previstas (concretamente 450). En 2017 y 2018 (siempre entre enero y julio, para que los periodos a comparar sean los mismos) se contabilizaron 822 y 1.321 muertes más de las previsibles en la Comunitat; mientras que en 2015 la cifra se disparó hasta las 2.722. En 2016, aunque de forma muy ligera, también se contabilizaron 290 muertos de lo previsto.

Por lo tanto, este primer semestre de 2023 supone un auténtico giro de 180 grados en la tendencia: de sumar entre 2.000 y 3.000 muertos más de lo previsto cada seis meses a restar un millar sobre lo programado, un auténtico salto.

Las razones de esta situación son muchas y muy variadas. Puedes que algunas influyan más que otras, pero todas han tenido más o menos un papel importante. Por un lado, como explican a LAS PROVINCIAS fuentes médicas de Atención Primaria, el coronavirus afectó de forma más grave a personas de edad avanzada o patologías graves, enfermos a los que la pandemia acortó la vida por los factores de riesgo que presentaban.

Otro factor a tener en cuenta es la cada vez menor circulación del virus y el amplio número de personas que cuentan con la protección que ofrecen las vacunas. De hecho, el personal sanitario se ha centrado en recordar a mayores y personas de riesgo la necesidad de administrarse estos viales (tanto contra el Covid como contra otras dolencias como la gripe); circunstancia que ha mejorado también la inmunidad colectiva de la población.

La pandemia también ha enseñado a la población, sobre todo a los más pequeños, a incrementar la higiene personal (lavado de manos, sobre todo) e, incluso, a guardar algo más las distancias y hasta a hacer uso de la mascarilla en lugares donde no era obligatorio, algo que ayuda a reducir la circulación de virus y bacterias.

El incremento a las consultas de los médicos de familias y especializada o a las urgencias hospitalarias también demuestra una mayor predisposición a detectar precozmente cualquier problema -en la línea también de la alimentación cada vez más saludable y el ejercicio-.

En los centros de salud se está tratando de mejorar también el seguimiento de los enfermos crónicos, tareas que no pudieron desarrollarse de forma adecuada durante loas peores momentos de la pandemia, así como incrementándose la actividad quirúrgica en los hospitales valencianos.

Los cribados, especialmente para el cáncer de mama o de colon, también crecen, de ahí que se detecten de forma precoz algunas enfermedades; mientras que la concienciación de los perjuicios que causan sustancias como el alcohol, el tabaco o una alimentación inadecuada también va en aumento, y es otro de los factores que puede influir.