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Agentes, en la puerta de la residencia investigada. Iván Arlanda

«Si te vuelves a levantar, te parto la cara»

El fiscal pide imputar a la directora de la residencia de Llíria por «socavar la dignidad» de los internos | Familiares y extrabajadores del centro relatan la desatención y amenazas que recibían los ancianos

A. Rallo

Valencia

Jueves, 8 de octubre 2020, 00:06

Los vídeos de una extrabajadora de la limpieza de la residencia Domus VI Jardines de Llíria desencadenaron la investigación, pero las pesquisas de la Guardia Civil se han completado con las denuncias de numerosos familiares de residentes y el testimonio de otros trabajadores del centro.

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El relato, breve pero desgarrador, forma parte de la denuncia que la Fiscalía ha enviado al juzgado. Todos ellos -se omite su identidad- deberán corroborar su testimonio en sede judicial. Dos empleados, al margen de la que grabó los vídeos, han reconocido el desprecio a los usuarios. «Si te vuelves a levantar, te parto la cara», confesó que se le dijo a una anciana. Uno de ellos comunicó que él mismo vio como una interna se comía sus propias heces. Ambos reconocieron el descontrol en las comidas; sin horarios y sin ayuda.

La Fiscalía ha dado por concluida esta fase prejudicial. Considera que se desprenden suficientes indicios delictivos para llevar el asunto al juzgado. De momento, según el escrito de denuncia, pedirá la imputación de la directora del centro. No se descarta que, a medida que avancen las diligencias, se amplíe el número de investigados. La actuación de la directiva, como garante de los internos, «socava gravemente la dignidad e integridad moral de los residentes, hecho que todavía era más patente en las personas de mayor edad o las que presentaban trastornos físicos y psíquicos», resume el fiscal.

La lectura de las denuncias lleva a la reflexión de qué ocurría realmente tras las paredes de esas dependencias y si los vídeos, lejos de ser la muestra más cruel de lo que acontecía, pueden ser únicamente la punta del iceberg. La hija de una mujer de 94 años trasladó a la Guardia Civil lo que le decía su familiar: «Por la noche se llevan a mi compañera de habitación y le hacen cosas». Es evidente que estas declaraciones deben ser corroboradas por otros indicios y más en un caso de este tipo donde los testigos son de avanzada edad y en algunos casos con patologías asociadas.

Una queja común parece que era la ropa de los internos. «Mi suegra llevaba prendas que no eran suyas o incluso que estaban rotas. Una noche fue agredida por otro interno y los responsables no hicieron nada hasta el día siguiente. No se enteraron». Otra de las carencias habituales eran los problemas con la alimentación. «Tenía problemas de movilidad y nadie la ayudaba. A veces no comía porque se les pasaba el turno», lamentó una denunciante.

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El nieto de otro interno incidió en las mismas deficiencias. «Se cayó de la cama y el médico tardó 24 horas en atenderle porque no había uno en las instalaciones». Este hombre finalmente fue trasladado a otras dependencias. El día que acudieron a recogerlo -tiene 90 años- los responsables le dijeron que no había desayunado aún por un problema en la cocina. Fue entonces cuando lo hizo. Eran las doce del mediodía.

Más indignación en una denuncia por el trato a su madre, de 94 años y con Alzhéimer. «Se caía muchas veces y llevaba moratones en la cara y brazos». El aumento de estos accidentes coincidió, al parecer, con el cambio en la gestión del centro. «Mi madre llegó a estar una semana sin ducharse«. El trato de los trabajadores tampoco parece ejemplar: «Deja de tocarme los cojones y estate sentado ahí», escuchó decir a uno de los empleados.

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Uno de los testimonios más desgarradores procede de una hija. Su madre, de avanzada edad, vivía en las instalaciones de Domus. «Mi madre desde 2018 ha perdido unos 3o kilos. Sufrió numerosas caídas y en al menos una de ellas no estaba puesta la barrera de protección porque estaba rota». Esta denunciante ha aportado fotografías del deterioro físico de la progenitora.

El tutor de otro hombre de las dependencias insistió con la ropa. «La llevaba sucia y con manchas de lejía». Sitúa el cambio de las condiciones -«la atención se tornó deplorable«- con el cambio de la gerencia. Alertó a los agentes de que escuchó amenazas de los empleados: «Como sigas así, te voy a castigar». Una de las denunciantes logró trasladar a su madre a otra residencia. Le comunicaron que no le daban la medicación prescrita desde el mes de julio. Esta queja, la del suministro de los medicamentos, parece ser común en más pacientes. O no se la daban o algo con idéntica consecuencias: se la entregaban pero no se preocupaban de que la tomara.

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Algunos de los internos han fallecido, según el testimonio de los familiares. Ocurrió con un residente, que murió en agosto de 2020. Su historial en el centro arroja una veintena de caídas en apenas cuatro meses. Una cifra demasiado elevada. La mayoría de estas incidencias se produjeron al estar inutilizables las barreras de protección. La Fiscalía cuenta con al menos once vídeos y cinco fotografías, que se han añadido al expediente judicial, aportados por la extrabajadora de la limpieza. La mujer, alarmada ante lo que veía en el centro, decidió grabar las imágenes.

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