Reparto de libros incluidos en Xarxallibres en un instituto alicantino. álex domínguez

Xarxallibres beneficia a 70.000 alumnos menos de los que anunció Educación

l plan de gratuidad llega a 424.000 escolares, por debajo de lo previsto hace cuatro años tras el rechazo de parte de las familias y del 20% de los colegios concertados

Joaquín Batista

Valencia

Miércoles, 10 de julio 2019, 01:42

El 1 de septiembre de 2015 el presidente Ximo Puig anunciaba la creación de Xarxallibres, un programa que debía servir para garantizar la gratuidad de los libros en las etapas obligatorias con una previsión de alcanzar a medio millón de escolares mediante la fórmula de la reutilización. Era la primera gran medida del Botánico, y casi cuatro años después se puede afirmar que el objetivo se ha cumplido sólo en parte. Pese a que se ha dado un gran paso en cuanto al ahorro que consiguen las familias beneficiadas, no se ha alcanzado la cifra inicial ni tampoco se puede decir que los lotes sean gratis en todos los casos.

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Este curso, según los datos oficiales de Educación, la iniciativa ha sumado 424.636 alumnos. Aunque son un 13% más que en el ejercicio anterior, también son 75.000 menos de los previstos cuando el programa empezó a rodar. Durante este ejercicio estaban escolarizados 514.139 alumnos en las etapas incluidas en el plan: Primaria, ESO, FP Básica y Especial, lo que indica que han participado en los bancos de reutilización el 82,6% de todos los estudiantes posibles.

La creación del servicio es obligatoria para los centros públicos y voluntaria para los concertados, después de una recomendación del Consell Jurídic Consultiu que instaba a Educación a dejar la decisión en manos de los titulares de estos últimos.

Desde la conselleria explicaron que actualmente los concertados que no se han sumado a Xarxallibres este curso son 72, lo que implica que el 80,6% de la red sí está dentro. Esta situación, unida a la posibilidad para cualquier familia de no participar en el plan explican que no se haya llegado a la previsión inicial, que no es más que la totalidad del alumnado de etapas obligatorias.

En cuanto a las causas que pueden estar detrás de las renuncias a participar, fuentes del sector concertado se refieren a la cantidad de faena que supone para los centros a finales y principios de curso -burocracia para tramitar reposiciones y trabajo material de gestión de los lotes- que coincide con otras obligaciones organizativas de las escuelas.

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Tampoco se puede olvidar que la venta de libros por parte de los centros era una manera de conseguir ingresos para paliar algo el déficit del módulo de otros gastos del concierto, si bien las fuentes consultadas rechazan que sea una causa de peso para explicar la situación.

Para los representantes de las familias de la pública, la medida ha sido positiva. Silvia Centelles, presidenta de la Fampa Penyagolosa y de la confederación Gonzalo Anaya, destaca el «importante papel» de las Ampas en el funcionamiento del programa -asumen parte del trabajo de organización y mantenimiento- y dice que ha servido «para fomentar el afán por compartir y reutilizar los materiales». Como aspecto a mejorar, pide a la conselleria que dé «directrices» para «que se pueda hablar de gratuidad absoluta», en referencia a casos de copago que se han dado en 1º y 2º de Primaria -el cheque no siempre cubre el coste- y en Secundaria, donde resulta más complicado ajustar los lotes que pasan de un curso a otro.

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Lorenzo Tendero, presidente de la confederación Covapa, destaca que cuando se produce alguna incidencia relacionada con copagos no autorizados desde la Dirección General de Centros se actúa «en beneficio de las familias». Como mejora, plantearía que los repetidores pudieran conservar sus libros durante el verano si lo piden, aunque insiste en que «cada vez se avanza más hacia la gratuidad total». También quiso poner en valor el trabajo que asumen las Ampas en los bancos.

Por contra, Vicente Morro, de Fcapa, considera que es un «buen proyecto mal ejecutado por la falta de diálogo que ha abusado del trabajo de padres, titulares y centros». También cree que los problemas de gestión han sido mayores de los previstos, «así como el desgaste del material», y que «en la mayoría de los casos no ha habido gratuidad, sino una aportación parcial».

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