El desastre causado por la DANA en la provincia de Valencia. J. L. BORT

¿Y ahora qué? El futuro incierto de Valencia para los próximos meses

Expertos de diversos sectores analizan el preocupante escenario que se presenta tras las trágicas inundaciones y marcan la hoja de ruta para emprender una recuperación que será larga

Domingo, 10 de noviembre 2024, 00:33

Resiliencia. Es el concepto, cada vez más extendido, al que apela el especialista en tragedias como la DANA de Valencia Juan Rodríguez. «Hasta en las situaciones más adversas tenemos la capacidad de resurgir o salir de las cenizas», añade. Palabras del portavoz del Colegio ... Oficial de Psicología de la Comunidad Valenciana y experto en emergencias y catástrofes. Intervino en debacles como el terremoto de Ecuador de 2016 o las inundaciones de la República Dominicana de 2023. Durante las dos últimas semanas, le ha tocado hacerlo en casa, donde un desastre natural se ha llevado más de 200 vidas. ¿Y ahora qué? Es la pregunta que emerge a la hora de analizar las múltiples aristas de las dramáticas inundaciones.

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Al escrutar el escenario que se presenta en buena parte de la provincia de Valencia, asoman varios interrogantes. Desde el concepto con el que están construidas las viviendas o las carreteras hasta el problema medioambiental que amenaza a la Albufera, pasando por la alarma que se enciende en los sistemas tanto de salud mental como de educación. Sin olvidar el futuro incierto al que se enfrenan numerosas empresas locales asoladas por la riada.

Catedráticos, psicólogos, psiquiatras, investigadores, directores de centros educativos, estudiantes, ingenieros, biólogos... Especialistas de diversos sectores desgranan algunas claves de la catástrofe y marcan la hoja de ruta de una recuperación que durará, en el mejor de los casos, meses. Tiempos de crisis.

Las manifiestas carencias de planificación en infraestructuras e inmuebles invitan a reflexionar y representan un punto de inflexión. 24.000 alumnos en la lista de realojos. El 90 por ciento de las empresas afectadas son pequeñas o familiares. El 30 por ciento de los afectados necesitará un tratamiento prolongado de salud mental. La resiliencia de la que habla Juan Rodríguez.

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VIVIENDA

El punto de partida para repensar la forma de construir

El Servicio de Gestión de Emergencias Copernicus de la Unión Europea contabilizó daños en cerca de 4.000 casas ubicadas en alguna de las localidades afectadas por el temporal. Su rehabilitación es una prioridad.

Aquellos edificios construidos en la segunda mitad del siglo XX deberán someterse a reparaciones relativamente sencilla. Los más antiguos, que en muchas de los municipios se ubican en las inmediaciones del barranco, son los que están en un estado mucho peor. Es el caso de la mayoría de viviendas de Chiva, donde la característica organización urbana, con el Barranco del Poyo atravesando la localidad, ha dejado un gran número de edificios en situación de ruina.

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Su reconstrucción dependerá de los daños que hayan tenido que soportar los cimientos, que en ciertos casos se han visto muy perjudicados por el desplazamiento de tierras que provocó la avenida fluvial. Tampoco será posible volver a levantar edificaciones de arquitectura vernácula, como barracas o alquerías, con mucha presencia en la zona de L'Horta Sud, ya que se trata de construcciones «muy vulnerables», cuyo mayor enemigo es el agua. Lo que pone de manifiesto que justo al lado de los barrancos «no es un lugar recomendable para construir», según Paco Juan, Director del Instituto de Restauración de Patrimonio de la Universitat de València.

Sí que será posible, en cambio, reforzar las bases de aquellos inmuebles cuya estabilidad no corre peligro. Sin embargo, el experto en restauración considera que el número de casos en los que pueda ampliarse el refuerzo es mínimo.

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Una casa de Paiporta, destrozada por la DANA. JESÚS SIGNES

Ante la imposibilidad de reubicar las viviendas que ya están construidas, sólo queda reflexionar para identificar cuáles han sido los errores que se han cometido en el pasado con la intención de no repetirlos en el futuro.

En ese aspecto, el profesor de la UV considera que se deben tener en cuenta aspectos como la ubicación de zonas con riesgo de inundación, reguladas por el Plan de Acción Territorial de Riesgo de Inundación de la Comunidad Valenciana (PATRICOVA), que no se revisa desde 2015; o la posibilidad de elaborar planes de evacuación, que minimicen los daños ante una catástrofe de la magnitud de la acontecida el pasado martes en la provincia de Valencia.

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La reconstrucción de las casas afectadas dependerá del grado de erosión que hayan sufrido los cimientos, sobre todo en las zonas construidas más próximas a los barrancos

El experto en restauración considera que este tipo de acontecimientos pueden hacer cambiar la forma de pensar de los organismos que tienen las competencias en materia de urbanismo. «Puede suponer un punto de partida para que los políticos lleguen a acuerdos sobre puntos concretos que garanticen unos mínimos de seguridad en las construcciones», pronostica Paco Juan.

¿El primer paso? Según el docente de la UV, escuchar a los técnicos, que en repetidas ocasiones durante los últimos años han avisado del riesgo de inundación que existía en localidades concretas de la geografía valenciana.

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Una vez se haya recuperado parte de la normalidad que comenzó a perderse el pasado martes, se podrá empezar a pensar en medidas a largo plazo para evitar volver a tropezar con la misma piedra. Será entonces cuando se deba poner el foco en la ubicación, los materiales y la estructura de las nuevas construcciones.

CARRETERAS

La vulnerabilidad de la red, a examen

La fuerza del agua también pudo con las carreteras. El paso de la DANA generó el caos en casi todas las vías de la provincia. En una semana, la recuperación de la red ha sido notable. De hecho, los conductores valencianos ya han podido circular con cierta normalidad durante la segunda parte de la semana. Sin embargo, la recuperación de la normalidad en la red de carreteras del estado es un proceso que puede extenderse de «meses a años».

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Para Giulia Forestieri, doctora en Ciencias e Ingeniería para el medioambiente, construcciones y energía, la reconstrucción y recuperación inmediata es «clave para recuperar la movilidad» a corto plazo. Para ello trabajan día y noche un sinfín de operarios en las obras de adecuación del desvío provisional de la A-7.

Los 250 marcos de hormigón enterrados que se han utilizado en esta operación ponen de manifiesto un factor clave a la hora de entender por qué la DANA ha provocado un bloqueo total en las carreteras. «En las carreteras o alternativas nuevas se puede hacer un trabajo adecuado», contmenta Jacobo Díaz, Directos General de la Asociación Española de la Carretera. ¿Quiere decir esa afirmación que en la red de carreteras que está en servicio actualmente no se realizó un trabajo adecuado? No del todo, aunque hay matices.

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Una de las carreteras afectadas por las inundaciones. JESÚS SIGNES

Si se realiza un análisis de vulnerabilidad de las infraestructuras en poblaciones y se cruza con los planos de zonas inundables empiezan a salir a la luz algunas de las carencias de la red. Para Díaz, es un error «cruzar carreteras en zonas en las que puede llegar el cauce». Lo mismo piensa Forestieri, quien considera que esa es una cuestión que podía haberse evitado de una forma muy sencilla: «Una simple medida como haber elevado las carreteras ayudaría a proteger a los conductores». Ahora ya es tarde.

Al mirar hacia delante, se pueden encontrar soluciones prácticas para evitar inundaciones como las que provocaron incalculables daños en la Pista de Silla. Los expertos en carreteras consideran que la actualización de los sistemas de drenaje puede marcar la diferencia a la hora de evitar hecatombes como esta. Materiales como el hormigón permeable o medidas como el soterramiento de marcos de hormigón que se ha llevado a cabo en el Bypass provisional evitarían la acumulación excesiva de agua sobre la vía.

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Sin embargo, la construcción de carreteras está regulada por una normativa exigente, que, además, tiene en cuenta «eventos habituales y no tan excepcionales como este», explica la ingeniera. Quizás sea un buen momento para incluir en el código de diseño un apartado exclusivo para fenómenos naturales extraordinarios, aunque desde la Asociación Española de la Carretera se considera primordial localizar las debilidades con las que cuenta la red actual.

En ese mismo sentido, Forestieri defiende que las alternativas frente a los desastres naturales «se tienen que diseñar antes». La experta ve en Japón un ejemplo: «En los años 60 tuvieron muchos tifones importantes. Ahora sus carreteras están preparadas ante todo lo que pueda ocurrir. Además, la gente está entrenada. En Valencia había gente que no sabía lo que estaba pasando». La formación en situaciones de peligro puede resultar fundamental.

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También puede ser momento de pensar en ello, ya que la experta en carreteras considera que el futuro sin coches todavía «es bastante lejano». De hecho, defiende que la descarbonización no tiene por qué ir en contra de las actualizaciones de la red de carreteras. «El secreto está en que todo lo que hagamos sea sostenible. Desde construir carreteras con materiales menos contaminantes hasta usar vehículos eléctricos», concluye.

EDUCACIÓN

El quebradero de cabeza de la PAU

Hace casi dos semanas, el caos se apoderó de Valencia. También de sus centros escolares, muchos de los cuales han quedado impracticables. Otros, en cambio, han mutado en cuartel general de la ingente ayuda humanitaria que se ha extendido por la provincia. Complicado definir el momento en que los colegios azotados por la DANA podrán recuperar la actividad normal. «Hay algunos en los que en tres o cuatro meses no se va a poder entrar», lamenta Toni González Picornell, presidente de la Asociación de Directores de Secundaria de la Comunitat (ADIESPV). Los realojos, que según la Conselleria pueden alcanzar los 24.000 alumnos, ya están en marcha. Entre las reivindicaciones de los colectivos implicados en la educación, destacan las propuestas en torno a los estudiantes de Bachillerato que se encuentran en plena preparación para que los exámenes de acceso de la universidad.

Los colegios e institutos públicos de Valencia y su área metropolitana que hayan sorteado la DANA cuentan con 26.000 plazas para acoger a los 24.000 estudiantes damnificados. Un operativo complejo, ya que resultará necesario el transporte escolar y la implantación de turnos vespertinos. «Hay varias opciones, como que los docentes adjudicados a estos centros afectados se puedan desplazar a los centros de acogida, siempre teniendo en cuenta que a algunos de ellos se les va a conceder un permiso porque lo han perdido todo», puntualiza González. El objetivo de la Generalitat es que el plan arranque este lunes con el desvío del «70 por ciento» de los alumnos afectados.

Reparto y gestión de alimentos y ropa en el colegio La Fila de Alfafar. JESÚS SIGNES

«Las prioridades son reubicar cuanto antes a los alumnos de educación obligatoria y reorganizar toda la infraestructura de transporte escolar para estas poblaciones», resalta González. 92 escuelas azotadas por la DANA. Son las conclusiones de la Generalitat. Han sufrido daños de muy diversa gravedad, ya que algunas podrán retomar el funcionamiento en los próximos días: «Tendrán que adquirir nuevo mobiliario y materiales. Y deben tener un saneamiento. Es importante realizar una limpieza a fondo por salubridad».

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Marcos Cunchillos es el presidente de la Xarxa Aitana, la organización que engloba a todas las asociaciones de estudiantes de la Comunitat. «Se va a intentar meter a institutos completos dentro de otros para que la gente no se separe mucho de sus compañeros», explica el joven. Se va a evitar, en la medida de lo posible, partir unidades.

Mientras la Conselleria perfila el plan de realojo de los 24.000 alumnos afectados, la situación de incertidumbre lleva a plantear la posibilidad de obviar la primera evaluación

Hay 12 centros que han sido arrasados y requerirán profundas rehabilitaciones que durarán meses. Una de las alternativas que está sobre la mesa es la instalación de aulas prefabricadas en aquellos recintos donde sea posible. Todo dependerá del estado de la superficie y de los diferentes suministros. Incluso se ha planteado la opción de recurrir a granjas escuela mientras se define la redistribución.

«Pensamos que, posiblemente, esta primera evaluación no debería hacerse en los alumnos que han sufrido estas consecuencias. Y de cara a las próximas evaluaciones, mirar cómo va el estudiantado, porque no sabemos cuánto va a durar esta situación», comenta Cunchillos.

Hay una potente reclamación. «Algunos alumnos de l'Horta Sud afectados nos han dicho que, aunque les vayan a meter en otro instituto en perfecto estado de infraestructura, no van a tener una educación al uso porque sus casas están destruidas y a nivel de salud mental no están en las mejores condiciones. No van a poder tener el rendimiento que tendrían en un curso normal», avisa Cunchillos, poniendo énfasis en una labor que debe llevarse a cabo durante los próximos meses: «Creemos que es importante que dentro de los institutos se les haga un seguimiento de cómo están llevando el cambio y les den herramientas para llevar una normalidad educativa lo antes posible».

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En una situación especialmente delicada se encuentran los estudiantes de Bachillerato que se preparan para realizar el próximo verano la PAU. «Son los que más agobiados se sienten, ya que están perdiendo temario. Se podía pensar algo similar a lo que se hizo en la pandemia. Lo que no sabemos es cómo de viable sería, porque hay situaciones diferentes. Pero creemos que la optatividad que se daba en la pandemia es bastante razonable porque hay gente que no va a dar todo el temario que entra en la PAU», advierte Cunchillos.

Un planteamiento que conoce González. «Ahora sólo han pasado dos semanas, pero con que la incorporación a los centros de acogida se alargue un mes ya sería una situación compleja. Tendríamos que concretar la adaptación de esta prueba según la incorporación real académica del alumnado afectado», indica el presidente de la ADIESPV. La asociación de directores va a trasladar tal inquietud a Toni Gil, coordinador general de Selectividad en el sistema universitario valenciano.

Precisamente, la Universitat de València, la Universitat Politècnica, la Católica San Vicente Mártir y la Europea han acordado impartir sus clases online hasta el próximo 9 de diciembre, una medida que persigue evitar más desplazamientos en el área metropolitana y facilitar la movilidad de los equipos de emergencia. Por su parte, el alumnado de Formación Profesional sufre problemas añadidos para su reubicación. «Por ejemplo, el que esté estudiando Mecánica no puede ir a un centro de FP de Sanidad o Informática porque necesita un taller de mecánica», concluye González.

MEDIO AMBIENTE

La Albufera, en jaque por la DANA

«La Albufera ha sido el receptor fundamental. Todas esas aguas que han pasado por municipios como Picanya, Paiporta, Benetússer, Sedaví o Massanassa terminan yendo a la Albufera», destaca el biólogo Miguel Rodilla, experto en afección a la costa en la Universitat Politècnica de Valencia (UPV). El profesor reclama un «plan de choque» cuando las emergencias lo permitan, ya que catástrofes de este calibre generan «desequilibrios en el ecosistema».

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El valioso parque natural se encuentra en jaque a la espera de los análisis pertinentes sobre las consecuencias. Después de que el lago multiplicara su volumen debido a la riada, la apertura de compuertas ha permitido recuperar el nivel previo en varias zonas. El proceso continúa. Temporalmente, ha quedado prohibida la navegación para facilitar el trabajo de las brigadas de emergencias.

«El sistema está generado sobre este tipo de dinámica, la dinámica geológica. La Albufera y todos los campos de arroz son naturalmente inundables», recalca el ingeniero de montes Rafael Delgado desde el Instituto de Investigación para la Gestión Integrada de Zonas Costeras de la UPV: «La riada ha arrastrado a su paso mucha basura y eso va a parar al mar. Eso sí que tiene un impacto importante. El Mediterráneo es el mayor reservorio de plásticos del mundo».

Rodilla llega más lejos: «Hay coches, chatarra, vidrio, plásticos... Pero lo que no vemos puede llegar a ser tan grave y peligroso como eso que vemos. Una cantidad importante de los combustibles y lubricantes de los vehículos y muchas sustancias que podían estar almacenadas en zonas comerciales e industriales como barnices o cloro pueden haber sido arrastradas el agua. Eso no lo percibimos a simple vista. Todas las sustancias que el agua ha arrastrado son un peligro para el ambiente. Un peligro incluso para las personas a corto, medio y largo plazo. El daño o la alteración ambiental que se puede haber producido es grave». Y da las pautas a seguir: «Habría que controlar qué nivel de contaminantes podemos encontrar en el agua y en los organismos del lago. Si no la tratamos, toda esta contaminación acabará afectándonos a nosotros de una forma u otra. Bien porque perdemos la biodiversidad del lago, bien porque perdemos las condiciones que tiene actualmente la Albufera o bien porque la contaminación acaba volviendo a nosotros en forma de los alimentos que consumimos».

Vista aérea de la Albufera el pasado 31 de octubre. REUTERS/Nacho Doce

A partir de ahí, toca tomar medidas. «Eliminaría todos los residuos sólidos que han entrado: coches, muebles, troncos, bidones, plásticos…», señala Rodilla, quien reabre un debate: «En algún momento se debería plantear si es conveniente dragar el lago. Una parte importante de los contaminantes que entran acaban depositándose en los sedimentos y una de las soluciones podría ser el dragado. Igual es el momento de abordarlo. La extracción de lodos y fango de la Albufera y su depuración podría ser útil. Es muy probable que tengamos entre 20 y 40 centímetros menos de calado en algunos sitios».

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El biólogo también subraya las repercusiones económicas: «El efecto de los contaminantes es más a medio y largo plazo. Si las sustancias tóxicas que entran en la Albufera acaban afectando a las especies de peces que tenemos ahí, la comunidad de pescadores de El Palmar se va a resentir. Y si el agua de la Albufera sale al mar, los pescadores de la zona también se van a resentir». Y avisa de que numerosas especies puede verse afectadas: «Todas aquellas que se alimenten de pequeños crustáceos e insectos». Y remarca el caso de la anguila: «Está amenazada y tiene un ciclo vital muy complejo». Además, recuerda los perjuicios para la vegetación.

Rodilla ve conveniente replantear el diseño industrial y comercial de determinadas localidades: «Los cauces que alimentan la Albufera están pasando por zonas urbanas. Nos podemos llegar a plantear qué tipo de actividades permitimos en una zona en función del riesgo o el peligro que puedan suponer cuando se produce un accidente de este tipo. Dado que el daño que se puede generar es muy alto, hay que extremar las medidas. En la planificación, algunas actividades se deberían colocar en otros lugares. Por ejemplo depósitos con contaminantes».

SALUD MENTAL

El 30 por ciento de los damnificados requerirá terapia

«¿Cuántos bienes emocionales se han perdido?». Es una pregunta sobre los daños emocionales de la DANA que lanza al aire Juan Rodríguez, portavoz del Colegio Oficial de Psicología de la Comunidad Valenciana y experto en emergencias y catástrofes. Este especialista se encuentra en el barro de los municipios afectados desde el primer momento y traza tres fases.

«Hay una curva muy estudiada en catástrofes. Empieza con la precatástrofe, que en otros escenarios es previsible pero aquí nos ha venido de improviso y sin saber las consecuencias que iba a tener. La precatástrofe ha sido muy peculiar. Esta etapa de shock ha sido brutal, muy masiva y extensiva. Más larga de lo habitual. Es una variable que está jugando en contra. Esto está condicionando a la etapa siguiente, que es una caída brutal en la que desaparecen del escenario muchos de los actores que están ayudando. Eso es lo que vamos a tener en las próximas semanas. Esa caída de la curva probablemente sea más aguda que en otras crisis. Va a depender de la celeridad que haya en la restauración de las infraestructuras, de la limpieza… Después está la fase de recuperación, que es una curva que va subiendo lentamente, volviendo a la rutina y normalizando. Eso hará que se supere el escenario traumático. Y ahí salen las fortalezas de un pueblo. Esa capacidad de transformación vendrá, pero más lentamente que en otras catástrofes», explica Juan Rodríguez, quien ofrece unas estadísticas preocupantes.

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«Un 30 por ciento de la población va a necesitar un tratamiento continuado y prolongado en el tiempo porque han sido impactados por una situación traumática. Según los estudios, gran parte de ese 30 por ciento lo resolverán en un tiempo prudencial de unos meses, pero otros van a quedar con un tratamiento más cronificado, dependiendo de las variables personales y contextuales. Un 70 por ciento tendrá una capacidad de resurgir sin apenas ayuda externa», destaca Rodríguez.

Una joven, desolada en medio de caos en Paiporta. JESÚS SIGNES

El psiquiatra valenciano Pablo Navalón colabora en la zona cero. «Estamos viendo estados de shock en los que la gente no puede dormir, no puede dejar de pensar en esto de forma repetitiva, se encuentra bloqueada, muestra síntomas disociativos, problemas de insomnio, estrés, angustia, ansiedad... Todo eso lo vemos desde ya», comenta. Los síntomas de tipo postraumático llegan «más a medio y largo plazo» e incluyen reacciones como «pesadillas, revivir lo ocurrido, imágenes y flashes intrusivos, hipervigilancia…».

Navalón lanza una advertencia: «Lo más importante es en primer lugar garantizar la correcta atención a los pacientes que ya tenían una enfermedad y un trastorno. Hay mucho riesgo de que personas con enfermedades diacrónicas o trastornos mentales graves sufran descompensaciones por el elevado estrés. Hablamos de gente con esquizofrenia, trastorno bipolar o depresiones recurrentes».

El especialista Juan Rodríguez observa una etapa de shock «brutal y más larga de lo habitual» y el psiquiatra Pablo Navalón considera clave «identificar a la gente que está más en riesgo»

A partir de ahí, el psiquiatra teje un plan: «Hay que afrontar de una forma organizada la sintomatología. Sobre todo, el trastorno por estrés postraumático y trastornos relacionados de estrés. Es fundamental distinguir dos fases. Primero, la identificación. Luego, un seguimiento a largo plazo. Hace falta una coordinación entre los profesionales sanitarios en general, y también desde la educación y servicios sociales, para identificar a la gente que está más en riesgo, sobre todo a la gente que ha experimentado la catástrofe en primera persona, la gente que ha perdido seres queridos y propiedades, la gente que ha sobrevivido, la gente que se ha encontrado cadáveres…».

Los profesionales también ponen especial atención en las poblaciones vulnerables: niños que han estado bajo el impacto, personas con enfermedades crónicas, ancianos en soledad, víctimas de violencia de género… Amparo Gascó forma parte del gabinete psicopedagógico municipal de Sedaví y se encuentra coordinando la atención psicológica en el punto estratégico de ayuda humanitaria de la localidad. Lo tiene claro: «Los niños están bien pero ya están poniéndose un poco nerviosos e inquietos porque necesitan volver a su rutina, socializar y movimiento físico. La restauración de colegios debe ser prioritaria para que los menores estén ocupados en un entorno protegido y los adultos puedan ocuparse de sus emociones, limpiar las casa, hacer gestiones…».

Juan Rodríguez, además, lanza una reivindicación para que se reconozca la labor de las brigadas de emergencias: «Hasta ahora lo hemos hecho por un voluntarismo. Debería dignificarse y crearse la profesionalización del psicólogo emergencista».

La Conselleria de Sanidad ha anunciado que cada departamento de Valencia tendrá un equipo de profesionales específicos para tratar a pacientes de salud mental relacionados con las consecuencias de la DANA. Está previsto que el proyecto dure varios años.

EMPRESAS

El corto plazo es la prioridad; las ayudas directas, la clave

La recuperación del sector empresarial a corto plazo es clave para que la economía valenciana, así como los empresarios y trabajadores perjudicados, no prolonguen el sufrimiento provocado por la llegada de la catástrofe. Si se tiene en cuenta que, según los datos que maneja el Instituto Valenciano de Investigaciones Estadísticas (IVIE), el 90% de empresas de la zona son microempresas y pequeños comercios familiares, las ayudas directas juegan un papel clave.

En esa idea coinciden José Emilio Boscá, catedrático de departamento de Análisis Económico de la UV, y Alejandro Escribá, investigador del IVIE y catedrático de Organización de Empresas en la UV. Ambos defienden que el futuro de las empresas de la zona más damnificadas dependerá de su capacidad para volver a la actividad.

Esa es la parte teórica. En la práctica, el asunto se complica. Boscá cree que ciertos aspectos como el músculo financiero en el momento de la catástrofe o los daños sufridos pueden marcar las diferencias. Por su parte, Escribá pone el foco en los plazos: «Cuanto más tiempo pase, más complicado será. Los clientes no pueden estar esperando».

Los daños en el polígono industrial de Riba-roja de Túria. J. L. BORT

Sea como sea, pero con ayudas. El investigador del IVIE insta a la Administración a agilizar los trámites burocráticos para que las empresas puedan recibir subvenciones de forma casi instantánea con el objetivo de que la recuperación sea cuestión de semanas. «Si tardas años en recuperar lo que has perdido, en muchos caso ya no lo puedes recuperar», explica.

Por su parte, Boscá plantea la opción de hacer un análisis de la vulnerabilidad de cada compañía para poder acompañarla de forma adecuada en el regreso a la normalidad.

Los dos expertos del ámbito empresarial también coinciden en la idea de que la crisis surgida a raíz de la DANA no puede compararse con la que llegó de la mano de la pandemia, por lo que los ERTE de fuerza mayor no deben tener las mismas condiciones, sobre todo en el apartado de exigencias, que en aquella ocasión. «En el covid no se rompieron activos. Éramos las personas las que estábamos en riesgo. Ahora no solamente tienes que conservar el empleo, sino que tienes que recuperar la actividad», explica Escribá.

En definitva, un panorama incierto, sobre todo por el tamaño de la mayoría de las empresas, en el que la actuación de la Administración puede resultar diferencial.

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