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1.400 empleos creados y 44.000 toneladas de ropa recogidas cada año. Son algunos de los datos que definen a Moda re-, la empresa de Cáritas ... que se dedica a la recogida y reciclado de ropa usada en España. Desde su creación en 2020 se ha convertido en el mayor operador en la transformación de estas prendas en España y en uno de los principales del sur de Europa.
La empresa se organiza como una cooperativa de iniciativa social pionera en el tratamiento del residuo textil en el que se integran 48 Cáritas diocesanas de todo el país. La empresa ha llegado a ser como una especie reyes de la ropa usada.
«Esta iniciativa tiene un triple impacto social y medioambiental. Por un lado, creamos puestos de trabajo para los colectivos con los que opera Cáritas y que vienen derivados de los Servicios Sociales municipales. Por otro, conseguimos prolongar el ciclo de vida de esta clase de productos y aumentar su reciclado, evitando que termine en el vertedero o sean incinerados y, por último, dignificamos el proceso de entrega de ropa a las personas en exclusión», explica Manuel León, gerente de Moda re-.
La factoría de Riba-roja es una de las tres que tiene Cáritas en España que se dedican a esta labor. Allí trabaja Tarik, un marroquí de 62 años que llegó a España en 2005. Lleva un año trabajando en el equipo de clasificación manual y Fibersort, una tecnología que clasifica automáticamente grandes volúmenes de prendas y productos terminados por composición de fibra. Llegó a la planta derivado del Programa de Personas Sin Hogar de Caritas de Valencia. Actualmente está cursando varias formaciones orientadas a su objetivo profesional, un curso de Atención a Personas Dependientes y otro de Trading. Se encuentra en proceso de adquisición de las competencias socio-laborales que le permitan su inserción en el mercado laboral ordinario.
Otra de los trabajadores es Mayerlin Carabalí que con 33 años lleva año y medio trabajando en la planta donde ha ocupado puestos tanto en la clasificación manual como en la línea automatizada. Se ha sacado el carnet de conducir y adquirido un vehículo que le permite ser más autónoma. Está estudiando para presentarse al examen para poder obtener la nacionalidad.
La ropa se consigue a través de 8.038 contenedores de acceso libre en todo el territorio (algo más de medio millar en la Comunitat). Las 44.000 toneladas de textil recogidas anualmente representa el 44% de toda la ropa usada que se dona en España. Este volumen permite generar los 1.400 puestos de trabajo de los que el 55% están reservados a puestos de inserción social para personas en situación de vulnerabilidad.
«Se trata de puestos de trabajo transitorios (entre seis meses y tres años) para mejorar el nivel de empleabilidad de la persona antes de ayudarla a insertarse en el mercado laboral. De hecho, el 30% de las personas que trabajan con nosotros acceden a un empleo normalizado tras finalizar su itinerario de inserción en Moda re-», explica Manuel León.
La ropa que se encuentra en buen estado se reutiliza a través de su venta en las más de 141 tiendas de Moda re- y de distintos corners ubicados en grandes superficies en todo el país. «Una de los valores de Moda re- es su capilaridad, ya que nuestros puntos de venta están en más de 100 ciudades españolas. Cada vez que creamos una tienda generamos empleo local de la mano de la Cáritas local, además de dar una oportunidad de acceso al consumo de ropa de segunda mano en lugares donde todavía sigue siendo un estigma para muchas personas», añade.
Esta iniciativa ha permitido a Cáritas convertir sus tradicionales roperos en empresas de inserción a través de las tiendas de Moda re-. «Una marca de fábrica de nuestras tiendas es que permite dignificar la entrega de ropa. Ya no se trata de preparar un lote, sino de que la persona pueda ejercer como ciudadano y escoja la ropa que necesita y que pueda hacerlo en un espacio totalmente normalizado como son nuestras tiendas», subraya León.
Las personas en riesgo de exclusión tienen una tasa de paro siete veces superior al resto de la población activa. Con el objetivo de ayudar a reducir esta brecha, Cáritas acompañó el año pasado 68.065 personas en la búsqueda de trabajo, un 4,9% más que el año anterior. Una de cada cinco personas que participó en algunos de estos programas e itinerarios logró reinsertarse en el mercado laboral.
Son datos del Informe de Economía Solidaria de Cáritas. La organización derivó el año pasado 136,8 millones de euros a todas sus iniciativas de economía solidaria (programas de empleo, empresas de inserción, comercio justo). La suma es un 16,4% superior al año anterior (19,2 millones más). De esa cantidad, 35,3 millones fueron destinados a itinerarios de inserción sociolaboral, que incluyen orientación laboral, intermediación con empresas y formación y, más de 100 millones a Economía Social, que representa en España el 10 por ciento del PIB.
En la última década, Cáritas ha logrado convertirse en una de las mayores promotoras de empresas de inserción de España. Actualmente, cuenta con 68 iniciativas de economía social y 265 líneas de negocio en diferentes sectores económicos con una facturación total de 85,8 millones de euros. Esas actividades están relacionadas con el reciclaje textil, la gestión ambiental y de residuos, limpieza, transporte y mensajería y restauración. Estos proyectos generan 3.141 puestos de trabajo, de los cuales 2.348 fueron ocupados por personas en situación de exclusión en 2023.
El perfil de las personas que participaron a lo largo de 2023 en los programas de empleo de Cáritas se mantuvo al nivel de años anteriores. La mayoría son mujeres (64%), de más de 45 años (39%), con estudios básicos (37%). Las personas procedentes de países no comunitarios fueron ligeramente superiores a las nacionales (56%).
Por otro lado, las acciones de comercio justo desarrolladas en 23 Cáritas diocesanas y supusieron una inversión de 589.587 euros. Esta red cuenta con más de 18 tiendas y 62 puntos de venta repartidos por toda España, que funcionan no solo como lugares de comercialización de productos, sino que generan espacios de sensibilización para que los consumidores visibilicen las personas y procesos que hay detrás de cada producto y contribuyan a fomentar un consumo responsable.
Además, Cáritas apuesta además por un modelo de finanzas que va más allá de la rentabilidad económica. «Cuando nos referimos a la economía solidaria, pensamos en un mercado laboral con valores, en un sistema de finanzas éticas, en un comercio justo y un consumo responsable. Sabemos que el alcance actual de estas iniciativas es insuficiente, casi testimonial, pero evidencia que como sociedad podemos autoexigirnos una ética en todo lo que afecta a la economía«, asegura Ana Heras, la coordinadora de Economía Solidaria de Cáritas Española.
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