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Andbank España es una entidad especializada en banca privada y gestión integral de grandes patrimonios. En Valencia, la entidad cuenta con un centro de banca privada ubicado en la calle Doctor Romagosa, dirigido por Javier Gómez Ortí y compuesto por un equipo de 16 profesionales especializados en servicios financieros y gestión de inversiones.
En la actualidad, Andbank España tiene un volumen de negocio de cerca de 23.000 millones de euros, 24 centros de banca privada, 144 banqueros, 127 agentes financieros y 67 contratos con ESIs. Andbank es una de las firmas más dinámicas en la industria de la banca privada del mercado español. Ha apostado por el crecimiento orgánico a través de la apertura de centros de banca privada y la incorporación de banqueros privados, e inorgánico, mediante la adquisición de entidades con un modelo de negocio y filosofía similares. En este sentido destaca la adquisición en 2015 del negocio de banca privada de Inversis, la integración de la gestora de patrimonios Merchbanc en 2018, y las compras del negocio de Esfera Capital y Bank Degroof Petercam Spain en 2020.
La propuesta de valor de la entidad se basa en ofrecer un servicio integral de gestión patrimonial a través de especialistas en diversos ámbitos: gestión de inversiones y mandatos personalizados, planificación patrimonial y fiscal, o inversiones alternativas y ESG.
Una de las claves del éxito de la gestión de Andbank España en los últimos años ha sido su apuesta por la inversión alternativa. La entidad es líder planteando oportunidades de inversión en proyectos de economía real a sus clientes. Junto con otro de los ejes de actuación fundamentales que es su actividad de RSC.
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2024 volverá a estar marcado por los bancos centrales. Y es mucho lo que el mercado ha puesto ya en precio. Ni más ni menos que unas seis bajadas de tipos de interés en el transcurso del año por parte de la FED y el BCE, empezando entre marzo y abril. Si bien es cierto que el ritmo de recortes de tipos es incierto, la dirección es clara: relajación monetaria. Mientras la Reserva Federal ya viene hablando abiertamente de ello desde finales de 2023, el BCE prefiere esperar a contar con la confirmación del control de la inflación y, particularmente, a las cifras de revisiones salariales. Nuestra visión es menos ambiciosa que la de mercado, esperando menores bajadas de tipos y concentradas en la segunda mitad de año.
La gran pintura macro de 2024 es la de un año de menos crecimiento, especialmente en EEUU, pero no de recesión, y de una desinflación que seguiría avanzando, aunque a un ritmo más pausado. Entrando en el detalle, la economía americana podría crecer a tasas interanuales próximas al 1,2%, perdiendo dinamismo desde el frente fiscal y el menor apoyo del consumo. Mientras, el crecimiento europeo, aunque modesto (PIB 2024: +0,6% interanual) contaría con mayor protagonismo del consumo. Esto es debido al impulso desde el aumento de los salarios reales, tasas de ahorro razonables y un mercado laboral que seguiría siendo un “punto fuerte”, aunque es de esperar que la tasa de paro aumente ligeramente. Si se verificase este escenario cabría seguir hablando del tan deseado “aterrizaje suave” de las economías. Pero, serán los datos quienes dicten sentencia a lo largo de los próximos meses. Por el lado de los precios, en 2024 nos acercaríamos a los objetivos de inflación de los bancos centrales. Buena noticia, en la medida en la que la aproximación a esa cifra “mágica” del 2% abre la puerta a políticas monetarias más laxas.
Más allá de EEUU o Europa, miramos a China donde esperamos un crecimiento algo mayor, aunque con subidas “moderadas” del PIB (+4,5%), por debajo del objetivo oficial (5%). Mejoraría la demanda doméstica, aunque persistirían los desequilibrios con la inversión y el sector inmobiliario castigados. Mejoramos “un escalón” la visión sobre China, abriendo la puerta a tener posiciones en cartera. Se reconoce el impacto positivo de los bajos costes de financiación en el país, el acercamiento diplomático, pero siguen siendo necesarios mayores avances en relación con los problemas inmobiliarios, la liberalización del mercado de capitales o la libre flotación de la divisa.
Siguiendo con los mercados financieros, menores tipos de interés están en la base de las expectativas de todos los activos en este año. Las rentabilidades de los bonos siguen siendo atractivas, con el punto a vigilar, particularmente para los bonos de mayor duración, de las menores compras de los bancos centrales y de la sostenibilidad de la deuda pública. Por ello, seguimos sintiéndonos más cómodos en duraciones algo mayores que las de 2023. Si hablamos de renta variable se impone cierta prudencia de corto plazo. Volatilidades en mínimos y niveles de sobrecompra en algunos mercados invitan a pensar que podría estar cotizándose un escenario “de perfección”. Comparando mercados, la bolsa europea resulta atractiva por valoración frente a la americana, con el IBEX nuevamente destacando por potencial de revalorización. En Asia, pensamos que existe hueco para dar cabida a Japón y mantener una visión positiva para India y Vietnam. Dentro de Latinoamérica, apreciamos más potencial en la bolsa mejicana frente a la brasileña. Además, encontramos segmentos interesantes como las empresas de mediana capitalización, con valoraciones que distan de estar caras.