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KARISMA

Creatividad con sentido común

Sol Almazán directora de Karisma Ideas y Cominicación,

EXTRA

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Siempre es mucho más complicado hacer publicidad para tu propia empresa que para tus clientes. Cuando comencé esta aventura de emprender un negocio propio en el mundo de la publicidad –de esto hace ya doce años– no me imaginaba el gran aprendizaje que me iba a suponer.

Pasar de ser creativa, diseñar y gestionar proyectos a verte inmersa en una vorágine de trámites administrativos y papeleos varios, cuyos nombres te resultan completamente desconocidos, no es fácil. En ese momento hubiera agradecido haber recibido alguna noción de administración y dirección de empresas en alguna de las experiencias académicas por las que pasé.

Una vez superada la parte burocrática inicial, tocaba poner nombre a la agencia. Había trabajado en gran cantidad de proyectos de naming, es algo con lo que disfruto mucho. Buscar la esencia de una empresa, producto o servicio, trabajar en equipo con los clientes en el posicionamiento deseado, estudiar la percepción que quieres lograr en los potenciales clientes, convertir todo eso en un breafing y emprender un proceso creativo para lograr encontrar un nombre que reúna todos los objetivos es apasionante y muy gratificante. Pero… ¿y si el nombre es para ti? Ahí es cuando el asunto se complica.

Cuando trabajamos para nuestros clientes siempre cuidamos la metodología y los procesos para que todo resulte perfecto. Gestionamos el tiempo de cada proyecto utilizando todos los recursos necesarios para que el resultado sea óptimo. Pero cuando has de buscar tiempo para un proyecto de tu empresa, no sé cómo ni por qué, pero nunca encuentras el momento para llevarlo a cabo. Así que prescindes de esa metodología y acabas buscando ideas en las situaciones y lugares más insospechados.

Desde un principio tuve dos cosas muy claras. La primera de ellas, que en Valencia hay grandes diseñadores, creativos y publicistas y que el valor añadido que mi empresa podía aportar al mercado no era precisamente que yo fuera mejor que ninguno de ellos, sino mi forma de entender y vivir la profesión. Y la segunda, y no menos importante que, tras varios años de experiencia en distintas agencias de publicidad y estudios de diseño, lo que quería era crear una agencia pequeña donde esa personalidad se tradujera en implicación y pasión por cada uno de los proyectos y clientes. Una relación personalizada, cuidando cada detalle y tratando cada proyecto como propio.

Con estas ideas claras en la cabeza y tras varias sesiones de ‘brainstorming’, por fin surgió el nombre que reunía las proposiciones clave que había planteado desde el principio: Karisma.

Carisma: «Cualidad o don natural para atraer a los demás por la presencia, la palabra o la personalidad».

Creo que sobran las explicaciones para entender por qué nos pareció un buen nombre para una agencia de publicidad y, la verdad, hemos obtenido muy buenos resultados. Es un nombre que se recuerda, que llama la atención y que, como algunos de nuestros clientes dicen, no nos puede ‘pegar’ más.

Tras doce años de aventura con Karisma he aprendido que siempre quedan cosas por aprender. El mundo de la comunicación evoluciona a un ritmo vertiginoso. Surgen constantemente nuevos canales, soportes, recursos, modas, especializaciones, tecnologías, sistemas o formas de hacer publicidad y llegar a los clientes potenciales. Además, la forma en la que se relaciona la sociedad cambia, cambian también los medios para tener acceso a la información. Pero hay una cosa que nunca cambia y es que, utilices el medio que utilices, siempre ha de haber una base, una idea, una esencia que es la que lo cambia todo y la que marca la diferencia entre un proyecto o campaña del montón y un gran proyecto: la creatividad.

Siempre he pensado que ser creativo es una actitud o manera de afrontar la vida, cuestionarse lo establecido y buscar respuestas a nuestras inquietudes, ser inconformista. Pero también tengo claro que para ser un buen creativo debes ser un gran profesional en todos los aspectos.

En Karisma trabajamos la creatividad poniéndola al servicio de las necesidades reales de nuestros clientes, no perdiendo nunca de vista los recursos con los que cuentan y los objetivos que persiguen.

Trabajar desde esta perspectiva nos ha permitido conseguir grandes resultados para nuestros clientes y evitarles muchos ‘dolores de cabeza’. De ahí que después de varios años decidiéramos convertir esta manera de afrontar los proyectos en nuestro slogan: «Creatividad con sentido común».pantallazos

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