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Entrevista a Cristina Bru Mundi, notario y directora de Notaría Cristina Bru.
Tengo 37 años y ejerzo como Notaria desde el año 2014, tras aprobar unas oposiciones que me reforzaron el valor del sacrificio, la disciplina y la constancia que requiere perseguir un sueño. Actualmente desarrollo mi trabajo en Rafelbunyol, desde el 2016, donde soy notaria única. Empecé en Alburquerque, un bonito pueblo de Extremadura, del que conservo, además de buenos amigos y tiernos recuerdos, los principios inquebrantables de mi profesión y la voluntad de responder eficazmente a la sociedad.
Soy hija de notaria, Amparo, la primera mujer saguntina en aprobar estas duras oposiciones en tiempos en los que la profesión todavía estaba muy masculinizada. Ella ha sido siempre un referente para mí. Me ha inculcado el amor y el respeto por la profesión, me ha enseñado a ser cautelosa y a afrontar cualquier desafío como una oportunidad de aprendizaje.
A los notarios se nos conoce por ser funcionarios del Estado, y nuestro trabajo consiste en proporcionar a la ciudadanía seguridad jurídica preventiva dotando el tráfico jurídico de legalidad, veracidad y eficacia ejecutiva. Cada vez son más los actos, contratos y negocios jurídicos que autorizamos, en la esfera mercantil y familiar, consecuencia de la profunda digitalización que ha revolucionado nuestro trabajo y sobretodo en aras a descongestionar los servicios de justicia.
No obstante, se ignora que somos también profesionales del derecho, lo que nos categoriza como autónomos porque toda la gestión e infraestructura inherente a nuestro trabajo es privada. Es decir, la oposición nos habilita el título para ser Notarios, pero no tenemos un sueldo fijado por el Gobierno. Una vez abierto el local, hay que abastecerlo a nuestra cuenta, contratar empleados y asumir todos los gastos que conlleva prestar este servicio a la ciudadanía.
-Para usted, ¿qué significa ser una mujer empoderada?
-En mi plantilla siempre he tenido casualmente mujeres y todas transmiten autonomía y fuerza en la toma de decisiones que afectan a su vida personal, profesional y social, sin depender de la validación de los demás. Para mí el empoderamiento es la actitud con la que nos enfrentamos a la vida, que debe basarse en la confianza en nosotras mismas, la aceptación de nuestras cualidades y defectos, la lucha por alcanzar la igualdad de oportunidades, el apoyo mutuo entre nosotras y la participación activa en causas sociales y políticas que promuevan los derechos de las mujeres y el bienestar colectivo.
-A su juicio, ¿qué queda por hacer para lograr la igualdad real entre hombres y mujeres?
-En muchos aspectos la verdadera igualdad está en la desigualdad porque hay diferencias entre nosotros que aún quedan por visibilizar. Pensemos en las deportistas de élite y en la justificación de por qué tienen un salario inferior a los hombres. ¿No generan los mismos ingresos? Podría ser, pero ¿cómo va a ser esto posible si no reciben la misma publicidad?
O la falta de inclusión de mujeres en carreras STEM que trasciende a nivel mundial. Tenemos las mismas habilidades y cualidades, somos igual o incluso más lógicas y analíticas, pero desde la infancia no se fomenta un entorno de trabajo inclusivo y esta brecha trasciende a nuestra vida laboral. Deberían desarrollarse más políticas laborales para asegurar la incorporación y sobre todo la permanencia de las mujeres en las carreras STEM.
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¿Qué nos quita tiempo a nosotras, que no a ellos? La carga mental. El overthinking diario. La saturación que genera tener siempre una retahíla de listas pendientes ligadas a la casa, las cenas, los tupper de comida, el colegio, las vacaciones, las extraescolares, la ropa de los niños, el ocio de los niños y a la cola de todo nuestro equilibrio. Nos dejamos a nosotras mismas para el final, convirtiendo nuestras aficiones en obligaciones, con la eterna sensación de no llegar a todo y culpabilizarnos por ello: tengo que hacer más deporte, debería quedarme más tiempo en la oficina, no tengo tiempo para leer, no veo a mis amigas.
No me refiero a la conciliación, que por suerte en mi generación es casi una batalla ganada, sino a la corresponsabilidad.
-En su empresa, ¿cómo se está trabajando para alcanzar esa igualdad?
-Como comentaba al principio de esta entrevista, en mi empresa somos un total de 5 mujeres, de entre 37 y 50 años. Yo trato de que se alcance la igualdad como colectivo entre ellas y respecto de sus parejas y familia. Yo tengo dos hijos, uno de 6 y otro de 2 y estoy muy sensibilizada con la conciliación: favorecer la jornada continua, la flexibilidad horaria, promover y facilitarles el teletrabajo pese a que nuestra profesión sigue siendo muy presencial.
-¿Qué aporta el liderazgo femenino en su empresa?
-Yo no creo en el liderazgo femenino como distinto del masculino. Un buen equipo de trabajo lo conforman personas, todas co-responsables de la salud de cada relación de su vida: su familia, sus amigos, sus jefes, sus compañeros. Y el crecimiento en el ámbito profesional exige, desde mi punto de mi vista, lo mismo que en el personal: honestidad, compromiso, humor, solidaridad, compañerismo, estrategia. Se intenta establecer que las mujeres tienen un estilo de liderazgo distinto, más empático y con una comunicación más asertiva y en realidad son habilidades más soft que de nuevo encasillan a las mujeres. Lo que tenemos son visiones distintas en la gestión de asuntos emocionales y sociales que debemos conjugar para optimizar resultados.
-Ante la actual coyuntura, ¿qué beneficios aporta la mirada femenina?
-Tampoco estoy de acuerdo con el término propiamente dicho. La mirada femenina proviene del término acuñado como ‘femalegaze’ utilizado en el mundo cinematográfico para representarla perspectiva de las protagonistas, directoras y espectadoras, donde el problema es la ausencia de mujeres como sujetos con agentividad y se pretende dotar a la mujer de narrativa propia. Esto vuelve a situarnos en una situación de desventaja.
En mi trabajo como notaria en particular, en el que presto un servicio muy cercano a la población, de asesoramiento y acompañamiento en muchos momentos vitales de sus vidas, mi visión del mundo me aporta, quizá, más intuición que considero una herramienta clave para lograr una comunicación más fluida y aportar mayor valor a la sociedad.
96 141 31 81 cbru@correonotarial.org