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MARSH

El reto de enfrentar los riesgos catastróficos

 

Javier Blanch, director de Marsh Valencia y Ángela Sánchez, Líder de ClaimsSolutions España

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El concepto de riesgo y su gestión está cada vez más presente en todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana. Según el “Global RisksReport”, un informe anual elaborado por Marsh McLennan en colaboración con el Foro Económico Mundial, existen tres grandes áreas de riesgo que ya están generando un impacto significativo y cuya incidencia se espera que aumente en los próximos diez años: riesgos medioambientales, riesgos tecnológicos y riesgos sociales y geopolíticos.

Este artículo se centra en los riesgos medioambientales, una de las áreas que más directamente afecta a la población. A medida que fenómenos como inundaciones, olas de calor, sequías y otros eventos meteorológicos extremos se tornan más graves y frecuentes, un número cada vez mayor de comunidades y economías locales se ven seriamente amenazadas.

Los datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) subrayan la gravedad de esta situación. Entre 2023 y 2027, se prevé que la temperatura media global anual sea entre 1,1 °C y 1,8 °C superior a la media del período preindustrial (1850-1900). Este incremento tiene consecuencias directas en forma de desastres naturales cada vez más intensos y frecuentes. Según las Naciones Unidas, los desastres naturales causaron pérdidas globales de alrededor de 229.000 millones de euros solo en 2023, una cifra que se mantiene en niveles similares a los del año anterior, con pérdidas aseguradas que alcanzaron los 87.000 millones de euros.

Recientemente, la Comunidad Valenciana ha sido escenario de uno de estos eventos catastróficos: la última DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) ha causado trágicos daños personales y materiales en viviendas, comercios y estructuras urbanas. Casi el 80% de los edificios afectados, unos 3.650 de un total de 4.600, se encontraban en esta comunidad autónoma, y en el área metropolitana de Valencia hubo cerca de 1.300 edificaciones impactadas. Zonas como Benetússer, La Torre, Alfafar y Paiporta fueron de las más afectadas, concentrando más de la mitad de los edificios dañados en la región metropolitana.

A medida que la Comunidad Valenciana enfrenta las consecuencias devastadoras de este evento, muchas empresas se ven en la necesidad de evaluar la viabilidad de su recuperación operativa. Esto incluye revisar sus alternativas de producción y distribución, y establecer con urgencia medidas de seguridad para sus equipos y trabajadores. En este contexto, las acciones rápidas y efectivas son esenciales para minimizar las pérdidas económicas y garantizar la continuidad operativa en el menor tiempo posible.

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La magnitud de los daños materiales y las pérdidas económicas provocadas por fenómenos de esta naturaleza suele superar las capacidades internas de muchas empresas. Los problemas administrativos asociados pueden resultar especialmente complejos, sobre todo en zonas donde las empresas afectadas no están familiarizadas con las regulaciones locales o donde el acceso a las propiedades dañadas es limitado. La rapidez en la recuperación de las empresas afectadas será crucial para su supervivencia a largo plazo.

El sector asegurador ha respondido con rapidez a esta emergencia en Valencia, incrementando recursos en áreas de atención y peritaje para hacer frente al gran volumen de solicitudes. En las próximas semanas, las aseguradoras y correderos estaremos evaluando los siniestros y gestionando las compensaciones a quienes tengan contratados seguros personales, de daños o decesos. Sin embargo, uno de los retos clave será determinar quién asume el coste de cada siniestro, ya que algunos casos serán gestionados por el Consorcio de Compensación de Seguros (CCS), un organismo del Ministerio de Economía que se financia mediante una pequeña tasa incluida en las pólizas. Aunque el CCS ha confirmado que cubrirá los principales daños ocasionados por la DANA —incluidos seguros de vida, hogar, vehículos y explotaciones agrarias—, no cubrirá la totalidad de los costes, por lo que cada caso deberá ser revisado cuidadosamente.

La evaluación de pérdidas tras un desastre de esta magnitud es una labor compleja que implica contabilizar daños materiales, costes adicionales, interrupciones de negocio y posibles afectaciones en la cadena de suministro. Es probable que, en un futuro próximo, cualquier empresa experimente al menos uno de los tres riesgos mencionados al inicio del artículo: medioambiental, tecnológico o social. Esta casi certeza de enfrentar riesgos catastróficos subraya la importancia de adoptar una gestión de riesgos proactiva y estratégica.

El sector asegurador desempeña un papel crucial en esta tarea, aportando soluciones que permiten identificar y mitigar riesgos a lo largo de la cadena de valor, desde la preparación hasta la recuperación tras un evento. A través de la evaluación de vulnerabilidades, el fomento de la resiliencia y la implementación de medidas de mitigación, acompañamos a las empresas en su camino hacia una gestión de riesgos integral y eficaz.

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Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con CLIENTE. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.