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Entrevista a Laura Yerpes, fundadora del estudio Laura Yerpes
Laura Yerpes es interiorista y fundadora del Estudio Laura Yerpes, ubicado en la mítica Finca Roja de València, donde abrió sus puertas hace más de veinte años. Su estudio se ha consolidado como un referente en el diseño de interiores, creando espacios que combinan elegancia, funcionalidad y una profunda conexión emocional. Especializada en villas de lujo, casas en Ibiza, clínicas y restaurantes, su trabajo se caracteriza por el uso de materiales nobles, la inspiración en la naturaleza y un enfoque mediterráneo atemporal.
Además de su faceta profesional, Laura es madre y compagina con pasión su actividad empresarial con la maternidad. Es socia de la Asociación de Empresarias de la Comunidad Valenciana, un espacio donde mujeres emprendedoras se reúnen para compartir experiencias, colaborar y potenciar sus talentos.
-Para usted, ¿qué significa ser una mujer empoderada?
-Para mí, ser una mujer empoderada significa vivir en coherencia con mis valores, tomar decisiones con libertad y tener la capacidad de influir de forma positiva en mi entorno. Es confiar en mis propias capacidades sin necesidad de validación externa y sentirme dueña de mi trayectoria, tanto personal como profesional. El empoderamiento también está en saber pedir ayuda cuando la necesitas y en reconocer que el crecimiento es un proceso continuo.
-A su juicio, ¿qué queda por hacer para lograr la igualdad real entre hombres y mujeres?
-Aunque hemos avanzado, todavía queda mucho por hacer para alcanzar la igualdad real. Legalmente, existe un marco que garantiza esa igualdad, pero el desafío actual va más allá de las leyes: está en los condicionamientos sociales y culturales que seguimos arrastrando. Un ejemplo claro es la maternidad. Para muchas mujeres, el momento de ser madres coincide con su etapa de mayor proyección profesional, y eso, a diferencia de lo que ocurre con los hombres, puede suponer una pausa, un freno o incluso un obstáculo en su carrera.
Además, de forma sutil y casi inconsciente, persiste la expectativa de que la mujer asuma un rol predominante en la gestión del hogar y la crianza, incluso cuando trabaja fuera de casa. Este ‘peso invisible’ no siempre se reconoce, pero influye en la forma en que se organiza la vida familiar y profesional. La clave está en transformar no solo las estructuras laborales para facilitar la conciliación, sino también en cambiar mentalidades, entendiendo que el cuidado y la gestión del hogar deben ser responsabilidades compartidas. La igualdad real no se mide solo en derechos, sino en cómo se viven esos derechos en el día a día.
-En Estudio Laura Yerpes, ¿cómo se está trabajando para alcanzar esa igualdad?
-En el Estudio Laura Yerpes, la igualdad no es un objetivo que persigamos de forma consciente, sino una realidad que se ha dado de manera natural. Curiosamente, todo nuestro equipo está formado por mujeres, no porque haya una decisión de excluir a los hombres, sino porque, por alguna razón, el gusto por la estética y el diseño parece atraer más talento femenino en este sector.
Lo interesante es el clima que se ha creado: un entorno donde compartimos no solo proyectos, sino también inquietudes, experiencias y desafíos personales. Aunque hay varias generaciones en el estudio, existe una comprensión mutua porque, de una forma u otra, todas hemos pasado por circunstancias similares en diferentes momentos de nuestras vidas. Esto genera una conexión que va más allá de lo profesional y que se refleja en la manera en la que trabajamos, colaboramos y nos apoyamos
-¿Qué aporta el liderazgo femenino en su empresa?
-Liderar es muy complicado. No se trata solo de motivar e inspirar, sino también de decir lo que no funciona, y eso no siempre es fácil. A veces hay que ser directa, señalar lo que no está bien, aunque eso pueda herir sensibilidades o desmotivar momentáneamente. Reconozco que soy una persona muy honesta, quizá incluso un poco dura en ocasiones, pero no porque falte sensibilidad, sino porque soy muy perfeccionista y creo que la mejora continua es clave para crecer.
Además, construir un equipo sólido es un proceso largo. No se trata solo de encontrar talento, sino de dar con personas que compartan la filosofía del estudio, que encajen con la forma en la que entendemos el diseño y el trabajo. Eso lleva años de aprendizaje, de prueba y error, hasta lograr un equipo cohesionado que funcione con la misma pasión y compromiso. Cuando por fin lo consigues, el esfuerzo merece la pena, porque el resultado se refleja en cada proyecto.
-Ante la actual coyuntura, ¿qué beneficios aporta la mirada femenina?
-La mirada femenina aporta sensibilidad y una visión global que permite entender no solo los resultados, sino también el impacto de cada decisión en las personas y el entorno. En un contexto tan cambiante como el actual, creo que es fundamental tener una perspectiva que conecte con lo humano, que valore tanto los pequeños detalles como el conjunto.
En el diseño de interiores, esto se traduce en crear espacios que no solo sean estéticamente bellos, sino también funcionales, acogedores y pensados para el bienestar de quienes los habitan.