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Solidaridad y profesionalismo: la respuesta de COGITI Valencia ante la dana

El Colegio proporcionó diversas ayudas tanto a los colegiados como a la sociedad en general y hoy en día se siguen ofreciendo

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En tiempos de adversidad, la solidaridad y el profesionalismo emergen con fuerza. Así ocurrió desde un primer momento, cuando el fango llenaba las calles de los municipios de l’Horta Sud y tanto COGITI Valencia como los miembros de su Junta de Gobierno no dudaron en actuar desde sus puestos de trabajo, ofreciendo ayuda crucial a los afectados por la dana. Algunos de sus miembros, con su experiencia en suministros eléctricos, agua y telefonía, trabajaron incansablemente para restaurar los servicios y garantizar el bienestar de la comunidad.

El Colegio proporcionó diversas ayudas tanto a los colegiados como a la sociedad en general y hoy en día se siguen ofreciendo. Desde el Área de Designaciones se organizó todo el trabajo de los peritos de parte, se realizaron evaluaciones gratuitas de edificaciones industriales y se respondieron cientos de consultas por email a través de expertos. Además, el Colegio también compartió de forma inmediata toda la información relevante sobre las ayudas administrativas publicadas por la Generalitat y a nivel estatal. Desde la entidad se ofrecieron las instalaciones que se pusieron a disposición de los afectados y varias empresas mostraron su solidaridad ofreciendo descuentos para los colegiados afectados. Todo esto se centralizó en una sección web ‘Especial DANA’. En ella también se gestionó a los colegiados que se ofrecían voluntarios todos los días para ofrecer sus servicios.

Uno de los colegiados que actuó desde el primer momento, fue Raúl Navarro, miembro de la Junta de Gobierno de COGITI Valencia y vicepresidente de Aselec, que relata: «Al día siguiente de la dana, ya había ingenieros trabajando en la zona cero y junto a la dirección de la asociación, coordiné desde mi casa a los grupos de voluntarios por WhatsApp y por teléfono. Más de 120 empresas trabajaron durante los primeros días en condiciones muy precarias, sin recursos y con el material justo. Algunos pasaban allí todo el día, sin límites».

Reconociendo la magnitud del problema y el trabajo por hacer, tanto COGITI Valencia como Aselec coordinaron a colegiados voluntarios para verificar y supervisar el trabajo realizado. A los voluntarios se les ofreció remunerar sus horas de trabajo, pero la mayoría declinó cobrar.

«Iberdrola actuó rápidamente, solucionando problemas hasta la puerta de las empresas, casas o locales comerciales, pero solo una empresa instaladora podía entrar y adecuar las instalaciones para restablecer la luz. Poco a poco, los grupos comenzaron a coordinarse entre ellos, avisándose por WhatsApp sobre las rutas transitables y solicitando ayuda en otras localidades. La verdad es que hicieron un trabajo magnífico y la solidaridad fue un común denominador. Lo más complicado fue la descoordinación y lo rudimentarios que fueron los primeros trabajos», relata Navarro. Su trabajo como coordinador y supervisor ha sido inmejorable.

También el interventor de COGITI Valencia, Andrés Felipe, tuvo un papel fundamental en la reconstrucción más temprana. Andrés trabaja en Telefónica y nos explica cómo, desde el primer momento en que la dana afectó a las infraestructuras de telecomunicaciones, Telefónica puso en marcha el protocolo de actuaciones para emergencias y movilizó todos sus recursos técnicos y humanos necesarios para restablecer las comunicaciones a la mayor brevedad posible. «Fue muy emotivo, ya que todo el equipo de RRHH trató de asegurar que todos los empleados que viven o trabajan en la zona afectada estuvieran a salvo», comenta.

En una semana, prácticamente el 100% del servicio se restableció y, en coordinación con las entidades públicas, se establecieron prioridades para atender centros de mayor importancia, como los hospitales. Andrés Felipe añade: «Además de ese trabajo fundamental de recuperar las infraestructuras de telecomunicaciones de la zona afectada, mi equipo contribuyó a diseñar y provisionar soluciones tecnológicas novedosas que ayudaran a restablecer la conectividad en modo contingencia, como conexiones vía satélite».

Andrés Felipe sigue involucrado en la labor humanitaria a través de los voluntarios de Fundación Telefónica, demostrando que la solidaridad y el profesionalismo no tienen límites.

También José Vicente Aragó tuvo un papel importante en la reconstrucción e intervención de su localidad, Aldaia. Él es miembro de Junta de Gobierno de COGITI Valencia, pero también Técnico Municipal del Ayuntamiento del municipio. Nos cuenta que «una vez comprobada la situación, resultó esencial coordinar al personal y los medios disponibles que teníamos en el propio Ayuntamiento, y elaborar un plan de actuación por prioridades».

Desde el primer momento, comenta, «nos dimos cuenta de que la necesidad era solicitar ayuda, tanto de personal como de medios materiales, debido a la complejidad de la situación y la falta de experiencia en eventos de esta magnitud. A pesar de todos los problemas que teníamos de telecomunicaciones, se contactó a amigos y conocidos para que gestionaran telefónicamente la búsqueda de recursos, ya que el equipo estaba ocupado en otras urgencias y entre ellos, estaba Tomás Játiva, el decano del colegio, quién se encargó de localizar y poner a disposición empresas con los recursos necesarios».

Recuerdo, dice Aragó, que «la primera intervención urgente en la que intervine fue acudir con la UME y los compañeros de la brigada del Ayuntamiento, a todos los rincones del municipio: a las montañas de coches apilados, los túneles y especialmente a los sótanos de garaje, para localizar supervivientes o víctimas. Fue muy duro».

Superada la primera fase, se realizaron reuniones de coordinación de emergencias con todos los servicios municipales. Se estableció un plan de actuación con fases para la eliminación de restos de la dana, ordenado por zonas del municipio, para facilitar el acceso a las áreas más estrechas y afectadas, especialmente el casco antiguo.

Con los medios y el apoyo de personal y voluntarios asegurados, surgió el gran reto de coordinar y gestionar la logística para ese volumen de personas. «Mientras se retiraban escombros y vehículos de la vía pública, se tuvo que organizar el suministro de alimentos, ropa, material de trabajo y alojamiento tanto para los voluntarios venidos de toda España como para las personas sin recursos propios», nos explica Aragó.

En la segunda fase, tanto a Aldaia como al resto de municipios afectados, empezó a llegar ayuda humanitaria desde diversos puntos del país. «Aunque bienvenida y agradecida, su gestión inicial nos supuso problemas debido a la falta de experiencia logística y a las dificultades de acceso dentro del municipio para grandes caravanas de furgonetas y camiones. Sin embargo, se logró la coordinación necesaria dentro de nuestras posibilidades».

Una vez organizado el municipio, llegaba el momento de evaluar los daños en infraestructuras y edificaciones públicas y privadas. José Vicente nos cuenta que «desde el consistorio se solicitaron presupuestos urgentes y actuaciones de emergencia a diferentes empresas para su reparación, dado que los servicios municipales seguían inmersos en tareas de limpieza. Además, se coordinó la ayuda enviada por las distintas administraciones, como la Generalitat y la Diputación, para apoyar tanto en los trabajos municipales como a los vecinos afectados».

Finalmente, con el municipio despejado y habilitado para la movilidad de los ciudadanos y los servicios esenciales, se entró en la fase de reconstrucción, trabajando para volver a la normalidad lo antes posible.

Raúl Navarro, Andrés Felipe y José Vicente Aragó fueron tres héroes en la sombra. Tres profesionales que desde sus puestos de trabajo organizaron y coordinaron a equipos para que la ayuda llegara a donde tenía que llegar. No son de los de “escoba en mano” pero su papel también fue fundamental para restablecer la normalidad que quedó sepultada el 29 de octubre por el barro.

«Juntos, superaremos esta adversidad», destacan desde COGITI Valencia.

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