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B. González
Xàtiva
Viernes, 24 de junio 2022, 12:01
Seis días ha estado en huelga de hambre Marcos Mariano. Este miércoles, el hostelero canario afincado en Xàtiva decidió abandonar la huelga de hambre iniciada por segunda vez como medida de presión para poder abrir la terraza del bar que regenta, tras la "insistencia de compañeros de la asociación de empresarios, vecinos y clientes", según explica.
Marcos explica que también recibió una llamada del Ayuntamiento indicándole que la documentación está en regla, pero que deberá esperar hasta obtener la licencia definitiva que le permita poner las mesas en la terraza. Insiste en que "toda la documentación estaba presentaba" y teme que todo lo que le está pasando sea por "un problema de que la oficina técnica esté politizada".
Asegura que "no se está rebajando a nadie y que ha sido la fuerza y el apoyo con el que he contado de mis compañeros y clientes" lo que le ha hecho desistir de su protesta que estaba dispuesto a llevar hasta el final.
A pesar de que la luz al final del túnel está más cerca, Marcos está estudiando la posibilidad de iniciar acciones legales contra el Ayuntamiento por daños y perjuicios, porque recuerda que el bar debería estar funcionando al cien por cien desde el mes de marzo, lo que supone pérdidas todos los días, después de la inversión realizada.
El hostelero ofrece un dato al respecto. «En los meses que tuve abierto, cualquier jueves la recaudación no ha bajado de los 6.000 euros, este jueves solo he hecho 84,63 euros», es por ello que ha lanzado un llamamiento a los vecinos de Xàtiva y comarca animándoles a pasar su establecimiento para ayudarle.
Cabe recordar que, en mayo el Ayuntamiento le otorgaba una licencia provisional tras la firma de una declaración responsable par que pudiera abrir el bar mientras adaptaba las instalaciones a las normativa vigente.
Él considera que realizó estas actuaciones que los técnicos municipales le solicitaban, pero decidió ponerse nuevamente en huelga porque, según aseguró, le solicitaban un estudio arqueológico.
Desde el Ayuntamiento, el alcalde, Roger Cerdà, aseguró que en ningún momento se le había obligado a cerrar el bar y que lo que se le pedía era la documentación que justificara las actuaciones realizadas.
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