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B. González
Otos/Bocairent
Martes, 12 de abril 2022, 13:35
En todos los municipios con más o menos tradición semanasantera, se celebra estos días actos religiosos recordando el momento de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo según la tradición católica. Pero esta celebración trasciende a los actos de penitencia y desfiles procesionales de hermandades y cofradías.
En torno a esta fiesta hay también muchas otras tradiciones culturales, antropológicas y gastronómicas. Algunas aún se mantienen, otras ya se han perdido y otras han logrado recuperarse. Es el caso de dos actos peculiares que se celebran en municipios de la comarca de la Vall d'Albaida, como 'La Salpassa' de Otos y 'Els Rastres' de Bocairent.
En Otos, 'La Salpassa', tras años sin celebrarse, fue recuperada en los años 80 del siglo pasado. Se trata de una tradición cuyo objetivo es bendecir y purificar las casas con agua bendita y sal. De hecho, el nombre del salpassa, según explica el cronista oficial de Otos, Daniel Alfonso, proviene del latín "salis sparsio", que significa esparcimiento de sal.
El ritual consiste en que el párroco, acompañado de una corte de monaguillos recorre las casas con el agua bendita y la sal. A cambio de la bendición, las familias donan huevos que luego servían para elaborar monas. Los escolares son los encargados de avisar de la llegada de la comitiva religiosa, golpeando con mazos las puertas de las casas.
Esa tradición tenía lugar el Miércoles Santo por la mañana. Tras su recuperación, se realizaron cambios. El primero, trasladar el acto al Martes Santo y cambiar el donativo de huevos por dinero en metálico. En un primer momento no se recuperó la participación de los niños. Fue a iniciativa de la asociación de madres y padres cuando a finales de los 90, volvió a incorporarse esta parte del ritual, pero también modificada. Ya no aporrean las puertas, sino que cada vecino dejaría delante de la puerta una caja o mobiliario viejo sobre el que podrían golpear.
También el ruido y los niños son protagonistas en la tradición de 'Els Rastres' de Bocairent, pero el sentido es distinto porque simboliza la alegría por la Resurrección de Cristo. Se celebra el Sábado Santo, tras la Vigilia Pascual de la parroquia.
Según explica la cronista oficial del municipio, Mª Josefa Sempere, los rastres se preparaban con utensilios viejos como cazuelas o sartenes. Ahora se suelen realizar con botes. "Durante semanas, los niños y niñas de Bocairent recogen y almacenan latas y botes metálicos de conserva, de aceite de coches, todo lo que pueda servir para agujerear y ensartar con un cordel, intentando que tengan una longitud considerable. El cordel se ataba en perpendicular a un palo, para poder arrastrarlo entre dos, dado el peso que pueden alcanzar", explica.
Lo curioso de esta tradición es el 'pique' entre pandillas de amigos para ver quien consigue hacer el rastre más largo. Antes de que finalice la Vigilia Pascual, estas pandillas se van apostando en los alrededores de la Iglesia y cuando las campanas anuncian Gloria, empiezan su recorrido, aunque lo habitual es esperar a que los feligreses salgan del templo, para contar con un nutrido grupo de espectadores.
En ese momento inician una carrera que se prolonga por la barrera, el ravalet y la plaza. Rodean las dos fuentes que hay en el recorrido y se produce encontronazos entre más de un rastre durante las carreras.
"Esta antigua tradición que perdurado durante generaciones , a pesar de su arraigo, los últimos años había perdido fuerza. El confinamiento la ha hecho resurgir, ya que se invitó a los vecinos a que construyeran los rastres en sus casas y los hicieran sonar sacándolos a los balcones la 'Nit de Glòria'", apunta la cronista de Bocairent.
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